viernes, 23 de abril de 2010

CUIDEN A SUS HIJOS DESDE ANTES DE NACER

Las noticias sobre muerte de mujeres en manos de sus cónyuges,  que cobran más espacio en la prensa cuando se trata de personajes públicos, pero que a diario se están produciendo altos niveles de mortalidad por esta causa, deja consternada a la sociedad sensible y justa que ve con inconformidad el deterioro social de la familia venezolana.

Los hechos hablan por sí solos, una joven es acorralada por un depredador, su esposo, dormía con su verdugo,  pero,  es un matrimonio, nadie sabe nada, su voluntad se respeta y casi nadie puede hacer nada hasta que el hecho ocurre.

Estos casos requieren una visión más integral, la violencia deviene de una ruptura del equilibrio emocional requerido en los primeros años de vida. Tanto el depredador como la víctima se originan en la infancia, luego si las condiciones sociales se mantienen,  estos personajes consolidan sus exaltaciones, se encuentran, se atraen por un mecanismo inconciente de vinculación patológica, pero nadie lo percibe. 

En unos casos, porque cuando se producen los primeros síntomas la víctima está bajo el dominio del depredador, calla y miente, y, en otros casos, porque aunque la víctima lo diga nadie le hace caso, la misma familia a veces se convierte en cómplices ciegos, no quieren ver el drama y lo niegan, forma parte del sistema patológico familiar. Nadie quiere reconocer problemas en los hijos, y los más conscientes se preguntan silenciosamente ¿en qué fallé?, siempre dejando el caso al destino. Creo que son las personas ajenas a la familia las que en un momento dado pueden ayudar  más efectivamente a una víctima de violencia doméstica. 

Si las personas tuvieran conocimiento de lo delicado que es la conformación mental y emocional de un niño, asumirían la  responsabilidad ante el cuidado de la maternidad y la paternidad, lo cual es valorado hoy sólo a la luz de lo que entienden por amor,  generalmente un mundo de distorciones, y no a la luz de la responsabilidad. Desde el vientre materno se construye el mundo psíquico y de ello depende el equilibrio y el futuro del nuevo ser.

Una mujer que se deje atrapar en un chantaje, en una dominación, en acoso mental y sexual, está expresando que tiene una semilla de acoso en su infancia; una mujer con fortaleza psíquica, sabe defenderse de una situación de acoso y de violencia a las primeras de cambio, y resuelve su situación. Es una asertividad que todos estaríamos en condición de obtener si hiciéramos los trabajos correspondientes para superar traumas y dolores infantiles. 

lunes, 19 de abril de 2010

CLERIGO ISLAMICO IRANI DESCUBRE LA CAUSA DE LOS TERREMOTOS

Para los occidentales, especialmente de este lado del mundo,  que apenas tenemos noticias de las costumbres y valores de culturas tan lejanas como la islámica, nos resulta asombroso que a estas alturas  de los adelantos científicos, que han puesto luz en tantas creencias  sin fundamento, aún se mantengan pensamientos tan absurdos como que la mujer es un ser de segunda.

Esa exacerbada descalificación de la condición humana de la mujer, hasta es sospechosa, ¿de dónde surgió?, porque todos nacemos de mujeres, no es posible que una visión tan absurda aún esté orientando las opiniones de hombres que tienen la responsabilidad de guiar a otros.

En Beirut, la prensa iraní de hoy reseña que Hojatoleslam Kazem Sedighi, "un importante clérigo islámico iraní dijo que las mujeres que lucen ropas reveladoras y son promiscuas son la causa de los sismos". Buena noticia para los especialistas, que se devanan los sesos investigando las profundidades de la tierra, cuando la causa verdadera de los sismos está afuera, en las mujeres, que incluso se pueden estar relacionando sexualmente con ellos, digo, con los científicos.

Demostrando una total ignorancia de los fenómenos naturales, lo cual podría hasta tolerarse, porque más de uno ha elucubrado al respecto y mientras no dañe a nadie, la ignorancia la carga cada quien en sus hombros; pero afirmar con esa propiedad, que la causa de los terremotos son las mujeres reveladoras de su cuerpo y promiscuas, es un insulto a quienes leen ese disparate.

Primero, porque se sustenta en una discriminación que ha debido superarse desde hace mucho tiempo ya, y segundo, porque no entiendo con quien son promiscuas las mujeres, si no lo son con los hombres, o es que ese clérigo trata de decir que son promiscuas lesbianas, que los hombres nada tienen que ver en esa promiscuidad.

Ah, es que los hombres son absolutamente inocentes, "las mujeres los corrompen y los llevan por el mal camino, corrompen su castidad y diseminan el adulterio en la sociedad y con ello, aumentan los terremotos"; según esto, los hombres islámicos son unos tarados, que atienden solícitamente las seducciones de esas mujeres perdidas.

Pero resulta que Irán es un país notablemente sísmico y este clérigo sismólogo, ya encontró a quién echarle la culpa de cualquier evento que se presente. 

No puedo más que pensar en la dolorosa relación interna que se  debe producir en el vientre gestante de las mujeres islámicas, y cómo ocurren todos esos embarazos de hombres que rechazan a las mujeres de esa manera. Cuesta comprender que ni un asomo de amor pasa por esas relaciones sexuales, donde lo importante es una castidad inventada, represora y mutilante que justifica pisotear a todas las madres de los hijos islámicos.

No extraña entonces que muchos destinen sus vidas  a causas que les exigen inmolarse en eventos suicidas, lo cual habla a gritos de la mala relación con la madre.

domingo, 18 de abril de 2010

SOMOS VAMPIROS

Cuando escribía el post anterior me quedé pensativa, hurgando en esa condición humana de ser contaminados por las personas con las cuales nos relacionamos. De allí la importancia de estar rodeados de ambientes sociales sanos.

Me refiero a que en la infancia somos inevitables dependientes del ambiente mental y emocional que nos circunda, los cuales van a ser parte de nuestra constitución emocional, especialmente cuando  estamos en contacto directo y permanente.

En la especie humana existen depredadores de humanos, tanto los que se apoderan, exterminan, y someten a los demás, como los que vampirizan a sus víctimas. En el primer caso, basta leer la historia de los llamados "conquistadores", que sólo fueron depredadores de culturas y pueblos, son ejemplos: Alejandro Magno,  Hitler.

En el segundo caso,  los que vampirizan a sus víctimas legándoles su condición, como por ejemplo, la "conquista" de los españoles en América, que dejaron su impronta depredadora, manifiesta en los latinoamericanos de hoy, como el "síndrome del conquistador-conquistado", por el cual todos quieren ser conquistadores. 

Un caso típico de vampirismo es la pederastia, tan sonada en los últimos tiempos, porque ya llegó la hora de descubrir lo que esté oculto.

Estos seres se alimentan de la indefensión, de la inocencia, y de la energía virginal de sus víctimas, a quienes les roban la posibilidad de ser personas sanas y hasta felices.

Este depredador se engulle la inocencia de los niños, a través del  abuso sexual tanto a hembras como a varones, porque no les importa el  sexo  de la víctima, se trata de genitalidad sádica y burda, dejándoles contaminados con esa misma enfermedad, la cual se transmite como si fuese un virus, y a menos que sea tratado  con asertividad, el afectado, es un potencial pederasta que estará al acecho esperando su oportunidad, o se verá oprimido por un trauma que tarde o temprado hará eclosión en su interior. 

Pero es el caso de que en cada pederasta hubo un niño abusado, es como la contaminación del vampiro que inocula su condición transmitiéndole a la víctima su vampirismo. Al nacer somos plastilinas en manos de quien nos moldee, y seguimos siendo esponjas super absorbentes, que si no se posee  alguna fortaleza crítica,  se incorporan las sugerencias del entorno, de ello se han aprovechado los políticos, el comercio y la educación.

Que bueno sería que pudiéramos transmitir mucho más intensamente un contagio de amor sano, estímulos creativos y positivos, alegría y compasión, productividad y respeto, libertad y privacidad, confianza y fe, hay muchas cosas bellas que podemos transmitir en una  buena y colectiva "confabulación de amor", como decía alguien hace muchos años y que en estos momentos no recuerdo su nombre, pero que me dejó lo mejor, su idea.