Estuve viendo por
enésima vez la película LA SÉPTIMA PROFESÍA, en la cual destaca Demi Moore,
como la portadora de la última señal que conduciría al tan famoso fin del
mundo; esta señal consiste en que nacería un niño sin alma, debido que el GUF,
es decir, El salón de las almas, ya no tendría ni un alma para encarnar, y que
consecuencia de ello, los gorriones dejarían de cantar, puesto que estos
pájaros trinaban alegres cuando detectaban la llegada del alma que correspondía
habitar el cuerpo de cada bebe. Debo referir que esta historia forma parte de
la mitología cabalista, y se encuentra registrada en el libro sagrado El Zohar.
No es la primera vez
que contacto con este tema, incluso desde niña oía con mucha frecuencia la
expresión: desalmado, para designar a quienes eran malhechores de naturaleza
perversa, y la verdad es que deseaba nunca encontrarme con uno, especialmente
porque mi padre en su afán de prevenirnos contra esos delincuentes, nos contaba
historias y hasta anécdotas que referían la presencia de entidades diabólicas
en concurridos eventos, especialmente en fiestas donde el encanto y el halo de
misterio del personaje, daba noticia a los entendidos, de su malsana intención.
Era tal el proceso
imaginativo que aquellas historias me producían, que veía la exagerada belleza
masculina como señal de alerta, y cuando vi por primera vez a Alain Delon, casi
quedé petrificada, la verdad es que nunca había visto un hombre tan
perfectamente esculturado como Delon, aunque en la pantalla grande habían
personajes bastante atractivos, pero Delon se pasó. Por fortuna, Delon no está en esta lista de pérfidos.
La historia grande y la
pequeña siempre han dado noticia de la seducción non sancta, y en los anales de casos criminales, se aprecia que el
magnetismo de estos personajes ha causado muchas víctimas, bien sea por el
erotismo que manipulan o por la capacidad de convencimiento que poseen.
El mal anidado en
estos personajes extremos, habla de una carencia absoluta de emociones,
incapacidad de sentir empatía, aunque la simulen, lo cual los hace aún más
peligrosos, verdaderos actores, dueños de la situación y de los demás, la
ciencia los define como psicópatas. No podía más que creer que éstas eran
personas desalmadas.
Llama la atención que
en los actuales momentos se nos habla del
corazón como el centro de los afectos, amén del proceso corporal que
ello implique, ahora nos dicen que no estaban equivocados los poetas al referir
una tristeza amorosa como un rompimiento del corazón.
Pero, este
delincuente, -aunque puede serlo también-, no es el desalmado que encontré en un
artículo de Bernhard Guenther, referido por David Topi, titulado “Portales
orgánicos-los seres humanos sin alma”.
Aunque no es la
primera vez que leo sobre este asunto, -hay varias versiones que hablan sobre
la existencia de sociedades intra y extra terrenas, catalogadas como seres que
pueden aparentar o asumir cambios corporales hasta simular el físico y el
comportamiento de un ser humano, cuya verdadera condición es que no poseen alma-,
este artículo me ofreció otra perspectiva a la cual también he tenido acceso,
en otras las lecturas que por tanta curiosidad he tenido en mis manos.
A mediados del 2012,
tuve la oportunidad de ver un video donde entrevistaban a Guillermo Ferrara,
autor del libro: “El secreto de Adán”, en el cual expone de una manera
novelada, que parte de la humanidad procede de un linaje particular, encendido
en la creación de un nuevo ser que portaba una clave, el ADN, con el cual podía
elevarse espiritualmente a través de la experiencia de vida, y hoy, a través de
la conexión con sus recuerdos remotos; que de lo que se trataba el solsticio de
invierno el 21 de diciembre del 2012, era de un salto apoyado en ese ADN. Al
final de cuentas el mito de Adán y Eva, no era más que la referencia a la
implantación de ADN en la tierra, con lo cual adquirieron la conexión con el
Creador.
Bernhard Guenther explica
que hoy tenemos una proporción de casi la mitad de la población de la tierra
que pertenece a una raza sin alma, que son apenas como envases de cartón vacíos, que conviven
en forma natural con la otra mitad, que tiene cuerpo y alma, como lo hemos
aprendido desde la infancia en los colegios de enseñanza religiosa.
Ambas razas, no se
diferencian por las características físicas y el color de la piel, ni por
cultura, tampoco por región donde se encuentran, ni por nivel de inteligencia
ni comportamiento; externamente son absolutamente iguales y asumen toda la
diversidad humana que podemos observar en todos los continentes del mundo, pero
diferentes porque una de ellas, que llama PORTALES ORGÁNICOS, no poseen alma.
De tal manera, que …”existen dos razas diferentes que evolucionan en el planeta, y que a
pesar de ser físicamente idénticas, son completamente distintas desde el punto
de vista del alma. Una
tenía el potencial de albergar y desarrollar una encarnación mientras que la
otra eran puros
cilindros vacíos destinados a esperar a próximos ciclos
evolutivos para su avance.
La raza con alma, o raza adámica es la que sufrió la “caída”,
es decir, la ruptura de la conexión original con los centros universales de
conciencia, el Yo Superior, el “cosmos”, dejando a la raza adámica en el mismo “estado”
que la raza pre-adámica, (sin alma) básicamente convirtiéndonos a todos en “portales
orgánicos” a menos que uno trabajara para el desarrollo de su alma.”
Esto quiere decir que
ante una raza precaria, lenta en su evolución, se incorporó una raza nueva, la
adámica, que salió de inmediato a convivir con la anterior, con el fin de usar su potencial espiritual y avanzar, -obviamente- más aceleradamente que
la pre-adámica.
Otra fuente consultada
por Topi, fue un ensayo titulado: PORTALES ORGÁNICOS - LA OTRA RAZA”, o, “EL
EXPERIMENTO CASIOPEA", del cual se obtuvo hallazgos interesantes al constatar
que existe una amplia gama de psicópatas, que logran con mucho éxito no ser
detectados, y operan libre e invisiblemente en la sociedad. Son personajes con
una fachada convincente de cordura, capaces de mimetizar la personalidad humana
perfectamente, y que tras estudios psiquiátricos no es posible detectar
el caos que se encuentra por ejemplo, en enfermos paranoico-esquizoides.
Sin embargo, si se es
buen observador, hay algunas señales que pueden indicarnos que se está ante un Portal
orgánico, porque se siente en ellos, “que algo no anda bien”, aunque se
desenvuelvan en todas las actividades humanas.
Transcribo:
“Y
es que la mayoría de personas “sin alma” no tienen ninguna inclinación a
saltarse leyes, sino más bien a seguir las normas sociales en términos de
carrera, sexo, matrimonio, fama o cualquiera de los ideales que se promocionan
en nuestra sociedad desde una temprana edad. Su consecución de estos objetivos
es la culminación de su búsqueda de la felicidad, a pesar de que sea evidente
en nuestro mundo hoy en día que la verdadera felicidad permanece tan elusiva
como siempre, al menos para aquellos, como estos portales orgánicos, que
siempre siguen la máxima de “tiene que haber algo más”.
Lo que más nos puede chocar y romper esquemas es la
hipótesis de que pueden existir billones de estos portales orgánicos,
que pueden haber sido usados para magnificar y potenciar este tipo de objetivos,
imponerlos sobre el resto de seres del planeta como vectores dirigidos para
generar todo tipo de “ideales” que nos mantienen siempre a la caza de “tener más”.
Y
no es que estemos hablando de que existe algún tipo de malicia por parte de
estos portales orgánicos, más bien, lo que parece, es que simplemente están
actuando según su naturaleza, que simplemente es la manifestación de un cuerpo,
un robot biológico”.
Lo que más nos pone la piel de
gallina es la posibilidad de que en este planeta, existan casi 3 billones de
personas que no son otra cosa que portales orgánicos, es decir, que
prácticamente la mitad de la población, son efectivamente, personas sin alma.”
La preocupación es entonces, que estos seres, que existen como
cualquier otro, pueden estar encausando la conciencia colectiva, modificando el
sentido que tiene la vida, atropellando el camino espiritual, entorpeciendo la
dinámica de la evolución; otros dirían que son precisamente los acicates para
la evolución.
Aunque pudiera no apreciarse tan catastrófico, no cabe duda de
que si esta proporción poblacional está ocurriendo en el planeta, tenemos en la
mano la posible explicación de muchos de los problemas que han convertido este
planeta en un lugar difícil de habitar, ya que una intervención tan masificada de
seres humanos sin un sentido espiritual de la existencia, no es cualquier cosa.
El alma es la conexión con Dios, es el soplo de vida que aspiró
Adán en su surgimiento, por lo tanto, un ser sin alma es un ser sin el más
mínimo interés en los aspectos espirituales, porque no proviene de allí, y al
morir no reencarnarán, porque al perder el cuerpo lo pierden todo, desaparecen.
Sin embargo, forman parte de un gran conglomerado que influye, determina y
dirige los destinos del mundo, o al menos de las vivencias de aquí y ahora.
¿En qué términos se puede entender esta diferencia de razas?,
básicamente, en que los seres sin alma apenas tienen la conexión de los tres
chakras base, con los cuales funcionan en la vida material, la falta de los
restantes chakras les impide sentir lo que percibe y profundiza un ser adámico.
Tal vez entre los seres adámicos existan también personas con
bajos niveles de sensibilidad, debido a mutilaciones emocionales en la primera
infancia, pero he conocido personas que parecen panelas de hielo, que no se
conmueven ante nada ni nadie en sus metas materialistas, los llamo corazón de
piedra, pero ahora me lo explico, carecen de los chakras superiores, en
especial expresan el fallo del chakra cardíaco, conector entre los tres chakras
inferiores y los tres chakras superiores.
Ante esta visión de una humanidad dividida, es inútil pensar en
una unidad espiritual; las expectativas presentes de un salto cuántico hacia la
luz y la elevación de conciencia, no puede ser experimentada por todos en el mismo
momento; intuyo que han habido muchos momentos de ascensos colectivos, pero
visto está que no fueron totales, porque se trata de procesos determinados por
la maduración de las almas.
El debate que plantea el camino hacia la ascensión, matizada por
las enseñanzas de la sabiduría ancestral, los aún maestros espirituales de
oriente, y las máximas esotéricas que devienen de muchas orientaciones
metafísicas, nos convencieron de que el mal es sólo la ignorancia de quien la
lleva a cabo, y que la comprensión, la compasión y el amor son las claves para
que todos nos encaminemos por el mismo sendero, pero ante estos planteamientos,
es lógico pensar que las personas sin alma, en caso de que su destino también
sea la espiritualidad, -la cual tendrían que adquirir en algún momento-,
tendrán que transitar aún por largos y duros períodos de vivencia mundana. A
propósito, Guenther nos dice:
Una de las ideas espiritualmente más expandidas que corren por el mundo
estos días es la que dice que “todos somos uno”, y que, simplemente
reconociendo esto, deberíamos unir el mundo bajo un manto de paz y armonía.
Todo lo que los lideres mundiales necesitan es reconocer lo mismo, de ahí que tanta
gente no pare de enviar “amor y luz” a nuestros dirigentes y lideres, para que
también ellos vean y reconozcan esta “verdad”, ya que están tan equivocados y
perdidos, que solo necesitan amor y compasión, etc.… Bien, si, todos somos
UNO desde una perspectiva MAYOR. De hecho, es bastante obvio que todos
SOMOS UNO. El diablo, como siempre, está en los detalles. Laura Knight-Jadczyk,
en su libro, “La Historia Secreta del Mundo”, nos da una buena visión de la
concepción errónea de estas “perspectivas”.
Muchos gurús y maestros de nuestros tiempos modernos, nos dicen que,
puesto que solo existe un SER Supremo, que permea todas las cosas, todo lo que
debemos hacer es ver todo como “luz”, y que por si solo, transmutaremos la
oscuridad, y crearemos nuestra propia realidad de “luz”.
Esta afirmación ignora el hecho de que la frase “Todo es UNO” describe
una realidad que existe en un nivel de realidad mucho más alto que el nuestro,
en el cual nos manifestamos. La persona que asume que puede convertirse en algo
parecido a “Dios” en este nivel solo con pensarlo o desearlo, ignora el hecho
de que el Ser y el no-Ser (polaridades evolutivas, positivo y negativo,
Servicio a Otros y Servicio a uno mismo) provienen directamente desde la
Fuente, en un nivel de existencia que está claramente muy por encima del
nuestro. El mal es REAL, en su propio nivel de existencia, y la tarea de la
humanidad es navegar este laberinto cósmico sin ser atrapado por ese “mal”.
Aquí se encuentra la raíz del Libre Albedrio.
La humanidad se enfrenta a una decisión tan embarazosa como REAL, está
forzada a escoger – usando su conocimiento para ello- entre el camino que lleva
al “Ser” (polaridad evolutiva positiva, Servicio a Otros), y el camino que
lleva al “no-Ser”.
Al ser humano se le requiere que discierna entre el “bien” y el “mal” en
cada nivel de existencia de esta realidad. Porque, de hecho, hay que entender
que Dios es conciencia y que Dios es materia. Que Dios es bueno y que Dios es
malo. La Creación asume todas las propiedades posibles, representados
esotéricamente en “todos los nombres de Dios”. El Cosmos está lleno de Vida y
Muerte, de Perdón y de Venganza, de Orientación y de Decepción. Intentar asumir
el punto de vista de “la Fuente” y mezclar todo en este nivel en el que
estamos, nos hace simplemente quedarnos en este nivel atascados. La humanidad
debe separar su propio punto de vista del punto de vista de “Dios” y aceptar el
hecho de que toda la Creación incluye todas las facetas, caracteres y
posibilidades.
Si,
todos somos uno, pero todos no somos iguales en esta experiencia en esta
tercera densidad, en este planeta. Si, seguro, Gandhi y Hitler son también
“uno”, pero uno de ellos no parece tener ningún tipo de conciencia. La
mayor ilusión y proyección que la mayoría de la gente tiene es la presunción de
que la gente en posiciones de poder piensa y sienten tal y como lo hacemos
nosotros, que viven completamente errados en su comportamiento y que todo
lo que necesitan, o al menos principalmente, es amor en sus vidas.
Pero, ¿y si existiera un tipo de ser humano que no tuviera conexión con
los centros universales de conciencia, de amor, desde el mismo momento de su
nacimiento? (que no son encarnaciones de ningún Yo Superior, o entidad
consciente). Personas que no están
ni siquiera genéticamente habilitadas para percibir estas emociones, pero
capaces de emularlas, lo suficientemente bien para distraernos, de forma que
pueden usar nuestra energía para nutrirse y desviarnos así de nuestro camino
evolutivo. Personas que te dirán exactamente lo que quieres oír, parecerán
gente compasiva, empática y que nos entienden, sin llegar a tener ni la menor
idea de lo que estos sentimientos significan ni haber sentido jamás uno solo de
ellos.
¿Y si este tipo de ser humano fuera prácticamente la mitad de la población
mundial? Podría ser un familiar, un
colega en el trabajo, un vecino, tu jefe o incluso un amigo cercano, tu amante,
tu esposo, tu mujer. La verdad es que no es una idea agradable, y
ciertamente un buen guantazo a este paradigma “nueva era” de que “todos somos
uno”, y de que la humanidad se esta “despertando” e iluminando simplemente
enfocándose en el amor, la luz, y el pensamiento positivo hacia los demás.
Visto este
planteamiento, la idea de que todos somos iguales parece no tener el sentido
liso y llano que le hemos atribuido, tal vez para evitar sentirnos culpables de
creernos superiores o discriminadores, o porque suena muy espiritual estar en
el lado amoroso o vanguardista de la humanidad; de allí parten también muchas
posturas abiertas sobre temas de actualidad, como la identidad y libertades
sexuales, modelos de relaciones de pareja, básicamente temas que han cargado
por milenios, fuertes represiones desde la religión.
Esta nueva ideología, casi
eufórica, porque se asume como verdaderos movimientos reivindicativos, con
pancartas y demás instrumentos sonoros, me han causado cierto recelo, mucha duda,
ante lo cual prefiero no plegarme, hasta no tener certeza de la verdad que
parecen ocultar, y que de buena fe la gente apoya, con la venia de la ciencia, casi incondicionalmente.
La historia nos refiere
las luchas de la humanidad, que hemos definido como luchas justas, sin embargo,
en épocas de paz los problemas continúan, a través de verdaderos carnavales mediáticos,
fomentadores de comportamientos supuestamente sustentados en la libertad, en la
autonomía, en el amor por los pueblos, cuando realmente son otra manera de
subyugar a los colectivos. Los modelos de vida modernos, la moda, los
apasionamientos sectarios, y los discursos políticos totalitarios están
repletos de ejemplos.
No cabe duda que carecemos
de información cierta y comprobada, para discriminar entre el bien y el mal, los
cuales a veces de disfrazan al aparecerse de manera relativa; no obstante, en
ellos está la clave de la evolución espiritual, la cual ahora se está tornando hacia
una nueva clave: la prudencia.
“Un porcentaje
considerable de las personas que encontramos en la calle están vacías por
dentro, es decir, están actualmente muertas. Somos afortunados de no poder
verlo y de no saberlo. Si conociéramos el número de personas que están
realmente muertas y el número de personas que gobiernan nuestras vidas en estos
momentos, nos volveríamos locos de horror”.
G. I. Gurdjieff