Para la mayoría de la gente, la pobreza es un estado extremo de carencia de recursos materiales, sin embargo, este concepto no se queda ahí, también es referida a carencias en todas las esferas de la vida, y especialmente en la esfera espiritual.
Hay citas famosas sobre la pobreza, muchas citas sobre Jesús hacen referencia a la trascendencia de ese estado de sufrimiento en un mundo superior, mundo del cual provenía, y aunque la interpretación que nos ha llegado de su discurso, resalta una inexplicable valoración de la pobreza, yo insisto en que el discurso de Jesús era críptico, por lo cual creo que apenas estamos al tanto de su significado.
Me cuesta creer, -bueno, no lo creo-, que Jesús valorara la pobreza, creo que no valoraba ni la pobreza ni la riqueza, él valoraba la cosmovisión holística, y como este mundo estaba tan apegado a lo material, transmitió la importancia de la trascendencia espiritual; esto se observa cuando dijo: "Buscad las cosas de Dios, y todo lo demás vendrá por añadidura".
El asunto está en saber qué son las cosas de Dios; yo creo que las cosas de Dios no es la contemplación y el abandono de la vida material, las cosas de Dios están en el amor por la naturaleza, cultivarla y sacar los frutos y luego dejarla descanzar, si se corta un árbol sembrar dos, cuidar el agua, respetar a los demás, trabajar, ser honesto, responsable, abandonar la idolatría y vincularse con su energía creadora; estas son realmente pautas de prosperidad, pero la gente entendió que las cosas de Dios era crear religiones y separar a los demás, armar "guerras santas", ¡guerras santas! ¡no hay mayor contradicción!
Por ello pienso que la pobreza es y ha sido una patología social de la experiencia humana, un desajuste, una carencia de visión espiritual, y no es un camino de salvación en sí mismo. Sustento esta afirmación, en el hecho de que los extremos son perversos, porque son visiones puntuales, con gríngolas. La pobreza sería entonces la expresión evidente de no buscar las cosas de Dios.
En el lenguaje coloquial, la palabra pobre se usa con diversas atribuciones, "pobre diablo", expresión despectiva que alude a una persona que no vale nada; "pobrecita", alguien que sufre; "pobre gente", personas afectadas por un embate inesperado, "gente pobre", que no tienen dinero; "un pobre discurso", exposición vacía, sin esencia.
Aunque su mayor representación es la carencia de dinero, porque es donde es más evidente, la pobreza existe de muchas maneras: en falta de conocimientos, en falta de sentimientos, en falta de bondad, mezquindad, falta de ética, y hasta terquedad, por falta de visión amplia, de apertura a nuevas ideas, falta de criterio, torpeza, brutalidad, falta de inteligencia, falta de calidad, de creatividad, y mucho más.
Sobre este tema el antropólogo Oscar Lewis hizo grandes aportes, al estudiarla como fenómeno social en algunas familias mexicanas, y llegó a la conclusión de que la pobreza generaba un tipo de cultura, una manera de proceder y valorar la vida.
La pobreza incluye unas categorías aún más extremas: la miseria y el marasmo, que son estados casi irreversibles de carencia y desgaste.
Es curioso que la pobreza no signifique una limitante para el desarrollo, en todas las personas; hay muchos ejemplos de personas exitosas que proceden de ámbitos de pobreza y personas que se pierden en un constante desatino, aún cuando posean recursos suficientes para resolver. Se puede hablar entonces, de pobreza interna, o de carencia de motivaciones, personas que aunque sanas, carecen de discernimiento para tomar buenas decisiones y emprender acciones.
Desde su creación, las organizaciones mundiales han fomentado Acuerdos Internacionales, para que las naciones emprendan acciones favorables a poblaciones en estado de pobreza, sin embargo, no es suficiente; el problema es complejo, porque el esfuerzo debe hacerse doble, satisfacer las necesidades crónicas y promover un proceso de autodesarrollo, lo cual requiere de esas poblaciones, capacidades no potenciales, sino reales.
Casi siempre los proyectos de las naciones se quedan en la primera fase, pareciera que es difícil enseñar a pescar, es más fácil dar un pescado, repartir comida, con lo cual no disminuye la pobreza sino el hambre, y en forma momentánea, porque mañana habrá hambre de nuevo.
Esta manera de afrontar el problema, crea otras consecuencias: la mendicidad, el paternalismo, el apaciguamiento, el letargo, el sometimiento, el acomodamiento, el facilismo, el apego, la idolatría, el aniquilamiento moral, porque quien recibe sin dar nada a cambio, está condenado a ser un parásito, nivel evolutivo que se supone hemos superado los seres humanos. Jesús nunca les dijo a los pobres: esperen las limosnas de los ricos, ríndales pleitesía.
Lo peor de la pobreza es el sentimiento de pobrecito, de incapaz, de víctima, en la cual se anida la sensación de que los demás son los culpables de su situación, esto se viene a convertir en la verdadera pobreza, la pobreza del alma, el aniquilamiento de Ser.
Hoy, lo que se llama crisis financiera mundial, -la cual dejó de ser crisis hace tiempo, porque una crisis es un fenómeno momentáneo, agudo-, es la consecuencia de haber "forzado la barra", más sencillamente, "la avaricia rompió el saco", y está produciendo una secuela de escasez de oportunidades y de empleos en los países industrializados, los cuales se están conviertiendo ante nuestros ojos en escenarios muy problemáticos.
Esto nos conduce a una reflexión, los excesos generan caos, una sociedad equilibrada, sana, -que aún no ha existido al menos en nuestra Era-, debe estar sustentada en mecanismos colectivos e individuales para desarrollar la convivencia sobre formas económicas, psicológicas, espirituales y sociales, que sean ecológicas, éticas y humanistas, en las cuales todos trabajen, donde la esencia de la vida tenga un significado trascendental, donde todos se responsabilicen por sí mismos y por su entorno.
Una sociedad sana posee un formato de oportunidades para la educación, la familia, el desarrollo personal, la creatividad y el amor. Es una visión ideal del mundo, que desde siempre ha estado en gestación, y sólo nacerá cuando le sea propicio.
Las luchas reivindicativas, ideológicas y hasta la liberación femenina, han sido fenómenos sociales que se han fraguado con el propósito de superar carencias, pobrezas sentidas, superar injusticias, y han dado sus frutos; sin embargo, frutos que parecen haber traspasado los límites, y seguimos teniendo problemas. Creo que la verdadera pobreza está en el alma.
En algún momento la humanidad encontrará la clave de la armonía humana, y no me cabe duda de que será cuando incorporemos en la cotidianidad, la dimensión espiritual, pero no como religión sino como identificación trascendental, no como diferencia, sino como parecido, no como lucha sino como unión, es un camino que ya se está visualizando...¡Gracias a Dios!
Para deleite visual, les presento esta hermosa flor, es un lirio que se conoce como flor de liz, y ha sido profusamente usada en el mundo como ícono en escudos, banderas, emblemas, coronas, mantos sagrados. No tengo certeza de dónde es originaria, pero leí que se da en México y Guatemala. Es una coquetería de flor, parecen los labios de Marilyn.
Su representación gráfica:
Muy bueno el desarrollo de este ensayo, bien estructurado y sustentado. Creo que San Pablo, a punta de cartas, desbancó a San Pedro y creó una Iglesia(congrega)más que una religión, porque, para mí, no toda religión o culto aglutina o congrega.
ResponderEliminarDespués de leerte y leer a Carmen Moncuort, investigué en este link:
http://es.wikipedia.org/wiki/Flor_de_lis
Un abrazo,
Marilena
Te comenté que no conozco mucho a San Pablo, sólo que se convirtió por una visión que tuvo, o audición: "Pablo por qué me persigues", creí que se había sumado a la iglesia católica.
ResponderEliminarExcelente el tema!!! Y la flor de liz espectacular!!!
ResponderEliminarGracias, esa flor es un símbolo muy bello
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