viernes, 27 de septiembre de 2013

POR EL ENCUENTRO

 
Siempre he tenido prudencia cuando se trata de comentar sobre las relaciones entre hombres y mujeres, porque cualquier cosa que se exprese, siempre tendrá su contraparte; por eso quiero enfatizar que estas apreciaciones que voy a desarrollar, son necesariamente una porción de la realidad, vista desde la experiencia personal y profesional.

El tema mujer ha tenido mucha atención en el ámbito de las investigaciones científicas, por ello siempre he sentido un vacío en los estudios sobre lo masculino. No cabe duda que la ciencia se inclina a estudiar los fenómenos conflictivos, por ello se estudia la pobreza, los efectos nefastos de la guerra, el desempleo, es decir, se investiga el fenómeno de las víctimas; en el caso de la mujer, responde a razones vinculadas a los abusos de los cuales ha sido objeto, históricamente.

No tengo ninguna intención de hacer halagos a lo femenino, ni mucho menos afirmar que es una Diosa, ni discursear sobre un tema que ha movido gestas libertarias, pero considero que la mujer sigue siendo la piedra en el zapato, la voz de alarma, en medio de una sociedad acentuadamente masculina. Por esta desarmonía, por esta desafortunada iniquidad, la mujer se ha visto en la necesidad de promover cambios que le han favorecido, aunque no haya logrado cambios sustanciales, en el orden de cosas establecido desde el patriarcado.

¿Qué esperar o aspirar del hombre? Que al menos exprese su potencia, su fuerza hacia la actividad creativa y no destructiva, sabemos que quien se encuentra bien no desea cambios, y esto es lo que ha determinado que la humanidad se haya mantenido dominada desde lo masculino.

Después de miles de años de sometimiento femenino, ante las diversas formas de dominación masculina, que van desde el patriarcado antiguo, hasta el machismo moderno, la mujer ha vivido tal variedad de experiencias, que sólo podremos enumerar algunas: 

- Ha pasado por la total dependencia del varón en las sociedades patriarcales, que aún persisten y que exigen hasta el uso de burkas;
- Ha sido golpeada y lapidada; 
- Ha maltratado y abandonado a sus hijos, y herido su corazón; 
- Se ha rebelado asumiendo la prostitución para auto determinarse a través del acceso al dinero propio; 
- Ha negociado matrimonios convenientes para tener un reconocimiento de esposa honesta; 
- Ha amado con pasión y romanticismo a su príncipe azul, el cual era sólo un sapo; 
- Se ha divorciado cargando con la prole a cuestas; 
- Se ha quedado soltera para evitar males mayores; 
- Ha planeado su maternidad con simientes anónimas, para evitar tratos con parejas; 
- Ha imitado la actitud masculina, creando un hembrismo de mismo nivel que el machismo; 
- Se ha hecho profesional y salido a la calle a trabajar duplicando su jornada laboral; 
- Se ha incorporado a actividades delictivas asociadas siempre a su apoyo a pareja, hermanos o padre; 
- Se ha convertido en femme fatal, depredadora y deshonesta; 
- Ha estudiado esoterismo, astrología, terapias familiares, terapias alternativas o complementarias, 
- Se ha paseado por las diversas versiones teóricas de lo masculino y femenino, y 
- Hasta se ha hecho lesbiana, quizás por la desesperada búsqueda de su feminidad afuera;
- Pero también, ha tenido amores maravillosos, que alientan a las demás; por eso, creo que ahora le toca trabajar al hombre.

Debo declarar que considero al hombre y a la mujer, resultado de una compleja relación de variables, con sus cualidades únicas y definitorias, pero lo que siempre me ha conmovido es el papel que la madre posee en la estructuración de ese hombre como lo conocemos. En los años sesenta se decía que la culpable del machismo era la mujer, porque ella era la que realmente criaba al hijo; yo no estaba tan segura de tal afirmación, porque considero que la cualidad o esencia del alma también agrega condiciones que nunca tomamos en cuenta y que son vitales para mí, por referirme a la condición personal y al libre albedrío. Además, la ausencia de un padre correcto en la familia, también hace lo suyo en la dinámica de lo aprendido en familia; se cree –equivocadamente- que cuando una mujer cría sola a sus hijos, es ella la única que influye sobre ellos, olvidando que el vacío que deja el padre no lo puede suplir ella.

Por fortuna aparecieron muchos autores escribiendo sobre el desarrollo personal, muchas propuestas exóticas sobre el mundo espiritual y su efecto sobre la vida cotidiana, pero a esas convocatorias casi el 95% lo responden las mujeres. Me asombro de que independientemente del taller, la mayoría de asistentes son mujeres y cada vez la poca asistencia masculina se ha ido mermando; sin embargo, cuando comentaba este fenómeno, las mismas mujeres argumentaban que había que hacer algo, y lo harían ellas, que si ellas cambiaban, cambiaba todo.

Bueno, esto parece que no ha resultado tan cierto, o al menos, el cambio que supuestamente se esperaba no apareció, las mujeres cada vez se encuentran más solas,  aún cuando tengan pareja, y sea cualquiera la edad que tengan, y no creo que esa fuera la idea inicial. Se suponía que al incorporar elementos nuevos y asertivos en el ámbito de las relaciones, desaparecería la cadena de disfunciones que han perdurado por generaciones, pero lo que se ha podido observar, es que el hombre se sigue comportando igual, ha aceptado los cambios de la mujer y hasta usufructua parte de esos beneficios, especialmente en el ámbito de lo sexual: más libertad-menos compromiso, más superficialidad-menos amor, más frialdad-menos afecto.

Pareciera descorazonador el asunto, la búsqueda de mejores condiciones en la dinámica social la ha propiciado la mujer, y todavía se necesita mucho más, porque han habido fallos, reinventos poco propicios, imitaciones del modelo masculino, en fin, tal vez estemos en otra octava, pero aún así, con mucho descontento.

La familia, el escenario de las relaciones más significativas del ser humano, ha experimentado tal asalto, que si bien era necesario, no alcanzó resguardar la seguridad de las nuevas generaciones. Con estupor vemos cómo la juventud adolescente de hoy a rasgos generales, es escapista, y en sus manifestaciones más extremas, está atraida por la embriaguez o cualquier estado que simule los efectos de las drogas, y es capaz de hacer cualquier cosa que le dé identidad grupal, aún a cambio de su propia vida.

Se sabe de actos inauditos que realizan en la búsqueda de diversión, que cuesta creer como aspiran condones por la nariz para expulsarlos por la boca, extraer alcohol de medicamentos y desinfectantes de manos, consumir una cucharada de nuez moscada o canela, lo cual les produce un desorden generalizado, una intoxicación que puede conducirlos a la muerte. Las cosas de uso cotidiano se están haciendo peligrosas, porque hasta el agua puede ser usada inadecuadamente y producir un fallecimiento. Sólo lea:

http://cnnespanol.cnn.com/2013/09/24/7-locuras-peligrosas-que-hacen-los-adolescentes-de-hoy/

De una familia compleja y extendida, con diversidad de expresiones, se ha pasado a una institución desestructurada, invadida por la externalidad, los hijos están en manos de la noticia que le llega fácilmente por medios digitales; después de haber delegado sus funciones a la Escuela, lo cual ha sido devastador, porque las responsabilidades no se pueden delegar, la familia está pidiendo atención a gritos.

Vivimos momentos agudos, en todos los ámbitos, necesitamos nuevas y sólidas orientaciones, para crear un nuevo rumbo en las relaciones más importantes de la sociedad, porque ésta parece sólo un conglomerado de individuos solitarios, marcados por la falta de un padre afectivo y con exceso de padres externos, como lo son simbólicamente: el gobierno, el líder de barrio, el jefe, la autoridad que no tiene autoridad moral, la voz de los medios de comunicación, y otros tantos padres que distorsionan la formación de un ser con fortalezas éticas.  

La buena noticia es que si muchos estamos revisando, encontraremos algo; no me cabe duda, llegaremos a reorganizarnos, aunque por los momentos, el caos nos revele la dimensión del trabajo por realizar. Por otra parte, creo que hay un hombre positivo, creativo y amoroso en el corazón de muchos, admiro su corporeidad, su sentido del humor, casi infantil, y su fuerza protectora. 

Creo que es hora de que el hombre, el varón, participe conscientemente de esta recuperación social, la mujer ha aportado cambios, y hasta se ha perdido en el camino, especialmente por comportamientos inadecuados, o asumiendo retaliaciones indebidas, pero no es posible lograr una sociedad justa sólo con la participación de un sólo género, y pido disculpas a quienes sí lo están realizando y yo vengo a dividir la sociedad en dos porciones, y por sexo, -cuando se desea enfatizar algo, se corre este riesgo-; pero estoy convencida de que la sociedad no avanza en el sentido correcto debido a la falta de participación positiva del hombre, quienes en lo personal se ven repitiendo comportamientos irresponsables y en lo público se ven planeando guerras, destruyendo economías y tomando el poder irrestricto, como lo hacían los romanos hace más de dos mil años.