lunes, 1 de marzo de 2010

LA PRINCESA SABINA ALEJANDRA

El pasado sábado, la familia y amigos entusiastas nos reunimos y celebramos ¡como Dios manda!, los 15 años de mi sobrina Sabina Alejandra, y a petición de los involucrados, le llevé unas palabras que les transcribo a continuación:
" Había una vez una princesita muy hermosa, era la menor de una familia que vivía en una comarca de un lejano país.

Tenía un hermano que era mayor que ella, era la nieta más pequeña de mamá Silvia, mi madre, y la menor también de una camada de primas muy hermosas también. Era la consentida de la casa y de una gran familia llena de primos, tíos y abuelas, que en una algarabía de música, chistes, abrazos y mucho cariño, fue entendiendo que la vida puede ser un lugar maravilloso.

Su nombre era Sabina Alejandra, sus padres, no contentos con escoger un nombre tan bonito como Sabina, que alude a las bellas mujeres del país de Los Sabinos, precursores de la fundación de Roma, le dieron como segundo nombre, Alejandra, que significa, mujer que protege al hombre.

Con estas dos cualidades se hizo al mundo. Tenía una piel tersa y blanca como la espuma, con unos ojitos chinitos que había esculpido por obra y gracia de su tía Ligia, y de su tío Pedro.

Era una niña primorosa, agraciada y dulce, y una cosa sorprendente,  tal vez por el sortilegio de una hada madrina caprichosa, con cada travesura que hacía se le hacía una pequita en la cara, a principio no se le notaba mucho, pero con el correr de los años Sabina Alejandra  adquirió una tez bañada de luceritos como si un día le hubiese caído  una lluvia de estrellas al mirar la noche.

Sabina Alejandra era una niña muy observadora, un día estábamos en Turiamo, cuando tenía 5 años, y sentadas en la arena disfrutando de la hora más bella del día, la tardecita, con ese sol tibiesito en el horizonte, que se puede ver directo sin que nos hiera los ojos.

Era un momento solemne, sentí que me observaba y me preguntó: 

S: tía, ¿dónde está tu esposo?
Tía: de viaje, pero nosotros estamos separados
S: pero tía, tu te puedes volver a casar
Tía: bueno, pero ¿con quién?
S: bueno, con uno lindito como mi papá
Tía: pero ¿dónde lo encuentro?
S: por ahí, por la farmacia...
S: eso sí tía, no te vayas a enamorar de uno casado, porque eso es un gran problema
Tía: pero ¿y si me enamoro de uno casado?, en el corazón no manda nadie, ¿qué hago?
Entonces ella miró para todos lados, y se me acercó al oído  y me dijo muy bajito
S: esperas a que se muera la esposa

Sabina también fue bendecida por su aplicación y buen comportamiento, le gustaba la gimnasia, y a los 5 años se destacó ganando 5 medallas de oro por su excelente desempeño.
A los 11 años se incorporó a la Banda del Colegio, tocando los platillos, luego pasó al cuerpo de baile siendo segunda comandante de la Compañía y actualmente forma parte del grupo de batuteras siendo primer brigadier y segunda comandante de la Compañía.

Sabina Alejandra siempre ha tenido muy buen gusto para vestir, cosa que aprendió de su glamorosa madre y su elegante padre, y desde pequeñita me hacía disfrutar mucho cuando íbamos de compras. 

Ah, pero eso sí, siempre está dispuesta a soltar una lágrima cuando de alegría se trata, eso lo heredó de su familia paterna la cual no escatima para celebrar todo con un río salado brotando por los ojos.

Sabina se fue espigando, creció y creció y al llegar a sus 15 años, todos y cada uno de quienes la amaban, le organizaron una fiesta tan linda, tan linda, ¡a la cual estamos invitados! ¡vamos a viajar a esa comarca para disfrutar de esa celebración!
¡BIENVENIDOS A LA FIESTA DE LA PRINCESA SABINA ALEJANDRA!