martes, 1 de enero de 2013

POBRE, RICO, SER HUMANO


En estos días de reflexión casi obligada, resaltan las evaluaciones que hacemos, especialmente en las relaciones con los demás, quiénes nos ayudaron, quiénes nos hicieron la vida a cuadritos, cuántos proyectos personales alcanzamos, qué cosas logramos, cuánto dimos, cuánto quitamos, cuánto amamos; y en esta revisión salta a la vista la condición plural de cada uno, la complejidad que reina en nosotros, con bondades y miserias, y la dificultad para decidir en ciertas circunstancias.

¿Cómo alcanzar un estado de asertividad, como para obtener de la vida, recursos, amores y tener salud para disfrutarlo, si somos tan limitados en algunas cualidades y tan expansivos en otras?, 

¿cómo detectar peligros, amenazas, fracasos, en lo que nos parecen posibilidades, si cuando éstas aparecen se muestran tan dóciles, tan frescas, tan atrayentes?, 

¿cómo saber, lo que otros saben en un abrir y cerrar de ojos, y que aún cuando tenemos ojos, no podemos ver?, 

¿cómo descubrir la maldad que se esconde en una buena oportunidad?, 

¿cómo detectar cuándo aplica una sentencia, cuando las sentencias son meros prejuicios?, 

¿cómo aplicar el conocimiento, la ética y el buen juicio a un acontecimiento, si pretendo ser amplia, desprejuiciada y librepensadora, con deseos de vivir?

Cero respuesta, aunque muchos escritores de la psicología han avanzado en este camino, para desentrañar los misterios de la vida en común. Roberto De Vries habla de cinco elementos a considerar para establecer relaciones de pareja, César Landaeta hace lo propio, con un sentido bastante realista y desconsolador sobre lo que significa lanzarse en pos de una relación de pareja, porque casi siempre viene llena de tropiezos; con mucha precisión y con un sentido del humor único, logra esclarecer lo difícil que resulta esta empresa.  

Somos pobres seres llenos de complejos, y a la vez ricos depositarios de grandes alcances de vida, porque somos capaces de amar, de no contar con esta capacidad seríamos fracasos de la creación, por ello la existencia se ha llenado de historias de vida, que se ejecutan y se repiten, se pulen y se repulen, hasta que al fin logremos un estado superado de conciencia, en el cual veamos con claridad. Es lo que yo espero que ocurra, después de todas estas secuencias de errores, aciertos y nuevos errores.

Mientras, sólo nos queda vivir y tener fe en que no estamos solos, hacer lo que nos corresponde y esperar; recuerdo una recomendación de una sabia amiga mexicana:
“Haz sólo tu trabajo, no le hagas el trabajo a Dios”
Raquel Alejandre