Cuando nuestros primeros padres tuvieron que abandonar el Jardín del Edén, podemos estimar que ya estaban propicios para emprender una aventura como la que les fue encomendada, eran niños en un sentido simbólico, porque no tenían experiencia, tenían una virginidad psíquica, y así, muy decidida a caminar, Eva le dijo a Adán: "vamos, tira pa´llá", como dice Antonio Alcántara, el de Sagrillas.
Hoy tenemos las enigmáticas palabras de Jesús, cuando nos advierte que sólo siendo niños podremos entrar al Reino de los Cielos, pero resulta que esto es una metáfora, Jesús nunca se expresó en forma directa, sólo nos dio pistas, lo cual ha sido el gran problema humano, porque no sabemos leer entre líneas, y si lo hacemos tenemos mucho riesgo de equivocarnos.
¿Qué es ser un niño? a los ojos humanos un niño es un ser vulnerable, inocente, puro, desinteresado...Bueno, depende, he visto bebes de un año arrebatándole un objeto a otro o llorando porque quiere algo que tiene otro, y niños más grandecitos manifestando discriminación, manipulación, y hasta un egoismo notable, aunque no lo hayan visto y aprendido en su casa.
Mi explicación es que los niños son simplemente seres humanos pequeños, con pulsiones internas de mayor o menor intensidad, que luego manifestarán como comportamientos del bien y del mal. Es por ello que hay un proverbio no sé de quién, que dice: "Educa al niño y no tendrás que castigar al adulto".
No creo que Jesús se refería a este tipo de niño, al que fuímos antes de los 7 años, porque si eso fuese así lograríamos ese estado de niñez, asumiendo la vida como adolescentes y luego asumiendo actitudes infantiles, con poses risueñas y superficiales, que parece no importarle nada, inmadurez que ya hemos visto bastante. Creo que la niñez a la cual alude Jesús es un estado que está por llegar, y para ello tendremos que alcanzar un estatus logrado a través del trabajo interno.
Recuerdo que una vez ocurrió un evento muy desagradable en la oficina, y una amiga con mucha más experiencia que yo, me dijo algo más o menos así: en la vida no es indispensable o valioso ser bueno, lo más importante es ser justo.
Nunca olvidé esa verdad, porque lo bueno puede aparentarse y suavizarse con gestos y palabras dulces, lo cual es hipocresía y deshonestidad; además, lo bueno depende de una atribución social y personal, podemos hacer una gran lista de cosas buenas para nosotros que seguramente serían consideradas muy malas para otros; en cambio lo justo no tiene equívoco, a cada quién lo que le corresponde, ese día pensé que de buenos estaría lleno el infierno, pero de justos se llena el cielo.