jueves, 4 de febrero de 2010

LA NEGOCIACIÓN DEL AMOR

Aunque nos suene extraño, las relaciones humanas hay que negociarlas, especialmente las relaciones de pareja, que son las que conllevan mayores desafíos.

La salida del Edén no sólo significó un reto de supervivencia material sino un reto de convivencia humana y las cosas estuvieron llenas de altibajos inclusive después de que Jesús llegó para decirnos amaos los unos a los otros. Suena bonito pero es lo más difícil de hacer.

Cuántas deficiencias tendrían nuestros primeros padres en esta materia que aún hoy tenemos necesidad de especialistas en el tema, entre ellos tenemos al psiquiatra Roberto De Vries, quien a través de sus investigaciones y contacto con pacientes, nos ha proporcionado una referencia muy útil cuando se trata de establecer una relación.

Para ello propone una pequeña y gran lista para orientarnos. Nos dice que las relaciones de pareja exitosas se basan en la capacidad de sus integrantes de llegar a acuerdos que fundamenten su vínculo, y para ello señala que hay que tener mucha claridad entre los aspectos que son negociables y aspectos que no lo son. Veamos.

1- La atracción: las relaciones de pareja tienen un gran aspecto no negociable, la atracción, o esa cosa que nos dice que esa persona es especial para nosotros. A pesar de que esta atracción tal vez vino adherida a los humanos desde su aparición en el mundo, el matrimonio surgió entre las clases poderosas como resultado de decisiones en las cuales el amor brillaba por ausencia, lo cual hizo sufrir a muchos, tal vez más a las mujeres. Podríamos pensar entonces, que es a través del crecimiento moral acompañado con el desarrollo de la autonomía individual, cuando el amor se asumió como el poderoso lazo de unión. Una vez que este aspecto está consolidado y la pareja decide compartir la vida en común surgen otros aspectos a considerar. Muchas personas se enfrentan con problemas cuando conocen a una persona que parece atraerles y de inmediato las llevan a conocer a la familia, muchos han salido despavoridos y con razón.

2- Aspectos sociales: son las pautas de funcionamiento social, la vida en común o no, el vínculo con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo. Hay parejas que se aíslan de los demás y parejas que conviven en un tejido de relaciones familiares y amistosas, depende de la pareja si es negociable o no.


3- Aspectos económicos: cómo se organiza el dinero, qué pagas tu y que pago yo, quién paga las cuentas para mantener la casa solvente, tenemos cuentas comunes o separadas, ¡vaya tema!


4- Aspectos ideológicos: se refiere a los fundamentos personales que guían la vida en sociedad, ideas políticas, pensamientos filosóficos, visiones del mundo. Realmente, este aspecto no es negociable para mí, ya que considero que es un aspecto medular de una convivencia en pareja.


5- Aspectos religiosos: como el anterior, forma parte de las referencias trascendentales de la persona, y creo que como mínimo deben ser compartidas, aunque sé de parejas que practican religiones diferentes, que tal vez no les cause muchos roces por el bajo perfil de uno de ellos. Pero hay religiones que exigen no permiten independencia en este aspecto. Dependiendo de la religión puede ser negociable o no.

A muchas personas les resulta chocante hablar de estos temas, creen equivocadamente que el amor es suficiente y que como vaya viniendo vamos viendo, como decía aquel simpático personaje de una telenovela venezolana. Considero que mientras más claro se vayan estableciendo los conceptos mejor, y eso se logra simplemente preguntando y conversando.

De Vries nos ha esclarecido que más vale conversar a tiempo que suponer, especialmente las mujeres que tenemos más tendencia a sentir y pensar de una manera menos práctica que los hombres.

Tenemos la costumbre de no poner sobre el tapete nada por miedo a poner una sombra en la relación, el miedo a perder y romanticismo mal entendido no nos permite a veces verbalizar cosas que parecen pedestres, pero que luego contribuyen al sufrimiento y al fracaso. Después de revisar estos tópicos, me doy cuenta de que cuando la gente habla de comunicación en la pareja se refiere a acuerdos, a no dejar cabos sueltos, ni a suponer que…

miércoles, 3 de febrero de 2010

DESCUBRIR EL AMOR

Según una antigua leyenda, el nombre de Roma contenía un secreto muy bien guardado, y cuando se descubrió, causó el desplome del Imperio Romano; bueno, decir que se desplomó es exageración, porque este fue un proceso lento que mejor puede llamarse decadencia.


¿Cuál era el secreto? Que si leemos la palabra Roma de derecha a izquierda como se lee el idioma árabe, se lee amor; al parecer, el contacto con el amor produce unos efectos tan impactantes que puede cambiarle radicalmente la vida a una persona y a un pueblo, de allí que aquella Roma imperialista no le quedó más remedio que rendirse ante la llegada del amor.

Este simbolismo es muy reconfortante, porque si hay en la vida una necesidad fundamental es la necesidad afectiva, y eso se ve en todas las expresiones de comportamiento humano, todas las emociones que nos hieren son esencialmente carencia de amor, recuerdo un relato de una amiga educadora, quien me contó que en su aula había un niño muy malhumorado y agresivo, que causaba muchos problemas, llamó al representante y se enteró de que sus padres estaban atravesando una separación.

Ella trató de acercársele a fin de ayudarlo y él de inmediato se puso en alerta alejándose, ella con aplomo se acercó y lo abrazó dulce pero con mucha firmeza dejándolo sin fuerzas para resistirse y de inmediato el niño se puso a llorar. Es que sólo basta que tengamos una gota de afecto, para desencadenar el dolor por la carencia del mismo.

Los entendidos de ahora, quiero decir, los sabios actuales, recomiendan que desarrollemos la capacidad de amarnos a nosotros mismos, evitando colocar en otra persona el objeto de nuestro amor, de esta manera volcamos esa energía hacia la sanación de nuestros vacíos, que son bastantes, y logramos contactar con la esencia divina.

Osho departía sobre la iluminación, difícil palabra, y entre otras cosas hacía énfasis en la quietud interna y en la sublimación, o superación de la esperanza, horrenda palabra, y si no pregúntenle a Penélope la de Serrat.

Osho nos insta a comprender que la iluminación no es un logro, es sólo un entender que no hay nada que alcanzar, ningún sitio adónde ir, porque ya estámos allí, que nunca nos hemos alejado; ahora, después de siglos de sentirnos unos despatriados, vamos a descubrir que nunca nos fuimos del Paraíso, que sólo se nos nubló la vista, que Dios nunca nos despidió, o, si fuese verdad que lo hizo, cuando salimos del Paraíso él se vino escondido entre la alforjas y por eso nunca nos pierde de vista.

Como quiera que sea la estamos pagando con sufrimiento y confusión, sea porque tengamos creencias falsas o porque no vemos más allá, pero la ignorancia de la Ley no libra de su cumplimiento.