lunes, 2 de julio de 2012

LA MALLA O TEJIDO ENERGÉTICO QUE NOS CONECTA


Desde la década de los noventa, hemos estado escuchando explicaciones que nunca antes nos habían dicho, que todos estamos unidos entre nosotros, con el planeta y con el universo; incluso, ya habíamos sido notificados de una verdad expresada por Publio Terencio (190-159 a C.), cuando dijo: "Soy hombre, nada de lo humano me es ajeno".

Hoy se nos está aclarando este tema, y aunque no seamos conscientes de ello, somos parte de una red energética que conecta todo. Siempre creímos que estábamos separados, tanto, que tenemos que hacer los esfuerzos correspondientes para comunicarnos, comprendernos y reunirnos.

Esta concepción equivocada del mundo, responde según Gregg Braden a dos grandes fuerzas: la desconexión con los conocimientos antiquísimos, por la pérdida de materiales claves como fue la quema de la Biblioteca de Alejandría, y los efectivos esfuerzos de quienes ejercieron su poder para regir la cosmovisión colectiva, y en este caso, es obvio el papel de los hacedores de la Biblia. Yo le agrego a estos dos, los dogmas de la iglesia católica y de la ciencia.

La famosa caída del hombre creó un sentimiento de auto estima nefasto; desde antes de ejercer el discernimiento, ya tenemos una gran culpa dentro, somos pecadores de nacimiento, y lo único que nos queda es “portarnos bien”, para alcanzar el perdón. Esto lo vino a complementar la visión cartesiana de la ciencia, al decretar la inexistencia de lo que no puede ser percibido por los sentidos, medido, experimentado y comprobado.

Somos herederos de una cultura desmemoriada, y a ello se agrega la imposición de una visión pragmática, objetiva, y la descalificación de la intuición y la cosmovisión espiritual. Hemos perdido la conexión con nuestra más sagrada esencia, hemos perdido el poder que tenemos de crear nuestro destino conscientemente, y de haber alcanzado niveles evolutivos inimaginables. 

Ahora, tenemos los deseos, los modelos influidos por la cultura, pero también podemos tener la gran voluntad de hacer los cambios que sean necesarios. Primero es preciso reconocer que del modo como hemos sido educados, quizás hoy tendríamos muchos problemas al formular deseos.

Gregg Braden nos da una explicación muy sencilla de la existencia de una malla que nos conecta a todos, cómo funciona dicha malla de energía, la cual se nutre de nuestros sentimientos y su influencia sobre nosotros. Una buena manera de comprender este fenómeno es el concepto de Inconciente Colectivo de Carl Jung.


La malla está siendo nutrida permanentemente por nuestros sentimientos, y éstos son el resultado de nuestras emociones y nuestros pensamientos, de tal manera que siempre estamos emanando y recibiendo esas mismas energías, sin saberlo.

A través de varios experimentos sobre el funcionamiento de esta dinámica cuántica, se han encontrado validaciones interesantes de cómo podemos cambiar nuestras experiencias de vida, a través de una programación adecuada para ser transmitida a esa malla energética y con ello lograr cambios favorables en la cotidianidad.

Braden hace alusión a los experimentos del japonés Masaru Emoto con el agua, práctica común entre muchos espiritualistas quienes le rezan a determinados objetos, para ser usados como protección, como es el caso del Hilo Rojo de la matriarca Esther a cargo de los kabbalistas.

Esto nos da una idea de cómo podemos cambiar nuestra vida, cambiando los sentimientos que emanamos hacia la malla. No sólo eso, Braden nos agrega que la clave está en asumir dentro de nosotros la idea que deseamos como si ya hubiese sido otorgada, como si ya la disfrutáramos, lo cual formará unos sentimientos de plenitud y satisfacción que irán a la malla y de allí de vuelta a nosotros. No en balde se nos ha recomendado que debemos tener siempre pensamientos positivos, ya que esto es al fin y al cabo, lo que tenemos dentro, lo que emanamos y lo que se nos regresa. 

Es interesante pasearnos por las reflexiones acerca de la oración, la cual depende mucho de la intención de quien la realiza, sin embargo, cuando se trata de peticiones, generalmente parten del sentimiento de carencia, del sentimiento de dolor, de angustia, de desesperación, sentimientos que penetran en la malla y en lugar de regresar lo que se solicita, regresa carencia, es una especie de círculo vicioso.

Es gráfico el ejemplo de la lluvia, imaginándola caer y sintiendo el agua y el lodo en los pies.

Disfruten y saquen sus propias conclusiones, eso sí, esto es un grandioso descubrimiento, o recuerdo, como se quiera entender, que nos puede proporcionar una gran felicidad a todos, y que mientras más sentimientos armónicos y amorosos enviemos a esa malla, más felicidad obtendremos todos. 

La realidad de que estamos conectados, es lo que hará la diferencia en lo sucesivo, que no caben sentimientos egoístas, porque al fin y al cabo se nos regresan multiplicados. Esto ya había sido expuesto por algunas buenas filosofías espirituales, las cuales argumentan que las energías fluyen en forma circular, razón por la cual se nos devuelven.