Desde muy niña me gustó ver el Concurso de belleza en Venezuela, para conocer los maquillajes, las telas y vestidos, tal vez ya presentía que en algún momento de mi vida me iba a dedicar a la alta costura.
He oído planteamientos sobre lo inconveniente que resulta resaltar la belleza física por encima de otros valores, sin embargo, me gustaba ver lo último en moda y estilos.
Con respecto a otros valores, no sé cómo este concurso puede ser tan poderoso hasta el punto de que pudiera anular los valores de la familia, al menos a mí no me afectó, nunca me sentí ofendida por no tener la estatura ni las condiciones para concursar. Simplemente admiraba a quienes podían competir. Quienes se sienten menos se debe a otros aspectos psicológicos, falta de sustento emocional en la infancia, baja autoestima y envidia.
Con respecto a otros valores, no sé cómo este concurso puede ser tan poderoso hasta el punto de que pudiera anular los valores de la familia, al menos a mí no me afectó, nunca me sentí ofendida por no tener la estatura ni las condiciones para concursar. Simplemente admiraba a quienes podían competir. Quienes se sienten menos se debe a otros aspectos psicológicos, falta de sustento emocional en la infancia, baja autoestima y envidia.
Poco a poco, Venezuela fue participando con mucha ventaja, no sólo por la belleza real de las candidatas venezolanas, sino porque se organizó toda una empresa para apoyar los factores que intervenían en ese proceso. Eso sí, las venezolanas fueron asimilando maneras de mantener y mejorar la condición física y los afeites que forman parte de nuestro diario vivir.
Surgió la cirugía como remediación de algunos detalles físicos, pero nadie se llame a engaño, un bisturí no hace milagros, un bisturí no hace bella a ninguna fea, ni le sube estatura, ni le pone piel, nada de eso. Quien argumente esto, cree en pajaritos preñados.
Surgió la cirugía como remediación de algunos detalles físicos, pero nadie se llame a engaño, un bisturí no hace milagros, un bisturí no hace bella a ninguna fea, ni le sube estatura, ni le pone piel, nada de eso. Quien argumente esto, cree en pajaritos preñados.
Hoy Venezuela tiene un record de títulos ganados, y aún cuando la crítica al certamen alude a prácticas plásticas, yo creo que hay plasticidad en todo lo que lleva a la belleza, el maquillaje, el modelaje, el cuidado del cabello, por eso no estoy de acuerdo con lo natural por sí mismo. Lo natural es acabada de bañar, cabello mojado o seco sin arreglo y lleno de horquetillas.
Venezuela había hecho de este evento un trabajo al cual le dedicó toda una planificación, que dicho sea de paso, ningún país hace, aquí se reunieron dos cosas, la belleza natural y los afeites indispensables para resaltar lo natural.
La noche de anoche, 23 de agosto, en Las Vegas, el certamen Miss Universo 2010 marcó una evidente discriminación a Venezuela, un miedo descarado, un caradurismo descomunal y una actitud mezquina, que a miles de kilómetros vimos en nuestras pantallas.
Marelisa Gibson pagó el peso del resentimiento, la mezquindad, la maniobra, la presión, de quienes decidieron sacarla de la competencia sin habérselo comunicado con antelación. Hubiera sido mejor para Venezuela, que de antemano se hubiera establecido que no podía participar en el 2010, porque ya había ganado muchos certámenes, y así la verdad resplandecía.
Aunque me gusta la representante de México, linda chica, con su traje típico espectacular, nadie le ladró en la cueva, no tuvo competencia y menos que menos ... Jamaica, era evidente que ganaría.
De este evento lo que más me impactó fue el minuto 2:22, miren a la Miss Venezuela en el medio de estas dos finalistas. Las dos finalistas se acomodan y se posan justo a ambos lados de la Miss Venezuela, quien brilla en el fondo con su presencia inconfundible, mostrando la sombra del descaro del cual todos fuimos testigos.
Para los venezolanos no haber ganado no significa nada, lo significativo fue el descarado guión del evento, cuyo desenlace ni tomó por sorpresa a la bellísima mexicana.