viernes, 11 de marzo de 2016

EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA

"MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO", y todos lo oyeron, pero luego dijo: "EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA". Pero no tuvimos oídos para oír. Interpretamos con mucha esperanza, que era un evento por ocurrir, un asunto temporal... Han pasado 2000 años y ese Reino parece más que lejano, inalcanzable.
Mi hija, un día me aclaró: "Mamá, la clave es que no es temporal, sino ESPACIAL".
El Reino de Dios está "cerca", está dentro de nosotros, -Jesús lo tenía muy claro, porque estaba conectado-, pero para llegar a él, tenemos que adentrarnos por un pasillo que da terror: el Inconciente. El Inconciente lo hemos construido como un estadio de oscuridad, donde hemos acumulado emociones y recuerdos inconfesables, que proceden de la deslumbrada y adicta conexión con el mundo exterior; en él guardamos emociones reprimidas, silenciadas, hay que pasar por recovecos tenebrosos, tocar dolor, rabia, tristeza, miedo y horror. Allí podemos permanecer enredados e impotentes, pero, es preciso seguir adelante, porque más allá, caminando por ese túnel, rumbo a la Supra Conciencia se encuentra ese Reino, donde no hay dualidad mundana, sino expresión pura del amor Divino.
¿Qué puede significar que para llegar a la luz hay que transitar por la oscuridad?. Sospecho que es necesario que para tener la casa impecable, hay que llenarse de polvo. Es un viaje inevitable de las almas que  sólo han aceptado la seducción del mundo externo.   
Hemos creído que el mundo real es el mundo material, y no sin razón, las necesidades básicas se satisfacen con bienes materiales, y si nos referimos a necesidades afectivas, también se llenan con las manifestaciones que realizamos con otras personas, en lo cual incluyo mascotas. No obstante, este mundo incluye un gran bagaje de aspectos no materiales que hemos construido desde la mente, que forman parte de la dinámica colectiva, y para citar sólo una tenemos la religión.
El concepto de espiritualidad forma parte de nuestro mundo, el asunto es que lo hemos descalificado, en su origen, porque hubo una irrupción de egoísmo y poder, y después, la razón prevaleció sobre la intuición, y generó una, mucho más lapidaria descalificación, a cargo de la ciencia, que todo lo comprueba, y lo que no pase por su método es definido como falso. 
Hoy después de notables muestras, -más que demostraciones-, de la condición espiritual del ser humano, hemos llegado a un punto, en el cual reconocemos que somos seres espirituales teniendo una vida material, lo cual derrumba aquella sentencia escolar, que rezaba: "El ser humano, nace, crece, se desarrolla, envejece y muere", como si sólo fuéramos organismos sin conciencia.
Freud dio los mejores aportes al conocimiento del mundo oculto de la mente, al incorporar en el espacio científico el concepto de Inconciente, el fenómeno de los sueños, como clave del descubrimiento interior, las pulsiones de Eros y Thánatos, como las fuerzas conductoras de la vida, lo cual le costó no pocas resistencias sociales, que ya conocemos. Jung, adelantó el paradigma, e incorporó claves del mundo mágico y mitológico, como versiones modelo del mundo interno, lo cual denominó arquetipos, y que aún hoy nos sorprende por su puntualidad.
Tenemos a nuestro alcance algunas propuestas para desarrollar capacidades para re-orientar nuestro enfoque paradigmático, y rescatar esa chispa divina que llevamos dentro. Es un asunto personal, cada quien escuche o desoiga su conciencia.