jueves, 29 de septiembre de 2011

DIOS LO PERMITE TODO

 Desde que supimos que Adán y Eva probaron del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y que fueron expulsados del Paraíso, donde se llevaba una vida pura, para vivir en la tierra, con estos dos sinos sobre los hombros, no podemos asombrarnos por el hecho de que existan estas dos polaridades.

También supimos que Dios no abandonó a nuestros primeros padres, porque fueron despedidos con vestidos y seguro con lo mínimo para subsistir hasta que se hubieran instalado en el nuevo territorio. Posteriormente, Dios se comunicaba con los grandes profetas y siguió estableciendo pactos a través de ellos.

He oído quejas de quienes culpan a Dios por los males del mundo, cuando realmente este mal lo causamos los humanos; incluso me atrevo a sospechar que los movimientos telúricos pueden tener algún impulso con tanta energía negativa que producimos con el crimen, el dolor de las víctimas, el sufrimiento de los enfermos, las malas intenciones del narcotráfico, del terrorismo, y no sigo, porque no podría decir nada más.

No cabe duda que el bien va más allá de las cosas que consideramos como buenas, puesto que es muy bueno tener las necesidades cubiertas, pero si lo hacemos a través de un medio honesto se multiplica el bien, se hace consciente. De tal manera que el bien y el mal aparte de que son relativos, también tienen un carácter trascendental, y es allí cuando preferir el bien se hace divino, se vincula al Plan de Dios.

Jesús nos invita a amarnos unos a otros, y con ello disminuir o minimizar los acontecimientos donde el mal se hace presente, pero no lo practicamos. Es por ello que Qmraam Mikhaël AÏvanhov nos dice: 

"Espontáneamente asociamos el bien a Dios. No, el bien, como el
mal, son sólo servidores de Dios. Dios no es el bien, es
infinitamente más que el bien. Así pues, dejad de preguntaros por
qué permite que el mal exista. Dios lo permite todo, y lo permite
todo porque lo utiliza todo.
Y también vosotros debéis comprender cómo utilizar el mal en
vuestros trabajos, exactamente igual como el químico que no
rechaza nada porque sabe emplear todos los productos contenidos
en su laboratorio, incluso los venenos; porque en un laboratorio
se necesita todo. El químico debe ser pues un modelo para
nosotros. Puesto que en nuestro laboratorio interior poseemos lo
puro y lo impuro, lo luminoso y lo oscuro, lo que nos atrae hacia
arriba y lo que nos atrae hacia abajo, es preciso que aprendamos
a utilizarlo todo para realizar los designios de Dios. ¡Dad
gracias al Cielo por haberos creado tal como sois, y trabajad!"

¿Cómo saber cuándo, cómo, dónde y qué mal es el que nos sirve para buenos propósitos?, o, ¿será que siempre hacemos esto y no nos damos cuenta?