viernes, 20 de abril de 2012

LA LACTANCIA MATERNA


En anterior ocasión toqué el tema de los productos alimenticios industriales  y su impacto sobre la salud en los últimos tiempos; es un tema complejo, porque toca criterios médicos, gustos, tradiciones, hábitos, religión, moral, modo de vida, actitudes modernizantes, y como en todos los casos privados, el libre albedrío.

La lactancia materna está inscrita en las mismas dependencias, cuando la madre se vio en el escenario del trabajo fuera del hogar, dejó de lactar, aunque ya contaba con un mercado de fórmulas lácteas para recién nacidos.

Muy pronto se impuso el tetero, el cual facilitó la atención al niño por parte de cuidadores distintos a los padres.

Hoy se alzan voces que llaman a la restitución de la alimentación materna, que van desde un moderado rescate de ésta, un mínimo de seis meses, hasta la más fanática idea de mantener al hijo amamantado hasta siete años, o hasta la edad que el mismo niño decida, a manera de cierre de un ciclo natural. El argumento central consiste en que la lactancia materna no sólo es alimento físico sino emocional, que restituye el impacto que produce el nacimiento, la separación, la salida del vientre materno y otras afecciones producidas en el nacimiento. 

Llama la atención el planteamiento extremo, que sugiere un amamantamiento tan elástico como inconveniente, a menos que este sistema esté pretendiendo como objetivo ulterior, que la madre se quede sólo con un hijo, ya que de tener al menos tres hijos, serían como mínimo veintún años de lactancia materna, cosa muy difícil de sostener, a menos que se volviera a la sociedad agraria.  

Si esto es así, y aún contando con el hecho de que los fenómenos socio-psicológicos son resultado de muchos factores, vemos que a propósito de las sociedades agrarias, muy reglamentadas por rigurosas disciplinas y un control social bastante notable, la alimentación materna no tenía excusa para ser suprimida, era la manera de sostener al bebé, y en muchos casos se extendía hasta mucho después de que niño caminara y hablara; esto, que formaba parte de la tradición, podía significar para las propuestas actuales, que aquellas generaciones que se iban formando, estaban sustentadas en una relación afectiva sólida, por el efecto que implica la relación emocional que se produce cuando un niño es acariciado y alimentado directamente del seno materno. No obstante, llama la atención que en esas sociedades eran notables los problemas de relaciones, agresividad, machismo, irresponsabilidad paterna, y otros comportamientos humanos que estaban muy lejos de ser el efecto benefactor de un contacto tan íntimo y sustancial, como el que se supone que resulta de la lactancia materna.

La manera violenta como emergió la sociedad urbana disminuyó y hasta acabó con esta práctica ancestral, ocasionando una nueva manera de relación madre hijo, cuyas consecuencias hasta los momentos no se han investigado científicamente. No conocemos los efectos de ese cambio en el comportamiento y en la estabilidad emocional del ser humano, o al menos en la condición afectiva de los hijos que no recibieron dicha alimentación.

Por otra parte, y sin que afirme que esto tenga relación con el tema, pero hemos podido observar la incidencia cada vez más notable de hombres jóvenes, (que tal vez ya no recibieron lactancia materna), otrora irresponsables con su deber paterno, que se han ido incorporando cada vez más al compromiso afectivo con sus descendientes y pareja, sin que medien diferencias entre los diversos sectores de la sociedad.

Es curioso que una práctica rural tan arraigada haya producido tan poco impacto en los afectos, en las generaciones que fueron amamantadas y de las cuales surgieron comportamientos emocionales insanos, de todo tipo. Por contraste, hoy estamos presenciando en las grandes ciudades, casos notables de hombres jóvenes que solicitan la custodia de sus hijos después de un divorcio.

Sobre el tema tenemos un buen artículo que exponen en El Blog alternativo, sus autores Ángel González y María del Mar Jiménez, cuyo título es: Otra crianza y otro mundo es posible. Mis 15 acusaciones.



http://www.elblogalternativo.com/2008/11/22/otra-crianza-y-otro-mundo-es-posible-mis-15-acusaciones/


Después de leer con detenimiento estos planteamientos, en cuyo discurso se hacen obvias acusaciones a una sociedad que, paradójicamente, deviene de personas cuyas familias eran tradicionales y cuyas madres amamantaban, ¿cómo es que habiendo sido amamantados, hemos producido una sociedad tan desmadrada? Si la lactancia es garantía de algo, lo cual comparto, no es precisamente de un correcto proceder, y la prueba la vemos en lo que ocurre hoy, somos una sociedad madura de amamantados y sin embargo, hemos creado una sociedad caótica.

Creo que la lactancia materna es un regalo de Dios, para la madre y el hijo, pero hay que saberla realizar y apreciar en su justo valor. En los últimos tiempos la lactancia materna se ha tornado en una especie de reivindicación feminista, al punto de manifestarse hasta en lugares públicos, como en el Metro, medio de transporte absolutamente inadecuado para un evento que merece respeto y privacidad; se ven muchas mujeres dándole pecho a su hijo en medio de condiciones insalubres, tensiones y hasta peligro de accidente, pero las mujeres se han llenado de brío y hasta con agresividad y reto se sacan los senos delante de todos, y nos hacen partícipes de un espectáculo, que bien merece un mejor escenario. 

Amamantar no es un acto mecánico, es un acto sublime, de quietud, de amor, de privacidad, de sosiego, de compenetración, pero lo que están haciendo estas madres en la calle es envenenar al bebé, no hay contacto sino empujones, gritos, y cuanta barbaridad ocurre en un lugar público y repleto de gente; eso no es amamantar, eso es traspasar una energía dañina.

Es preciso revisar las necesidades del bebé y de la madre, y poner en la familia el centro de los acontecimientos que generarán la sociedad futura, creo que el tipo de sociedad que somos responde a muchos factores, condiciones e incluso a aspectos que no tenemos manera de evaluar, porque son intangibles. Sin embargo, llamar la atención sobre el problema es un primer paso, el segundo paso sería valorar la calidad de lo que se hace, y me remito a esa leche contrariada que las madres del Metro le están suministrando a sus bebés, creyendo que están haciendo una gracia y lo que pueden lograr es un hijo enfermo, ansioso.

La leche materna no es buena SÓLO porque es materna, puede ser mala dependiendo de la calidad de vida, alimentación y situaciones emocionales de la madre, entonces no es barata, es cara, porque requiere condiciones ambientales y económicas que muchas mujeres no poseen, he visto cómo madres mientras amamantan en el Metro empujan y regañan a sus otros hijos pequeños, que no pueden valerse por sí mismos en medio de tanta gente apretujada. Este comportamiento es resultado de ideas repentinas que oyeron en alguna parte, que las impulsan a realizar un comportamiento incorrecto. Así como esto, hay muchas otras actitudes aisladas, que no tienen un soporte filosófico serio.

Presiento mucha culpa en la sociedad, y ahora la que cargará con la solución seguirá siendo la mujer, la que se debate entre los extremos que la sociedad le impone, como conejillo de indias, la única que ha dado pasos para un cambio y ahora después que cambiamos, no nos gusta lo que hemos obtenido, y en consecuencia, tenemos que cambiar otra vez. ¿De qué se trata este estira y encoje, se trata de un juego de cambios que se dan cada cincuenta años?.

No creo que este gran dilema esté en manos sólo de la mujer, también está en manos del hombre y de las instituciones; ese ha sido el fallo, la distancia entre los sexos y la desconexión con el sistema social imperante, el cual impuso exigencias aceleradas que la mujer tuvo que asumir, a espensas de la calidad de vida de todos los miembros de la familia.

LO QUE ENTRA POR LA BOCA…


 
No hay quien pueda rebatir el criterio de que una sana alimentación es parte de la garantía de una buena vida, y esto pasa por optar por una dieta balanceada, lo cual significa variedad, correcta combinación, cuidado con las proporciones y con el horario.  Nada fácil en un mundo que ha transformado el concepto alimento en “cosa que se introduce por la boca”. 

Comer y alimentarse son cosas distintas, el placer de comer se ha establecido con una fuerte connotación social, cualquier encuentro o celebración nos lleva al restaurante casi a diario; es una manera de recrearnos, de compartir y relacionarnos.

Cuando se trata de hacer el mercado, la mayor parte de los estantes de los supermercados están repletos no de alimentos, sino de cosas que se introducen por la boca; variedad de productos azucarados, con ingredientes tóxicos para conservarlos, colorantes y envolturas llamativas, que hacen efecto en el disfrute y en la satisfacción inmediata, en contra de la salud.

Consecuencia de esto, un creciente padecimiento de sobrepeso, y considerables niveles de obesidad, todo ello asociado a diabetes, problemas con la tensión y colesterol, cansancio, insomnio y baja autoestima, entre otras. Lo interesante del caso es que ante este desenfreno, y en contraste con la publicidad que valora la estética corporal,  se ha producido un opuesto muy alarmante, la bulimia y la anorexia. Todo concatenado.

Por doquier se ofrecen desde fórmulas mágicas para resolver el problema, hasta “rigurosos” procesos de recuperación, digo rigurosos porque ir del desastre a la cordura requiere mucha rigurosidad. Por supuesto, esto pasa por integrar otras causas del sobrepeso, el sedentarismo, el estrés, -factor que hace dar muchos viajes a la nevera-, y el cambio de conceptos y creencias sobre el alimento como diversión o recreación, basta ver la gigantografía que se ha creado con las cotufas y las gaseosas en las salas de cine, sin decir que las cotufas sean dañinas, pero en todo caso, es un exceso.

Esta situación ha polarizado los puntos de vista y han emergido diversos planteamientos alimenticios que rechazan el consumo de químicos, carnes, lácteos, productos refinados y otras fórmulas complejas, porque hasta nos ha llegado un sistema de la medicina ayurvédica que asigna colores a los alimentos e indica el horario de su consumo.

El asunto no es aislado, es preciso entonces, reconocer los factores sociológicos que han propiciado un fenómeno, que afecta a gran parte de la población que comparte la cultura occidental. 

La industria de alimentos procesados, vino a “resolver” un fenómeno crucial que cambió los hábitos de vida de la sociedad, por la incorporación de la mujer al trabajo fuera de casa; la madre ausente del hogar requería una producción de “alimentos”, que sólo requieren ser destapados y últimamente sólo introducidos en el micro ondas, esto a su vez resuelve el problema del poco tiempo disponible. Esto no se quedó allí, se generó un gran comercio con el azúcar, la harina de trigo y gaseosas, el comercio de la chuchería y productos azucarados que dan energía rápida y dan placer al gusto y calma la tensión momentáneamente.

A fines de los años sesenta, participé en una gran investigación realizada en los hogares del cinturón urbano que rodea la ciudad de Caracas, realizado por el Centro de Estudios del Dasarrollo (CENDES-UCV), denominado EL ESTUDIO DE CARACAS, el cual reveló cómo las madres, a diferencia de tiempos pasados, proporcionaban a sus hijos gaseosas para el almuerzo. Un cambio sorprendente de hábito, ya que estos líquidos eran usuales básicamente en festejos. La gaseosa se convirtió en producto de consumo diario, lo cual ha traído una seria incidencia de diabetes en niños y adolescentes. Luego, y para rematar la agresión estomacal, apareció el negocio de la comida rápida, que los padres usan incluso, para regular el sistema de premios y castigos de sus hijos. 

En los años cincuenta esto era impensable, al menos mis padres no consentían comer fuera de casa, las chucherías eran cosa de fiestas, estaban pendientes del cuidado dental y de la restricción moral: un exceso de satisfacciones hace a la persona irresponsable. La diversión y recreación tenía su espacio, y con la alimentación no se jugaba.  A los ojos de quien mira hoy, podría parecer excesivo, sin embargo, lo refiero para destacar el violento cambio de valores, que la sociedad venezolana experimentó en tan poco tiempo; un fenómeno urbano que impactó en todos los aspectos de la vida cotidiana, la alimentación es apenas uno de ellos.

Esto ha generado todo un cambio actitudinal, con el cual el consumidor poco reflexivo se siente protagonista de un fenómeno vanguardista, lo cual favorece el uso irrestricto de la tecnología en todas sus manifestaciones. Este tipo de consumo oral, es inobjetable para mucha gente, y sólo se enteran de sus efectos nocivos cuando se enferman y los médicos les prohiben seguir con la dieta irrestricta que venían llevando. Pocos se dan cuenta que la salud y la dieta están relacionadas y muchos asumen la dieta sana sólo durante la convalescencia.

“Que el alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento” Hipócrates

Muy lejos estamos de asumir este decreto, tan sabio y antiguo como difícil en estos tiempos, porque para hacer un buen mercado, es necesario informarse y manejar conceptos muy precisos para poder elegir los escasos productos sanos que ofrece el supermercado.

Si esta problemática hay que tomarla en serio, no menos serio es la pérdida de la lactancia materna, todo cayó por el mismo desfiladero, la madre salió de casa muchas veces obligada por la falta de padres responsables. La familia se transformó.

La alimentación tiene un propósito, la salud. Una adecuada nutrición es la base de un cuerpo saludable, en cualquier edad.

Hemos hecho un traslado hacia un tipo de organismo físico que se ha defendido de los agresores externos, adaptándose a ellos, a cada instante complejos procesos orgánicos se dan dentro de nosotros para procesar, asimilar y desechar lo que comemos. Hoy sí podemos decir que hay cosas que entran por la boca, que sí nos contaminan, a diferencia de aquella época cuando Jesús impostaba con sus verdades a los gentiles y fariseos.


jueves, 19 de abril de 2012

SUSPIROS DE ESPAÑA

"Quiso Dios, con su poder...", así comienza un conocidísimo pasodoble, compuesto por el Maestro Antonio Álvarez Alonso (1867-1903), quien lo creó en 1902 como género militar, una marcha de paseo de la Real Infantería, el paso doble, y cuyo título se lo atribuyó en honor a unos dulces de avellanas caramelizadas llamados Suspiros, que hacían en una pastelería llamada España. Así debieron de gustarle tales delicias, que bautizó su partitura como la obra culinaria del lugar.


Sobre su letra se han creado versiones, que han enriquecido su legado y que se esparció impoluto por lejanas tierras, para sembrar con sus acordes, un vínculo que inevitablemente bullía en la sangre hispana, que recorre las venas de muchos americanos. Con abuelos españoles, de niña tuve familiaridad con su música, comida y sus costumbres, y presencié la carga emotiva de quienes lejos de su España, se regodeaban en sus recuerdos, historias, anécdotas, que tenían como telón de fondo esta melodía.

El horror de la guerra los hizo abandonar sus tierras, para sembrar nuevas raices muy lejos. En Venezuela las puertas estaban abiertas, se apreciaba la vocación laboral de los peninsulares, quienes rápidamente pudieron reconstruir su vida, se mezclaron con los criollos, fundaron sus familias y disfrutaron de un clima que les aseguraba una eterna primavera.

Su sentido tema, alude al Génesis bíblico, el Paraíso perdido; alude a Eva, mujer y madre primigenia, creada por el Padre en un rapto de amor y gran creatividad.

Es un himno que habla de separación, y para muchos de renuncia, los que nunca volvieron. Un himno que cantan los emigrantes, retomada en la película SUSPIROS DE ESPAÑA, protagonizada por Estrellita Castro, en 1938. Le cantaba a quienes por causa de la guerra civil, se vieron obligados a escapar de su Paraíso, su terruño, su España, por eso habla de desarraigo, de dolor profundo, de incertidumbre, de quienes zarparon apresurados cargando como equipaje sus esperanzas, sus músculos para el trabajo y sus ideas de adaptación. Dejaron espacios físicos y se llenaron de recuerdos y melancolía. 
 http://www.youtube.com/watch?v=SyUr1XdwACE&feature=related
Quiso Dios, con su poder,
fundir cuatro rayitos de sol
y hacer con ellos una mujer.
Y al cumplir su voluntad,
en un jardín de España nací
como la flor en el rosal.
Tierra gloriosa de mi querer,
tierra bendita de perfume y pasión:
España, en toda flor a tus pies
suspira un corazón.
¡Ay de mi! ¡Pena mortal!,
porqué me alejo, España, de ti.
¿Por qué me arrancan de mi rosal?
Quiero yo volver a ser
la luz de aquel rayito de sol
hecho mujer
por voluntad de Dios.
¡Ay, madre mía!
¡Ay! ¡Quién pudiera
ser luz del día
y al rayar la amanecida
sobre España renacer!
Mis pensamientos
han revestido
el firmamento
de besos míos;
y sobre España,
como gotas de rocío,
los dejó caer.
En mi corazón,
España, te miro,
y el eco llevará de mi canción
a España en un suspiro
Como ocurre con las excelentes producciones, este pasodoble, cuenta con otras versiones, una de las cuales amplía el tema migratorio, veamos a Plácido Domingo:
http://www.youtube.com/watch?v=Cnmt_eLqrbY&feature=related

Siento en mí, triste emoción.
Me voy sufriendo lejos de ti
y se desgarra mi corazón.
Nunca el sol, me alegrará.
En el vergel de España, mi amor,
como una flor siempre estará.
Dentro del alma te llevaré,
cuna de gloria, valentía y blasón.
España, ya nunca más te he de ver.
De pena suspira mi corazón.
Si con el viento llega a tus pies
este lamento de mi amargo dolor,
España, devuelvelo con amor,
España de mi querer.
Siento en mí, triste emoción.
Me voy sufriendo lejos de ti
y se desgarra mi corazón.
Nunca el sol, me alumbrará.
Ya nunca más tu suelo veré,
lejos de tí, de pena moriré.
España mía, ya no te miro.
Tú eres mi guía.
Por ti brotan mis suspiros,
tú eres toda mi alegría.
De noche y día yo no te olvido.
Ay, quien pudiera,
ay quien volviera.
Qué no daría
por mirarme, patria mía,
en tu cielo azul.
En mi soledad
suspiro por ti.
España, sin ti me muero.
España, sol y lucero.
Muy dentro de mí
te llevo escondida.
Quisiera la mar inmensa atravesar,
España, flor de mi vida
Una tercera versión, letra del cantor Dyango, muy poética, más amena, se deleita en la obra del Creador, que habla de Eva, mujer moldeada por Dios, hecha de "fuego y rayos de sol", esculpida de "junco y miel, de caricias hizo su piel, de isla y volcán su corazón...Alma de madre, primeriza en placer"..."Penas de estatua que con lágrimas de cera, aprendió a llorar". 

Hermoso texto que evoca la primera vez, el punto de partida, la pureza del inicio, el legado ancestral, tan cerca y tan lejos. Gracias a estos artistas de la inspiración y la melodía, nos damos un placer que expande nuestra imaginación y nos impulsa hacia un mundo subjetivo que nos llena el alma.

 http://www.youtube.com/watch?v=_59tOefrlpY


Quiso Dios, con su poder
jugar con fuego y rayos de sol
y hacer con ellos una mujer.
La esculpió, de junco y miel,
y de caricias hizo su piel
de isla y volcán su corazón.
Cuerpo de dunas cerca del mar,
alma de madre primeriza en placer.
La voz de la guitarra al cantar
suspira sin querer.
¡Ay, Señor! ¡Dime quién es!
Mujer que vuelve loco al amor,
mujer de la cabeza a los pies.
¡Ay, Señor! ¡¿Quién serás tú?!
Dorada y reina en el interior,
¡roja y olé! por el norte y el sur.
¡Tierra del trigo!
¡Sierra de peñas!
Sueño contigo,
y aunque no sé con qué sueñas,
sé que quieres navegar.
Esa mirada
aventurera
guarda entre lluvias
de primavera
penas de estatua
que con lágrimas de cera
aprendió a llorar.
Y yo puedo ver
en cuanto te miro
pasar toda tu historia de mujer
tan solo en un suspiro.
¡Ay, Señor! ¡Dime quién es!
Mujer que vuelve loco al amor,
mujer de la cabeza a los pies.
¡Ay, Señor! ¡¿Quién serás tú?!
Dorada y reina en el interior,
¡roja y olé! por el norte y el sur
 No podía faltar la extraordinaria interpretación sinfónica con castañuelas:
http://www.youtube.com/watch?v=wsc5NXNliTY