Siempre he tenido prudencia cuando se trata de
comentar sobre las relaciones entre hombres y mujeres, porque cualquier cosa
que se exprese, siempre tendrá su contraparte; por eso quiero enfatizar que estas
apreciaciones que voy a desarrollar, son necesariamente una porción de la
realidad, vista desde la experiencia personal y profesional.
El tema mujer ha tenido mucha atención en el ámbito de
las investigaciones científicas, por ello siempre he sentido un vacío en los
estudios sobre lo masculino. No cabe duda que la ciencia se inclina a estudiar los
fenómenos conflictivos, por ello se estudia la pobreza, los efectos nefastos de
la guerra, el desempleo, es decir, se investiga el fenómeno de las víctimas; en el
caso de la mujer, responde a razones vinculadas a los abusos de los cuales ha
sido objeto, históricamente.
No tengo ninguna intención de hacer halagos a lo
femenino, ni mucho menos afirmar que es una Diosa, ni discursear sobre un tema
que ha movido gestas libertarias, pero considero que la mujer sigue siendo la
piedra en el zapato, la voz de alarma, en medio de una sociedad acentuadamente
masculina. Por esta desarmonía, por esta desafortunada iniquidad, la mujer se
ha visto en la necesidad de promover cambios que le han favorecido, aunque no
haya logrado cambios sustanciales, en el orden de cosas establecido desde el
patriarcado.
¿Qué esperar o aspirar del hombre? Que al menos
exprese su potencia, su fuerza hacia la actividad creativa y no destructiva,
sabemos que quien se encuentra bien no desea cambios, y esto es lo que ha
determinado que la humanidad se haya mantenido dominada desde lo masculino.
Después de miles de años de sometimiento femenino,
ante las diversas formas de dominación masculina, que van desde el patriarcado
antiguo, hasta el machismo moderno, la mujer ha vivido tal variedad de
experiencias, que sólo podremos enumerar algunas:
- Ha pasado por la total dependencia del varón en las
sociedades patriarcales, que aún persisten y que exigen hasta el uso de burkas;
- Ha sido golpeada y lapidada;
- Ha maltratado y abandonado a sus hijos, y herido su
corazón;
- Se ha rebelado asumiendo la prostitución para auto
determinarse a través del acceso al dinero propio;
- Ha negociado matrimonios convenientes para tener un
reconocimiento de esposa honesta;
- Ha amado con pasión y romanticismo a su príncipe
azul, el cual era sólo un sapo;
- Se ha divorciado cargando con la prole a
cuestas;
- Se ha quedado soltera para evitar males
mayores;
- Ha planeado su maternidad con simientes anónimas,
para evitar tratos con parejas;
- Ha imitado la actitud masculina, creando un
hembrismo de mismo nivel que el machismo;
- Se ha hecho profesional y salido a la calle a
trabajar duplicando su jornada laboral;
- Se ha incorporado a actividades delictivas asociadas
siempre a su apoyo a pareja, hermanos o padre;
- Se ha convertido en femme fatal, depredadora y
deshonesta;
- Ha estudiado esoterismo, astrología, terapias
familiares, terapias alternativas o complementarias,
- Se ha paseado por las diversas versiones teóricas de
lo masculino y femenino, y
- Hasta se ha hecho lesbiana, quizás por la
desesperada búsqueda de su feminidad afuera;
- Pero también, ha tenido amores maravillosos, que
alientan a las demás; por eso, creo que ahora le toca trabajar al hombre.
Debo declarar que considero al hombre y a la mujer,
resultado de una compleja relación de variables, con sus cualidades únicas y
definitorias, pero lo que siempre me ha conmovido es el papel que la madre
posee en la estructuración de ese hombre como lo conocemos. En los años sesenta
se decía que la culpable del machismo era la mujer, porque ella era la que
realmente criaba al hijo; yo no estaba tan segura de tal afirmación, porque
considero que la cualidad o esencia del alma también agrega condiciones que
nunca tomamos en cuenta y que son vitales para mí, por referirme a la condición
personal y al libre albedrío. Además, la ausencia de un padre correcto en la
familia, también hace lo suyo en la dinámica de lo aprendido en familia; se
cree –equivocadamente- que cuando una mujer cría sola a sus hijos, es ella la
única que influye sobre ellos, olvidando que el vacío que deja el padre no lo
puede suplir ella.
Por fortuna aparecieron muchos autores escribiendo
sobre el desarrollo personal, muchas propuestas exóticas sobre el mundo
espiritual y su efecto sobre la vida cotidiana, pero a esas convocatorias casi
el 95% lo responden las mujeres. Me asombro de que independientemente del
taller, la mayoría de asistentes son mujeres y cada vez la poca asistencia
masculina se ha ido mermando; sin embargo, cuando comentaba este fenómeno, las
mismas mujeres argumentaban que había que hacer algo, y lo harían ellas, que si
ellas cambiaban, cambiaba todo.
Bueno, esto parece que no ha resultado tan cierto, o
al menos, el cambio que supuestamente se esperaba no apareció, las mujeres cada
vez se encuentran más solas, aún cuando tengan pareja, y sea cualquiera
la edad que tengan, y no creo que esa fuera la idea inicial. Se suponía que al
incorporar elementos nuevos y asertivos en el ámbito de las relaciones,
desaparecería la cadena de disfunciones que han perdurado por generaciones,
pero lo que se ha podido observar, es que el hombre se sigue comportando igual,
ha aceptado los cambios de la mujer y hasta usufructua parte de esos
beneficios, especialmente en el ámbito de lo sexual: más libertad-menos
compromiso, más superficialidad-menos amor, más frialdad-menos afecto.
Pareciera descorazonador el asunto, la búsqueda de
mejores condiciones en la dinámica social la ha propiciado la mujer, y todavía
se necesita mucho más, porque han habido fallos, reinventos poco propicios,
imitaciones del modelo masculino, en fin, tal vez estemos en otra octava, pero
aún así, con mucho descontento.
La familia, el escenario de las relaciones más
significativas del ser humano, ha experimentado tal asalto, que si bien era necesario,
no alcanzó resguardar la seguridad de las nuevas generaciones. Con estupor
vemos cómo la juventud adolescente de hoy a rasgos generales, es escapista, y
en sus manifestaciones más extremas, está atraida por la embriaguez o cualquier
estado que simule los efectos de las drogas, y es capaz de hacer cualquier cosa
que le dé identidad grupal, aún a cambio de su propia vida.
Se sabe de actos inauditos que realizan en la búsqueda
de diversión, que cuesta creer como aspiran condones por la nariz para
expulsarlos por la boca, extraer alcohol de medicamentos y desinfectantes de
manos, consumir una cucharada de nuez moscada o canela, lo cual les produce un
desorden generalizado, una intoxicación que puede conducirlos a la muerte. Las
cosas de uso cotidiano se están haciendo peligrosas, porque hasta el agua puede
ser usada inadecuadamente y producir un fallecimiento. Sólo lea:
http://cnnespanol.cnn.com/2013/09/24/7-locuras-peligrosas-que-hacen-los-adolescentes-de-hoy/
De una familia compleja y extendida, con diversidad de
expresiones, se ha pasado a una institución desestructurada, invadida por la
externalidad, los hijos están en manos de la noticia que le llega fácilmente
por medios digitales; después de haber delegado sus funciones a la Escuela, lo cual
ha sido devastador, porque las responsabilidades no se pueden delegar, la
familia está pidiendo atención a gritos.
Vivimos momentos agudos, en todos los ámbitos,
necesitamos nuevas y sólidas orientaciones, para crear un nuevo rumbo en las
relaciones más importantes de la sociedad, porque ésta parece sólo un
conglomerado de individuos solitarios, marcados por la falta de un padre
afectivo y con exceso de padres externos, como lo son simbólicamente: el
gobierno, el líder de barrio, el jefe, la autoridad que no tiene autoridad
moral, la voz de los medios de comunicación, y otros tantos padres que
distorsionan la formación de un ser con fortalezas éticas.
La buena noticia es que si muchos estamos revisando,
encontraremos algo; no me cabe duda, llegaremos a reorganizarnos, aunque por
los momentos, el caos nos revele la dimensión del trabajo por realizar. Por
otra parte, creo que hay un hombre positivo, creativo y amoroso en el corazón
de muchos, admiro su corporeidad, su sentido del humor, casi infantil, y su
fuerza protectora.
Creo que es hora de que el hombre, el varón, participe
conscientemente de esta recuperación social, la mujer ha aportado cambios, y
hasta se ha perdido en el camino, especialmente por comportamientos
inadecuados, o asumiendo retaliaciones indebidas, pero no es posible lograr una
sociedad justa sólo con la participación de un sólo género, y pido disculpas a
quienes sí lo están realizando y yo vengo a dividir la sociedad en dos
porciones, y por sexo, -cuando se desea enfatizar algo, se corre este riesgo-;
pero estoy convencida de que la sociedad no avanza en el sentido correcto
debido a la falta de participación positiva del hombre, quienes en lo personal
se ven repitiendo comportamientos irresponsables y en lo público se ven planeando
guerras, destruyendo economías y tomando el poder irrestricto, como lo hacían
los romanos hace más de dos mil años.