sábado, 17 de diciembre de 2011

LA MONOGAMIA ES ANTINATURAL



En 1970, cuando comencé a trabajar, en su totalidad mis compañeros de trabajo eran varones; ingenieros de varias ramas, biólogos, economistas, geógrafos, y en general gerentes del agro. Estudiábamos los procesos de La Reforma Agraria, y había un espíritu profesional muy elevado en esos tiempos, el trabajo era un placer, se realizaba con amor y mucho empeño por su calidad. La verdad fue que aprendí lo que es sentirse satisfecho al final de la tarde y a la entrega de los informes finales.

La conversación con mis compañeros de trabajo versaba sobre infinidad de temas, desde los más divertidos, que nos relajaban de la tensión laboral, hasta los temas esotéricos, nada frecuentes en esos tiempos; fue cuando conocí a Lobsang Rampa, El Kybalión, y un sin número de teorías como la reencarnación, el karma, la meditación y otras ideas que me atraían poderosamente.

En pleno momento de despertar femenino, cuando la mujer se reconocía como entidad autónoma, eran muchos los debates sobre las relaciones de pareja, la religión, la existencia, la política. 

Un día uno de mis colegas, como llaman los españoles a sus compinches, dijo que la monogamia era antinatural, que al menos el varón era polígamo por naturaleza. Eso me dejó pensando, mi amigo me llevaba un poco más de una decena de años, estaba divorciado y casado de nuevo, y con hijos adolescentes. Todo surgió por un libro que alcanzó grandes ventas, titulado: "El varón domado".

Hoy, tenemos el tema de nuevo, pero en la voz de mujeres, que están siguiendo las huellas que los hombres han dejado. Tenemos una marca masculina en nuestro quehacer y hay una diversidad de consecuencias, las expresiones más elevadas, o al menos, la que más aprecio, es el planteamiento que invita a la mujer a reencontrarse con su feminidad que ha tenido que ocultar, para desempeñar tareas fuera del hogar, a fin de generar un efecto sobre el destino humano, que al parecer contendrá un fuerte contenido femenino.

Esta tendencia ha promovido un sin número de manifestaciones espirituales en torno a la Madre Tierra, la danza y los cantos que conectan colectivamente con la fuerza del cosmos, que incluye a la fuerza masculina, a fin de alcanzar un equilibrio entre ambas energías.

Sin embargo, hay otras versiones, muy pragmáticas, que reclaman justicia, la mujer aún en un empuje reivindicativo, en lucha frontal contra el varón, a quien ve como enemigo. De allí ha podido surgir el incremento del lesbianismo que observamos en los últimos tiempos, ante lo cual la psicóloga Sharon G. Mijares, ya nombrada en otro post, explicó como: "la búsqueda de la feminidad afuera". Esta explicación le dio sentido a mi inquietud, en relación a la homosexualidad en general, concebirla como una búsqueda de la esencia femenina o masculina que la persona hace en el afuera, en lugar de buscarla dentro y ejercerla, es la mejor explicación que he podido encontrar. Algo de esta idea tenía yo, cuando me explicaba la natural homosexualidad de griegos y romanos, la cual percibo como resultado del casi absoluto desprecio del varón por la mujer. Si no ves a las personas del sexo opuesto como entidades pares, si no como seres inferiores, no tienes otra alternativa que relacionarte con personas de tu mismo sexo, a quien sí reverencias. 

Entre los argumentos de las reivindicaciones femeninas de la tendencia citada, están los supuestos derechos de ejercer la infidelidad y una serie de prácticas sexuales, que fueron o son aún, del dominio de los hombres. Esta tendencia es a todas luces un camino equivocado, porque si no les dio resultado a los hombres, porque los hizo infelices, no hay razón para creer que será un medio para que la mujer alcance algo siquiera, especialmente por la constitución particular de lo femenino.

Otra sonada razón que asume esta infeliz tendencia, es que la monogamia es antinatural, lo cual supone que lo natural es inequívocamente bueno. Argumentar esto es realmente un desconocimiento de los procesos biológicos y socio-antropológicos; los seres humanos hacemos cultura, somos seres filosóficos en esencia, poseemos la capacidad de reflexionar sobre lo bueno y lo malo, lo cual supone una consciente elección en consecuencia. Esto no invalida lo natural, somos seres biológicos y culturales, seguimos los instintos y los regulamos al establecer un orden. Ej: El matrimonio es un acuerdo social para que el hombre proteja a la madre que procrea sus hijos, hay un fenómeno natural canalizado por un fenómeno social, el ritual y el significado de la unión de la pareja. 

Otros argumentos se basan en la observación no científica del comportamiento de los animales, y aunque tampoco tengo evidencias experimentales, no puedo aceptar que los humanos se instalen sin mayor investigación, en argumentos de otras especies para excusar sus comportamientos.

Al parecer si nos dejamos llevar a rienda suelta por lo natural tendremos un caos total, ya lo hemos visto, ha conducido a muchas enfermedades sociales. La naturaleza es una pulsión que debemos atender, pero no convertirnos en sus esclavos. Tal vez el fin de la existencia sea saber alcanzar un equilibrio entre esa fuerza de la naturaleza y la capacidad humana para darle un sentido justo, humano y trascendental a la vida.

La naturaleza como casi todo, nos provee expresiones hermosas y sencillas, como el aroma y belleza de las flores, pero también nos atrapa en la cadena alimenticia, por demás antiestética, en los fenómenos telúricos, en los procesos de deterioro físico y mortal que las hormonas hacen a las mascotas hembras... La naturaleza es dueña y señora de procesos que el hombre con su cultura ha podido armonizar, creando mecanismos para acoplarla a las visiones humanizadas de la convivencia.

La monogamia es una creación cultural, una manera de ordenar las relaciones entre los sexos, que es, además, conveniente para los hijos, por la responsabilidad paterna que implica. Nada tiene de argumento decir que la monogamia es antinatural, porque que no sea natural no lo hace malo per se, al contrario, es muy bueno, porque si no fuese por estos acuerdos "artificiales", no podría construirse un mínimo de orden familiar. El asunto es que, a quien le resulte asfixiante, es porque necesita aún más darle orden a sus impulsos naturales.    

Por esto llego a la conclusión de que tanto en lo natural como en lo cultural existen pro y contra, es una cuestión de tener sabiduría para saber escoger de ambos espacios los procesos que nos den mejor calidad de vida. Una vida signada por lo natural puede ser un infierno y signada sólo por lo cultural también.

A propósito de esta reflexión, y porque la vida es un misterio de dolor y alegrías, quiero citarles a Oscar Jahn, en un poema que no le falta absolutamente nada: 

EL DOLIENTE
“Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida
El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado
Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?
Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.”