miércoles, 23 de marzo de 2011

CONCEPCIÓN DE LA MUJER... CASI HASTA HOY

Quien esté familiarizado con la historia de la mujer en occidente, sabrá que la imagen femenina como ser, ha sido bastante precaria y con una fuerte tendencia a la demonización. 

Desde las formulaciones de los filósofos griegos, incrementado por los representantes de la Iglesia católica, la herencia judía y los filósofos, políticos, escritores, poetas de toda la Era cristiana, han repetido con insistencia una descripción y definición de la mujer que va desde su animalización, maldad, rareza, estupidez, objeto depositario de la simiente, traición, seducción, y toda calificación despectiva que no hace más que pensar en un hombre afeminado, lleno de angustia por su homosexualidad culposa, como el origen de tanta obsesión. 

La culpabilidad de Eva en el mito del Paraíso Terrenal, fue  argumento suficiente para crear toda una teología del carácter animal de la mujer, la cual no era la madre del hombre sino al contrario, sacada de una parte del costillar del hombre.

Tal parecía que la mujer hubiera sido una obra complementaria de Dios, creada posteriormente, como un anexo que faltaba y fue hecha con un material extraído del hombre para que fuese carne de su carne, pero que el sentido era para que lo ayudase, un auxiliar en la vida.

Nombrar los personajes que se dieron a la tarea de desprestigiar a un ser que era tan extraño, que cada mes expulsaba su sangre sin ninguna razón, y por lo cual fue considerada pecadora, dado como  castigo de Dios tras la desobediencia, sería dedicar mucho espacio en este blog, y absolutamente innecesario, por la desagradable confirmación de que existieron hombres, llenos de prejuicios y de una oscura y retorcida debilidad por yacer con masculinos.

Esta visión descalificadora de la mujer no perdonó la maternidad, porque realmente la perpetuación de la especie no tenía ninguna importancia para aquellos pensadores, incluso tenían la idea de que la tierra ya estaba superpoblada y que los nacimientos eran el producto de la concuspicencia femenina.  

Es un horror mirar atrás. Siguiendo al pie de la letra las palabras de Jesús: "El Reino de Dios está cerca", argumentaban que de ser así, no había necesidad de seguir criando chiquillos, y que lo razonable era mantenerse virginales, reprobando el matrimonio, o cuando más, con la condición de que los cónyugues no consumaran la unión. 

No dudo que ese afán misógino pudiera esconder una oculta intención de solidificar las relaciones homosexuales, que al fin y al cabo no producen hijos, y aparentaban una virginidad que nadie vigilaba.

Era tal la satanización de la mujer que dibujaban las figuras diabólicas con cara femenina. No me sorprendería que las niñas  al nacer, fueran sometidas a la pena de muerte, como ocurre aún hoy en algunos lugares del planeta.

Pobres y estúpidos pensadores que  hubieran podido usar su energía mental para mejores causas, en lugar de entretenerse en los supuestos defectos femeninos. La única razón que encuentro para este desatino es, que quienes estaban mal hechos eran ellos, donde había una real distorción era en sus cabezas y sus cuerpos, asustados por la leyenda y obsesivos en su homosexualidad. 
 
Lo más desconcertante es que hoy, existen lugares donde la mujer no tiene ningún valor como ser humano, ya no son prejuicios,  ni están inspirados en una leyenda, son acciones pragmáticas,  manipulación y conveniencia. En La India y En China, asesinan a las niñas al nacer porque no son rentables para la familia, ya que al crecer se van con el marido, en cambio los varones se quedan en casa y aportan para el mantenimiento de la economía familiar. 

Desconocen Los Derechos Humanos, y si en occidente tampoco se respetan genuinamente, al menos han logrado establecerse como referencia y como valor. 

Occidente ha salido de alguna manera de esta oscuridad y aquellas ideas sin fundamento son un horror, sin embargo, una visión tan repetida, especialmente por quienes tenían cierta autoridad, se convirtió luego en una actitud: el machismo; y la mujer contribuyó también a anclar esa mentalidad en la sociedad, haciéndola funcionar en los valores y en las prácticas cotidianas y trascendentes. 

La verdad es que estas referencias culturales arrastradas desde hace más de dos mil años, por decir lo menos, ha dejado restos como una lacra en el alma humana, manifestándose en la actualidad en las difíciles relaciones entre hombres y mujeres, donde el amor es apenas un reciente pegamento entre la parejas.  

Hoy en el mejor de los casos, la mujer es respetada por los logros que ha alcanzado, basicamente no en su ámbito femenino, sino porque ha demostrado capacidades en el ejercicio de actividades masculinas. La mujer ha distraído sus funciones femeninas para realizar tareas masculinas, y el hombre sigue sin entenderla.

Antes se la satanizaba y ahora es un misterio. ¿No será que el hombre demuestra una vez más su incapacidad intelectual, para entender y relacionarse con la mujer, quien ha demostrado su complejidad y su competencia, en todas las áreas del conocimiento humano? 

El reto de la humanidad es alcanzar la comprensión de la especie humana, como expresión de la naturaleza y como seres vinculados con el todo, con una actitud lejana al miedo y a la superstición de los antiguos teólogos mal informados. El hombre y la mujer en un lazo de amor verdadero.

Dado el pensamiento mágico de aquellos trogloditas, no me imagino cómo hubieran reaccionado los clérigos de la edad media si hubieran escuchado esta voz angelical:


http://www.youtube.com/watch?v=mXm0cMyg2wM

En homenaje a las mujeres, simplemente por tener la condición de hembras, una bella proclama:   


Y dios me hizo mujer,
de pelo largo, ojos, nariz 
y boca de mujer.

Con curvas y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.

Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.

Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños, el instinto.

Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas 
que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo

 Gioconda Belli