Repugnante noticia de hoy: En Margarita detuvieron a un hombre que torturaba a sus perros en rituales satánicos. El detenido fue un actor de cuarta en el programa de Radio Rochela. Uno de los perros está prácticamente forrando su esqueleto. No puedo más que creer que cualquier ritual de esta naturaleza sea voluntariamente hecho o pedido, proviene del Demonio, tanto de hoy como del pasado. No es posible que exista un Dios verdadero, que se deleite con el aroma de la carne asada, porque encima, no se la va a comer. Sólo una entidad oscura se satisface con una ofrenda como ésta, porque se deleita con el dolor del que siente y padece.
Resulta muy desagradable la idea de torturar o degollar a un animal como ofrenda religiosa. Desde el punto de vista antropológico, los primeros humanos que vivieron en comunidad, al verse afectados por desastres naturales, creyeron que allá arriba había un demonio que había que tranquilizar y satisfacer, a fin de que no produjera tales desastres, las cuales involucraban pérdidas y muertes humanas. Fue así como fueron realizadas ofrendas previas, para mantener a aquel espíritu endemoniado tranquilo.
No obstante, este tipo de actividad aún ocurre entre personas muy ignorantes, que me hacen dudar de la premisa tan difundida en estos tiempos, sobre la salvación en colectivo. ¿Cómo podemos tener unidad con tan infelices seres, capaces de hacerle daño a un animal, encima domestico y tan fiel como un perrito? Cualquier ofrenda es ventajosa, sacrificar a otro, para obtener beneficios para sí, es muy ruin.
Estas prácticas han sido una costumbre universal, ocurre en todos los lugares del planeta, se han hecho y aun se ejecutan, lo cual llama mucho la atención; si esta práctica fue solicitada por una entidad divina, en la remota antigüedad, como se cuenta en los textos sagrados, -caso de Abraham-, esa entidad también estuvo pidiendo lo mismo a todas las comunidades existentes en el mundo. Lo cual no me deja otra conclusión que creer, que todos los pueblos del mundo fueron “los elegidos”.
Tal enfoque ritual, anclado en la tortura y la muerte, se ha seguido manteniendo en el imaginario colectivo, como un referente indispensable de la redención, triste enfoque que valida el dolor y el martirio de los más puros, como salvación de los criminales pecadores, y me refiero a Jesus. Se le denomina Acto de Propiciación, se le ofrece a Dios, la sangre de quien fue crucificado por unos malvados, un acto salvaje, y se justifica porque fue para salvar a la humanidad. No se entiende. Es como justificar el crimen de los romanos y del poder de los judíos, y la gente sigue siendo malévola.
Esto no se queda aquí, la agresividad hacia a los animales, se practica como diversión, y a pesar de las manifestaciones en contra, aún se hacen espectáculos vergonzosos ante un público sádico, que dice OOOLE, ante la perversidad que implica indisponer a un toro, al colocarlo bajo tortura en la oscuridad, dos días antes de una corrida. El pobre animal ya va herido y no puede ver al salir al ruedo pleno de luz solar; se dice que le colocan sacos de arena en la zona de los riñones lo cual les causa su desprendimiento.
¿Podemos los humanos de hoy tener la cara limpia ante tales brutalidades y enorgullecernos de tener una Maestranza en nuestra ciudad?
Cuando era muy niña, yo acompañaba a una vecina muy apreciada de mi mamá, y ella premeditadamente planeó llevarme con ella a ver una corrida, y a escondidas; tenía unas influencias en la maestranza, y pasamos a un lugar preferencial y desde allí vi como el torero le metió una daga al toro, y éste vomitaba sangre y moría, fue un impacto que me hizo llorar mucho y la señora no encontraba cómo calmarme. Desde ese momento desarrollé alergia a la carne, y no me parece agradable el fieston que se arma delante de una parrilla. Si me invitan yo como yuca con guacamole. EVA BRICEÑO SOCIOLOGA 24-01-2021
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