viernes, 8 de febrero de 2013

PERSONAS SIN ALMA



Estuve viendo por enésima vez la película LA SÉPTIMA PROFESÍA, en la cual destaca Demi Moore, como la portadora de la última señal que conduciría al tan famoso fin del mundo; esta señal consiste en que nacería un niño sin alma, debido que el GUF, es decir, El salón de las almas, ya no tendría ni un alma para encarnar, y que consecuencia de ello, los gorriones dejarían de cantar, puesto que estos pájaros trinaban alegres cuando detectaban la llegada del alma que correspondía habitar el cuerpo de cada bebe. Debo referir que esta historia forma parte de la mitología cabalista, y se encuentra registrada en el libro sagrado El Zohar.

No es la primera vez que contacto con este tema, incluso desde niña oía con mucha frecuencia la expresión: desalmado, para designar a quienes eran malhechores de naturaleza perversa, y la verdad es que deseaba nunca encontrarme con uno, especialmente porque mi padre en su afán de prevenirnos contra esos delincuentes, nos contaba historias y hasta anécdotas que referían la presencia de entidades diabólicas en concurridos eventos, especialmente en fiestas donde el encanto y el halo de misterio del personaje, daba noticia a los entendidos, de su malsana intención.

Era tal el proceso imaginativo que aquellas historias me producían, que veía la exagerada belleza masculina como señal de alerta, y cuando vi por primera vez a Alain Delon, casi quedé petrificada, la verdad es que nunca había visto un hombre tan perfectamente esculturado como Delon, aunque en la pantalla grande habían personajes bastante atractivos, pero Delon se pasó. Por fortuna, Delon no está en esta lista de pérfidos. 

La historia grande y la pequeña siempre han dado noticia de la seducción non sancta, y en los anales de casos criminales, se aprecia que el magnetismo de estos personajes ha causado muchas víctimas, bien sea por el erotismo que manipulan o por la capacidad de convencimiento que poseen.

El mal anidado en estos personajes extremos, habla de una carencia absoluta de emociones, incapacidad de sentir empatía, aunque la simulen, lo cual los hace aún más peligrosos, verdaderos actores, dueños de la situación y de los demás, la ciencia los define como psicópatas. No podía más que creer que éstas eran personas desalmadas.

Llama la atención que en los actuales momentos se nos habla del  corazón como el centro de los afectos, amén del proceso corporal que ello implique, ahora nos dicen que no estaban equivocados los poetas al referir una tristeza amorosa como un rompimiento del corazón.

Pero, este delincuente, -aunque puede serlo también-, no es el desalmado que encontré en un artículo de Bernhard Guenther, referido por David Topi, titulado “Portales orgánicos-los seres humanos sin alma”.     

Aunque no es la primera vez que leo sobre este asunto, -hay varias versiones que hablan sobre la existencia de sociedades intra y extra terrenas, catalogadas como seres que pueden aparentar o asumir cambios corporales hasta simular el físico y el comportamiento de un ser humano, cuya verdadera condición es que no poseen alma-, este artículo me ofreció otra perspectiva a la cual también he tenido acceso, en otras las lecturas que por tanta curiosidad he tenido en mis manos. 

A mediados del 2012, tuve la oportunidad de ver un video donde entrevistaban a Guillermo Ferrara, autor del libro: “El secreto de Adán”, en el cual expone de una manera novelada, que parte de la humanidad procede de un linaje particular, encendido en la creación de un nuevo ser que portaba una clave, el ADN, con el cual podía elevarse espiritualmente a través de la experiencia de vida, y hoy, a través de la conexión con sus recuerdos remotos; que de lo que se trataba el solsticio de invierno el 21 de diciembre del 2012, era de un salto apoyado en ese ADN. Al final de cuentas el mito de Adán y Eva, no era más que la referencia a la implantación de ADN en la tierra, con lo cual adquirieron la conexión con el Creador.

Bernhard Guenther explica que hoy tenemos una proporción de casi la mitad de la población de la tierra que pertenece a una raza sin alma, que son apenas como envases de cartón vacíos, que conviven en forma natural con la otra mitad, que tiene cuerpo y alma, como lo hemos aprendido desde la infancia en los colegios de enseñanza religiosa.

Ambas razas, no se diferencian por las características físicas y el color de la piel, ni por cultura, tampoco por región donde se encuentran, ni por nivel de inteligencia ni comportamiento; externamente son absolutamente iguales y asumen toda la diversidad humana que podemos observar en todos los continentes del mundo, pero diferentes porque una de ellas, que llama PORTALES ORGÁNICOS, no poseen alma.

De tal manera, que …”existen dos razas diferentes que evolucionan en el planeta, y que a pesar de ser físicamente idénticas, son completamente distintas desde el punto de vista del alma. Una tenía el potencial de albergar y desarrollar una encarnación mientras que la otra eran puros cilindros vacíos destinados a esperar a próximos ciclos evolutivos para su avance.
La raza con alma, o raza adámica es la que sufrió la “caída”, es decir, la ruptura de la conexión original con los centros universales de conciencia, el Yo Superior, el “cosmos”, dejando a la raza adámica en el mismo “estado” que la raza pre-adámica, (sin alma) básicamente convirtiéndonos a todos en “portales orgánicos” a menos que uno trabajara para el desarrollo de su alma.”

Esto quiere decir que ante una raza precaria, lenta en su evolución, se incorporó una raza nueva, la adámica, que salió de inmediato a convivir con la anterior, con el fin de usar su potencial espiritual y avanzar, -obviamente- más aceleradamente que la pre-adámica. 

Otra fuente consultada por Topi, fue un ensayo titulado: PORTALES ORGÁNICOS - LA OTRA RAZA”, o, “EL EXPERIMENTO CASIOPEA", del cual se obtuvo hallazgos interesantes al constatar que existe una amplia gama de psicópatas, que logran con mucho éxito no ser detectados, y operan libre e invisiblemente en la sociedad. Son personajes con una fachada convincente de cordura, capaces de mimetizar la personalidad humana perfectamente, y que tras estudios psiquiátricos no es posible detectar el caos que se encuentra por ejemplo, en enfermos paranoico-esquizoides. 


Sin embargo, si se es buen observador, hay algunas señales que pueden indicarnos que se está ante un Portal orgánico, porque se siente en ellos, “que algo no anda bien”, aunque se desenvuelvan en todas las actividades humanas.

Transcribo:
Y es que la mayoría de personas “sin alma” no tienen ninguna inclinación a saltarse leyes, sino más bien a seguir las normas sociales en términos de carrera, sexo, matrimonio, fama o cualquiera de los ideales que se promocionan en nuestra sociedad desde una temprana edad. Su consecución de estos objetivos es la culminación de su búsqueda de la felicidad, a pesar de que sea evidente en nuestro mundo hoy en día que la verdadera felicidad permanece tan elusiva como siempre, al menos para aquellos, como estos portales orgánicos, que siempre siguen la máxima de “tiene que haber algo más”.
Lo que más nos puede chocar y romper esquemas es la hipótesis de que pueden existir billones de estos portales orgánicos, que pueden haber sido usados para magnificar y potenciar este tipo de objetivos, imponerlos sobre el resto de seres del planeta como vectores dirigidos para generar todo tipo de “ideales” que nos mantienen siempre a la caza de “tener más”. Y no es que estemos hablando de que existe algún tipo de malicia por parte de estos portales orgánicos, más bien, lo que parece, es que simplemente están actuando según su naturaleza, que simplemente es la manifestación de un cuerpo, un robot biológico”.
Lo que más nos pone la piel de gallina es la posibilidad de que en este planeta, existan casi 3 billones de personas que no son otra cosa que portales orgánicos, es decir, que prácticamente la mitad de la población, son efectivamente, personas sin alma.”

La preocupación es entonces, que estos seres, que existen como cualquier otro, pueden estar encausando la conciencia colectiva, modificando el sentido que tiene la vida, atropellando el camino espiritual, entorpeciendo la dinámica de la evolución; otros dirían que son precisamente los acicates para la evolución.

Aunque pudiera no apreciarse tan catastrófico, no cabe duda de que si esta proporción poblacional está ocurriendo en el planeta, tenemos en la mano la posible explicación de muchos de los problemas que han convertido este planeta en un lugar difícil de habitar, ya que una intervención tan masificada de seres humanos sin un sentido espiritual de la existencia, no es cualquier cosa.

El alma es la conexión con Dios, es el soplo de vida que aspiró Adán en su surgimiento, por lo tanto, un ser sin alma es un ser sin el más mínimo interés en los aspectos espirituales, porque no proviene de allí, y al morir no reencarnarán, porque al perder el cuerpo lo pierden todo, desaparecen. Sin embargo, forman parte de un gran conglomerado que influye, determina y dirige los destinos del mundo, o al menos de las vivencias de aquí y ahora.

¿En qué términos se puede entender esta diferencia de razas?, básicamente, en que los seres sin alma apenas tienen la conexión de los tres chakras base, con los cuales funcionan en la vida material, la falta de los restantes chakras les impide sentir lo que percibe y profundiza un ser adámico.

Tal vez entre los seres adámicos existan también personas con bajos niveles de sensibilidad, debido a mutilaciones emocionales en la primera infancia, pero he conocido personas que parecen panelas de hielo, que no se conmueven ante nada ni nadie en sus metas materialistas, los llamo corazón de piedra, pero ahora me lo explico, carecen de los chakras superiores, en especial expresan el fallo del chakra cardíaco, conector entre los tres chakras inferiores y los tres chakras superiores. 

Ante esta visión de una humanidad dividida, es inútil pensar en una unidad espiritual; las expectativas presentes de un salto cuántico hacia la luz y la elevación de conciencia, no puede ser experimentada por todos en el mismo momento; intuyo que han habido muchos momentos de ascensos colectivos, pero visto está que no fueron totales, porque se trata de procesos determinados por la maduración de las almas.

El debate que plantea el camino hacia la ascensión, matizada por las enseñanzas de la sabiduría ancestral, los aún maestros espirituales de oriente, y las máximas esotéricas que devienen de muchas orientaciones metafísicas, nos convencieron de que el mal es sólo la ignorancia de quien la lleva a cabo, y que la comprensión, la compasión y el amor son las claves para que todos nos encaminemos por el mismo sendero, pero ante estos planteamientos, es lógico pensar que las personas sin alma, en caso de que su destino también sea la espiritualidad, -la cual tendrían que adquirir en algún momento-, tendrán que transitar aún por largos y duros períodos de vivencia mundana. A propósito, Guenther nos dice:

   Una de las ideas espiritualmente más expandidas que corren por el mundo estos días es la que dice que “todos somos uno”, y que, simplemente reconociendo esto, deberíamos unir el mundo bajo un manto de paz y armonía. Todo lo que los lideres mundiales necesitan es reconocer lo mismo, de ahí que tanta gente no pare de enviar “amor y luz” a nuestros dirigentes y lideres, para que también ellos vean y reconozcan esta “verdad”, ya que están tan equivocados y perdidos, que solo necesitan amor y compasión, etc.… Bien, si, todos somos UNO desde una perspectiva MAYOR. De hecho, es bastante obvio que todos SOMOS UNO. El diablo, como siempre, está en los detalles. Laura Knight-Jadczyk, en su libro, “La Historia Secreta del Mundo”, nos da una buena visión de la concepción errónea de estas “perspectivas”.
Muchos gurús y maestros de nuestros tiempos modernos, nos dicen que, puesto que solo existe un SER Supremo, que permea todas las cosas, todo lo que debemos hacer es ver todo como “luz”, y que por si solo, transmutaremos la oscuridad, y crearemos nuestra propia realidad de “luz”.
Esta afirmación ignora el hecho de que la frase “Todo es UNO” describe una realidad que existe en un nivel de realidad mucho más alto que el nuestro, en el cual nos manifestamos. La persona que asume que puede convertirse en algo parecido a “Dios” en este nivel solo con pensarlo o desearlo, ignora el hecho de que el Ser y el no-Ser (polaridades evolutivas, positivo y negativo, Servicio a Otros y Servicio a uno mismo) provienen directamente desde la Fuente, en un nivel de existencia que está claramente muy por encima del nuestro. El mal es REAL, en su propio nivel de existencia, y la tarea de la humanidad es navegar este laberinto cósmico sin ser atrapado por ese “mal”. Aquí se encuentra la raíz del Libre Albedrio.
La humanidad se enfrenta a una decisión tan embarazosa como REAL, está forzada a escoger – usando su conocimiento para ello- entre el camino que lleva al “Ser” (polaridad evolutiva positiva, Servicio a Otros), y el camino que lleva al “no-Ser”.
Al ser humano se le requiere que discierna entre el “bien” y el “mal” en cada nivel de existencia de esta realidad. Porque, de hecho, hay que entender que Dios es conciencia y que Dios es materia. Que Dios es bueno y que Dios es malo. La Creación asume todas las propiedades posibles, representados esotéricamente en “todos los nombres de Dios”. El Cosmos está lleno de Vida y Muerte, de Perdón y de Venganza, de Orientación y de Decepción. Intentar asumir el punto de vista de “la Fuente” y mezclar todo en este nivel en el que estamos, nos hace simplemente quedarnos en este nivel atascados. La humanidad debe separar su propio punto de vista del punto de vista de “Dios” y aceptar el hecho de que toda la Creación incluye todas las facetas, caracteres y posibilidades.
Si, todos somos uno, pero todos no somos iguales en esta experiencia en esta tercera densidad, en este planeta. Si, seguro, Gandhi y Hitler son también “uno”, pero uno de ellos no parece tener ningún tipo de conciencia. La mayor ilusión y proyección que la mayoría de la gente tiene es la presunción de que la gente en posiciones de poder piensa y sienten tal y como lo hacemos nosotros, que viven completamente errados en su comportamiento y que todo lo que necesitan, o al menos principalmente, es amor en sus vidas.
Pero, ¿y si existiera un tipo de ser humano que no tuviera conexión con los centros universales de conciencia, de amor, desde el mismo momento de su nacimiento? (que no son encarnaciones de ningún Yo Superior, o entidad consciente). Personas que no están ni siquiera genéticamente habilitadas para percibir estas emociones, pero capaces de emularlas, lo suficientemente bien para distraernos, de forma que pueden usar nuestra energía para nutrirse y desviarnos así de nuestro camino evolutivo. Personas que te dirán exactamente lo que quieres oír, parecerán gente compasiva, empática y que nos entienden, sin llegar a tener ni la menor idea de lo que estos sentimientos significan ni haber sentido jamás uno solo de ellos.
¿Y si este tipo de ser humano fuera prácticamente la mitad de la población mundial? Podría ser un familiar, un colega en el trabajo, un vecino, tu jefe o incluso un amigo cercano, tu amante, tu esposo, tu mujer.  La verdad es que no es una idea agradable, y ciertamente un buen guantazo a este paradigma “nueva era” de que “todos somos uno”, y de que la humanidad se esta “despertando” e iluminando simplemente enfocándose en el amor, la luz, y el pensamiento positivo hacia los demás.

Visto este planteamiento, la idea de que todos somos iguales parece no tener el sentido liso y llano que le hemos atribuido, tal vez para evitar sentirnos culpables de creernos superiores o discriminadores, o porque suena muy espiritual estar en el lado amoroso o vanguardista de la humanidad; de allí parten también muchas posturas abiertas sobre temas de actualidad, como la identidad y libertades sexuales, modelos de relaciones de pareja, básicamente temas que han cargado por milenios, fuertes represiones desde la religión. 

Esta nueva ideología, casi eufórica, porque se asume como verdaderos movimientos reivindicativos, con pancartas y demás instrumentos sonoros, me han causado cierto recelo, mucha duda, ante lo cual prefiero no plegarme, hasta no tener certeza de la verdad que parecen ocultar, y que de buena fe la gente apoya, con la venia de la ciencia, casi incondicionalmente.

La historia nos refiere las luchas de la humanidad, que hemos definido como luchas justas, sin embargo, en épocas de paz los problemas continúan, a través de verdaderos carnavales mediáticos, fomentadores de comportamientos supuestamente sustentados en la libertad, en la autonomía, en el amor por los pueblos, cuando realmente son otra manera de subyugar a los colectivos. Los modelos de vida modernos, la moda, los apasionamientos sectarios, y los discursos políticos totalitarios están repletos de ejemplos.

No cabe duda que carecemos de información cierta y comprobada, para discriminar entre el bien y el mal, los cuales a veces de disfrazan al aparecerse de manera relativa; no obstante, en ellos está la clave de la evolución espiritual, la cual ahora se está tornando hacia una nueva clave: la prudencia. 

“Un porcentaje considerable de las personas que encontramos en la calle están vacías por dentro, es decir, están actualmente muertas. Somos afortunados de no poder verlo y de no saberlo. Si conociéramos el número de personas que están realmente muertas y el número de personas que gobiernan nuestras vidas en estos momentos, nos volveríamos locos de horror”. 
G. I. Gurdjieff




lunes, 4 de febrero de 2013

MESES LUCTUOSOS



Ayer regresé de Maracaibo, fui a visitar a mi familia política, muy mala palabra para designar a estos parientes que siento como si fueran de mi sangre; mi suegra me comenta que se nos aproximan meses luctuosos, en febrero por el recuerdo de la muerte de su esposo, y en marzo por la del mío. Me dejó pensativa, porque ella, habiendo sido una maestra del movimiento Espírita Kardeciano, conferencista internacional, y mi fuente de inspiración para la calma interna, se sienta como cualquier mortal, conectada con este triste sentimiento de abandono, que significa la ausencia definitiva de nuestros seres amados.

Me quedé con la palabra luctuoso dando vueltas en mi pensamiento, como recordando algo, y la investigué: Hubo algo que se llamó Derecho Luctuoso, el cual se aplicaba en épocas medievales y quizás hasta mucho después, que consistía en que a la muerte de un súbdito, los señores y prelados, los cuales a veces eran los mismos, recibían una prenda del difunto, bien sea por haber sido establecida en el testamento del susodicho, o por el derecho de los señores a escoger su regalía. Esto me recordó el Derecho de Pernada, y tal vez el de muchos otros “derechos”, inventados por el abuso de los poderosos, que de alguna manera se ve reflejado en la leyes sucesorales de hoy.  

Esto me puso de frente al miserable hecho, de que el hombre es peor que un depredador, porque no sólo devora otras especies sino que su mayor presa son los mismos seres humanos; un caníbal que se nutre de las más diversas formas de violación que hace al derecho a la vida y la libertad de elección, que la divinidad nos otorgó como sus hijos amados.

Son diversas las formas de esta depredación, pero todo reside en la actitud delictiva de los caníbales, lo cual se manifiesta desde el más sutil vampirismo energético, de quienes se acercan a los demás sin hacer daño aparente, pasando por la delincuencia simple y explícita, por la devastación que produce la cultura machista, por las tradiciones absurdas de pueblos donde aún existe la ablación del clítoris de las niñas, hasta el burdo ejercicio del poder, donde se cuecen las habas más duras que la cultura pueda reportar, y todo esto reside, en el ejercicio de cualquier tipo de poder.

El poder político ha sido la fuente más determinante de la dominación, porque tiene más alcance poblacional, sin embargo, también es la manera de ordenar el comportamiento colectivo, puesto que en tiempos de caos convoca la obediencia hacia la autoridad de un dirigente y su sistema de gobierno, basta ver cómo Juan Vicente Gómez logró unificar al país, a través de una dictadura que puso dentro de sus límites el comportamiento caudillesco de la época.

Agotada como estoy, de la repetida historia de abusos, que tienen sus asientos en el gobierno y sus leyes, en la economía, en el dominio religioso y cultural, en el poderío armado, en la delincuencia organizada o no, en los cargos claves, y en miles de formas de poder ejercido en privado, los pueblos siguen siendo presa indefensa de las manipulaciones que en términos sutiles los convierten en piezas de una entramada base, donde se asientan las dictaduras, el populismo y los más degradantes argumentos para succionar la energía colectiva, con la cual ejercer la mentira, el disimulo y el descaro.

Ya deshecha la esperanza, concepto que no me ha agradado del todo, por el sentido de espera que no soporto, y porque siempre se basa en los mismos parámetros y en los mismos valores que la sociedad arrastra desde que se puso en posición bípeda, no nos queda otra opción que ver más allá de lo que ha sido el reiterado ciclo de errores, horrores y dolores.

Tener una vida mejor, es un ideal genuino, pero en el camino, por mucho idealismo que conlleve, siempre se ha convertido en una nueva manera de hacer sufrir a otros; es decir, siempre hay quienes padecen la dominación de quienes están en el poder, por ello hay que dibujar un salto a otra dimensión humana, donde la necesidad de consumo y de afecto, hayan desaparecido totalmente, un mundo donde los individuos tengan una naturaleza superior, sean autónomos y felices consigo mismos. 

Ya no se trata de un modelo donde los oprimidos gobernarán sobre los que los oprimían y hacían sufrir, no se trata de voltear la famosa tortilla, la cual siempre ha traído el mismo sistema de explotación, siempre alguien perdiendo; sólo nos queda visualizar otra forma de vida donde todas esas referencias hayan desaparecido.

Hoy, con la piel escaldada, vemos que mientras el ser humano no supere sus apetencias desmedidas y su condición de depredador, la sociedad no puede darse por satisfecha, porque donde exista un ser que sufra, la sociedad tiene un trabajo que realizar. Estamos heridos de todo lo que le duela a uno solo, no es cuestión estadística, es cuestión humana.

Un mundo donde no existan fronteras, presidentes, jefes, líderes, donde no exista la historia patria, porque ésta nos habla de luchas y de defensa de lo logrado, ni militares, el sueño de Einstein, donde exista la diversidad cultural, pero no la jerarquías entre las comunidades; lo podríamos identificar como la promesa de esta nueva Era Acuariana, nadie por encima de otro. 

Imagino una alimentación distinta, una nutrición más energética que física y lograda por meditación o algo parecido, no habría vivienda como la conocemos, sino que la gente tendría un cobijo según su espectacular capacidad creativa, una vida libre; ¿cómo se le puede robar a otro su capacidad de obtener una aura de protección?. Quiero ver eso de cerca, y cuando lo vea ya me habré olvidado de cómo fue la crueldad de este mundo, pero que tenía en su esencia la semilla de aquellos tiempos de suprema felicidad, un mundo de plenitud, donde se expanda la visión individual y colectiva hacia la creación positiva.

No faltará quien cuestione que la felicidad se aprecia, porque hay infelicidad, y todo aquello de las polaridades propias de esta época, pero, en esos mundos supremos, no será necesario la polaridad, porque ya la gente habrá elegido lo justo, el bien y el mal son propios de mundos infames aún.  

Lo esperanzador de esto, y vuelvo a usar este término, para darme a entender, en ese sentido puro de ver un camino alternativo, es que hemos podido sustentar esta espera, porque siempre y sin ninguna excepción, han existido esos personajes luminosos, que vibran por encima del bien y del mal, que nos ofrecieron su visión sin corromperse y que en forma abierta o anónima nos han alertado sobre esos estadios superiores, al cual accederemos sin lugar a dudas.

La literatura está cargada de modelos ideales, utopías, mitologías, doctrinas y filosofías que ofrecen mundos mejores; no pueden estar equivocados tantos esfuerzos de maestros, pensadores, sabios, profetas y científicos que vislumbran en sus propios lenguajes mundos supremos y justos.