sábado, 14 de agosto de 2010

LA MADRE PATRIA (III)

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Como todo tiene su opuesto, en estas tierras también se cultivó el trabajo honesto, el estudio, el logro a través del esfuerzo, la literatura, la participación de la mujer en los ámbitos públicos, la música... y aquí tenemos las cosas que más queremos y que nos hacen sentir en casa. Cultivar el conocimiento libera del atavismo de la violencia, ya vemos cómo Europa occidental, después del impacto de las dos guerras mundiales ha ido logrando un estatus civilizatorio, arraigado en el bien colectivo, desde la participación social y la administración del poder.   

Los latinoamericanos somos sociedades muy particulares por nuestro orígen, aunque esta expresión es percibida de manera distinta cuando se observa en cada país y cuando se observa en las poblaciones que emigran a países desarrollados. Todos hemos sido testigos en más o en menos intensidad, lo que esto significa, pero los latinoamericanos también nos hacemos imágenes del extranjero.

En Venezuela la llegada de un contingente de europeos en la post guerra, fue acogida con una actitud tolerante e incluso con agrado. Pronto compartimos con nuestros compañeros de clase, niños polacos, italianos, españoles, alemanes y franceses. La bonanza petrolera nos dió apertura al consumo de productos importados, y nuestra cultura se hizo liberal, disfrutadora, al corriente de las cosas del mundo.

Cuando pienso en La Madre Patria, pienso en su arte, su bella música, y no me queda más que admirar a todos los artistas que a través de los años nos deleitaron con sus voces y su presencia. Quién puede olvidar a Joselito, el pequeño Ruiseñor, Marisol, Pedrito Rico, Lola Flores, Sarita Montiel, Conchita Bautista, y más cerca, a Rafael, Jean Manuel Serrat, Nino Bravo, Camilo Sesto, La formula V, El dúo dinámico, Jeanette, Karina, Los Mitos, Paloma San Basilio, Miguel Bosé, Las Mocedades,  Antonio Canales, Cigala




Esa misma riqueza que anida profunda en el alma humana  se manifestó en estas latitudes, a través de la literatura y la música, hermosas fuentes de identidad que nos unen y mantienen la alegría de nuestro gentilicio. 

LA MADRE PATRIA (II)

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Con estas breves consideraciones, pretendí poner la lupa en una característica de nuestra ideosincracia, surgida a partir de un evento traumático de horror, que no sólo involucró vivencias psicológicas sino corporales, que condujeron al mestizaje. Nuestra herencia de saqueos y saqueadores,  iniciada con la invasión española sigue siendo reeditada una y mil veces, en el devenir de nuestros pueblos, pero ahora, con otros métodos y ejercida por los mismos latinoamericanos.

En un capítulo de la historia de Xica Da Silva, una heroína brasileña, llevada a la televisión hace algunos años, se observa la actitud cruel de este personaje, que tuvo la fortuna de ser protegida por el hidalgo de mayor poder del lugar, el Comendador, al convertirla en su pareja. Su crueldad y picardía no tenían límites, era una mezcla típica del blanco y del negro, era hija de un hidalgo y una esclava. En ella puede verse muy bien dibujada la pulsión que le daba la sangre portuguesa del padre, y la que le daba la sangre africana de su madre. 

Debo aclarar, que en este análisis no estoy haciendo especial referencia a la genética, como causa de los comportamientos; estoy planteando la cultura en su conjunto, utilizando el término sangre en forma genérica.




  
Los españoles se instalaron, crearon instituciones para hacer funcionar su economía, tuvieron hijos,  los blancos criollos,  no mestizos, aunque siguieron la tradición de sus padres de procrear mestizos. Representaban la clase económica dominante, supeditados al poder político de la península, razón que generó el descontento que condujo a la independencia; un motivo práctico que les daría autonomía y evitaría los envíos de recursos a España.  Estos procesos independentistas se vieron favorecidos por la revolución francesa, la cual puso en jaque a las monarquías europeas de entonces.


Los procesos independentistas dieron autonomía a estos pueblos, dando lugar a sociedades civiles que apuntaron a la consolidación de naciones que luego se relacionaron para establecer acuerdos de ayuda mutua y diplomacia internacional.

Gracias a esa confluencia de nacionalidades y a la buena acogida que  se manifestó siempre con los extranjeros que llegaban a nuestro país, tenemos rasgos de muchos lugares, comemos los platos de lejanos países y oímos la música de unos tantos también.

No hemos superado el trauma, en la actualidad es notable ver en nuestro comportamiento, rasgos de una manera de ser, que tiene un nombre que en una oportunidad oí mencionar a una representante indígena. No  recuerdo su nombre, ella lo denominaba como "el Síndrome del Conquistador-Conquistado". Este síndrome consiste en sentirse como un "conquistador" o saqueador, al mismo tiempo que  se tienen las pulsiones de los sentimientos del "conquistado" o víctima. Se expresa así:

1- A través de una actitud que imita al invasor. El saqueo, como método de supervivencia, no sólo de las arcas nacionales, si tiene oportunidad, sino aplicando la "viveza criolla", como una forma de conseguir beneficios y relacionarse con los demás. "A mí que no me dén, sino que me pongan donde hay", es una triste expresión de quienes están inspirados en esta rapiña. Para ello, se ubican en cargos públicos privilegiados a los cuales acceden a través de la participación partidista o la adulación.

Esta actitud no siempre se expresa invadiendo toda la conciencia de la persona, sino que también puede estar como motivación de base de cualquier empleado o trabajador, quien ve en la oportunidad, el momento de aplicar su pequeño saqueo. Es un concepto distorcionado de la propiedad, a la cual se puede acceder a través de la apropiación indebida.


Es memorable el hecho de que en la época de gran expansión petrolera, en Venezuela, el Estado equipaba de todos los recursos y equipos a los hospitales, y poco a poco se dieron cuenta de que el mismo personal médico y otros empleados, extraían los equipos y materiales para dotar a sus clínicas privadas. Esto condujo a la aplicación de medidas de seguridad en estos centros y en las instituciones de investigación científica.

Esta es sólo la muestra de lo que puede ser un mal hábito en una sociedad que aún no encuentra su camino hacia la prosperidad, porque la motivación más notable está centrada en el consumo y consumismo de bienes que no son precisamente resultado de sus propios esfuerzos. 

2- A través de una actitud que imita al invadido, al saqueado.  Esta actitud es de victimización, el uso de un discurso que señala al extranjero, al poderoso, al que ha acumulado bienes, o cualquiera  que  sea percibido en mejores condiciones materiales, como culpable de todos sus males. Con un conglomerado dispuesto a saquear, las cosas no pueden ir bien, entonces, de cualquier manera el culpable es el poderoso extranjero, la imagen del invasor vive en el imaginario colectivo...Invasor que paradógicamente, anida en él mismo. 

El síndrome conquistador-conquistado no pudo ser más gráfico, para expresar el lado oscuro del mestizaje. Estas dos cualidades se fundieron en los mestizos, como una marca en el fondo de la psiquis. En este fenómeno cultural, se aprecia una insanía psicológica, ya que estas dos características no parecen relacionarse en la mente de quien las padece. Quien está atrapado en este síndrome no capta que su propio saqueo es el origen de su padecimiento. 

Ya es hora de darnos cuenta de que el pasado es una fuente de información que ha de ser usada positivamente, como referencia autocrítica. Que aunque la historia haya sido escrita por los vencedores, -que se auto-denominaron "conquistadores" cuando eran invasores-, es preciso reconocer que somos espejos de un comportamiento similar, sólo que lo hacemos internamente.  La expansión de poder de los europeos se expresa en pequeño dentro de cada país.

A pesar de que nuestra historia es muy particular por la confluencia de culturas y la violencia aplicada en el saqueo de riquezas y la manera como se produjo el mestizaje, la expansión de los imperios  europeos, siempre se obtuvo a punta de lanza; muchas comunidades fueron convertidas en esclavas, dominadas por la fuerza. El poder como valor superior al trabajo, creó ejércitos destructivos que diezmaban poblaciones y asaltaban bienes y tierras, además de que subyugaban a los sobrevivientes. Era el método, no podía ser de otra manera en las tierras que por "azar", "descubrió" Colón.    

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martes, 10 de agosto de 2010

LA MADRE PATRIA (I)

Se dice, y no lo puedo objetar, que la historia la escriben los vencedores, y eso quiere decir que de ella sólo tenemos una visión parcializada de lo que pasó; sin embargo, esto no significa que somos tan ingenuos como para modelar una referencia sin ninguna crítica. No creo en la inocencia absoluta de la gente, al menos hay aunque sea una minoría, que sabe ver y analizar lo que le cuentan.  Afortunadamente la historia ya no es asunto de cronistas aficionados, sino de especialistas en reconstruirla, historiadores, metodólogos de la historia.   

Aprendimos en la escuela que España era nuestra Madre Patria, he de suponer entonces que América es nuestro Padre, porque esas dos culturas se unieron y dieron lugar a lo que somos hoy, con el ingrediente picantoso de la cultura africana, que no decidió incorporarse sino que fue traído por la fuerza. Al menos en Venezuela  estas tres culturas, se mezclaron y dieron origen a un nuevo personaje, lleno de inspiración y contradicciones.

La llegada de los españoles a estas tierras de habitantes tropicales, vestidos como se los exigía el clima y adornados como se lo prescribían sus creencias, fue el resultado del espíritu de expansión  de los europeos, quienes pretendían ir a la India. Cuenta la historia, que por cosas del azar vinieron a recalar a nuestras playas, pero como  yo no creo en la casualidad, y menos en una empresa como aquella, supongo que todavía hay cosas por descubrir en ese misterioso viaje de Colón.

Ya somos mestizos, incluso en sus inicios los cronistas y estudiosos de aquel comportamiento, realizaban tipologías al observar muy de cerca las uniones sexuales, a fin de determinar hasta qué punto la sangre pura de los españoles se había contaminado. Pero resulta que a esos españoles que se mezclaron no les importó nada su pureza y copularon a más no poder con negras e indias, muchas de las veces a la fuerza y otras, tal vez con mujeres encantadas  con aquellos ojos de cielo que nunca habían visto. 

Para identificarnos inequívocamente, y, por obra y gracia del francés  Michel Chevalier, desde 1836 somos latinoamericanos. Esta denominación puede ser muy gráfica para describir nuestra composición, sin embargo, dado el devenir socioeconómico de nuestra región, saqueada por demás, lo latinoamericano está cargado de connotaciones peyorativas.

El saqueo es el factor común de nuestra historia,  fue el punto de partida de nuestra cultura. Lo que fue  América, -llamada así en honor al navegante italiano Américo Vespucio-, antes de la invasión europea y en lo que se convirtió,  tiene una impresión bastante contrastante.

Sin ánimo de profundizar, los habitantes de estas tierras practicaban -sin lugar a dudas- una forma de vida ecológica, lo cual impregnaba lo cotidiano y lo trascendental, aunque ésto no fuese un comportamiento consciente, estudiado... ¿O, tal vez sí...?  Hoy estamos descubriendo facetas ocultas de las culturas prehispánicas.

La invasión de los europeos produjo un cambio radical, sin contar los cambios religiosos y culturales en general, el saqueo se convirtió en una forma directa o velada de administrar las riquezas, y de relacionarse socialmente. El  mestizo ya no tenía un sentido de identidad con la naturaleza y sus recursos, sino que estos fueron percibidos como objetos que debían tomarse por la fuerza como lo habían hecho los poderosos invasores europeos.

Hasta hoy el saqueo es, en más o en menos medida, la marca de la manera de administrar la vida pública latinoamericana; ahora la llamamos corrupción administrativa, pero es saqueo. En la sangre, en el hábito,  o en la mente quedó el asalto del cual fue víctima la cultura autóctona de este continente, como un modelo para enriquecerse en lo personal o partidista, se perdió el sentido de pertenencia e identidad con lo propio, se quebró una cosmovisión  natural.

Impresiona la marca que puede dejar en las víctimas las acciones de los victimarios. La fuerza de la dominación establece una visión inequívoca de que la vida es sólo eso, que sólo hay un opresor y un oprimido y como nadie quiere estar en el segundo lugar,  éste último desarrolla el deseo de estar en las condiciones de opresor,  es decir, en el papel del saqueador, y lo emula, lo imita.

Con esto sólo estoy poniendo la lupa en el lado más oscuro de nuestra cultura, lo que significa que tenemos un antagonismo interno que mantiene a la mayoría de la sociedad latinoamericana en la carencia, en el subdesarrollo.  

Los pueblos que poseen una identidad  fundamentada en el trabajo, el desarrollo y la prosperidad alcanzada con la participación de todos, para lo cual establecen maneras específicas de organizarse, han logrado florecer y mantenerse, porque han podido establecer una cosmovisión capaz de promover las capacidades colectivas e individuales

La consolidación de reinados logrados por la invasión abierta, es cosa del pasado, pero nos dejó la herencia nefasta del asalto, ahora adaptado a los nuevos tiempos y métodos, pero realizado por los mismos latinoamericanos. 

Muchos estudios sobre el tema latinoamericano han colocado afuera la responsabilidad de nuestra historia, no olvidamos al invasor, siempre estamos viendo en el Imperio extranjero la fuente de nuestras desgracias, aún no hemos aprendido que nuestro destino nos pertenece. El concepto de estructura social nos ha paralizado, o en el peor de los casos, nos ha dado una cohorte de administradores cuyo verdadero motivo para tener acceso al poder, es el saqueo. Sigue siendo lo mismo, un asalto a mano poderosa, emulación del invasor español. 

Nuestra historia colectiva es el discurrir de una vida modelada por la oportunidad de tener acceso a las riquezas, sólo que con variados actores, aunque latinoamericanos todos. 
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