jueves, 7 de enero de 2010

...Y LA LLAMÓ EVA

Paso a paso, Yavé Dios fue creando su obra, con una concentrada y delicada atención, manifestando la esencia de los colores, texturas, aromas, formas, melodías, figuras, sabores; preparando el ágape de la vida. Minuciosamente fue separando la luz de las tinieblas, lo seco de lo mojado, lo alto de lo bajo, el macho y la hembra, ...lo bueno ...y lo malo, lo permitido y lo prohibido, el SÍ y el NO.


Fue creando la esencia de la dualidad, fue organizando el escenario, el camino estrecho y el camino amplio, según posteriores palabras de Jesús. Y cuando creó al hombre, lo creó a su imagen y semejanza, es decir, con conciencia, o con la semilla de ella.
Según esto, el Jardín del Edén ya contenía la semilla del mal, aunque sólo verbalizada, a través de la severa advertencia divina: 'no comerás del fruto de aquel árbol porque perecerás'; sin embargo, a simple vista aquel árbol no pareció atraerles, fue por la influencia de un tercero, como se convirtió en una posibilidad, en una tentación.


Y esta tentación, esta poderosa fuerza, se despertó en el interior de nuestros primeros padres, para convertirse luego en la chispa que mueve el mundo: ¡la curiosidad!, como gatos, impelidos por esa ansia de saber, conocieron y perecieron, no sin razón se dice que la curiosidad mató al gato, ese hermoso felino que nos enseña independencia, libertad.


El No se convirtió en ¿por qué no?, a través de la más osada, la mujer, quien probó la fruta y la compartió con el hombre, ¡como debe ser!, experimentaron el despertar de las sensaciones, un remolino de vibraciones, una explosión, un big bang, un éxtasis sexual, en su más amplia, pura y hermosa manifestación ...y dieron paso a una nueva creación, el mundo materializado, donde se cuecen habas.


De inmediato aparecieron los síntomas de la desobediencia, el conocimiento, ¡Oh, estamos desnudos!, es decir, expuestos; perdieron la inocencia, sintieron miedo, la desprotección que produce haber crecido. Un complejo mundo psíquico estaba en acción.


Yavé Dios debió saber todo lo que ocurría y no lo impidió, como un buen padre, se limitó a anunciarles lo que se les avecinaba, como adultos que tal vez eran ya, les proveyó de vestidos, y los despidió, creo que les dijo: "Vayan hijos míos, a crear, a aprender, a crecer, aquí está el Jardín, la casa primigenia esperándolos, para que regresen cuando hayan creado suficiente luz en el mundo, los Bendigo, siempre estaré con ustedes".


Y así fue, es y será, se dio inicio a muchas cosas que no había en el Edén, por ejemplo, los nombres, a Yavé Dios como que le interesaba poco la nomenclatura, pues, fue el hombre quien le dio nombre a los animales, y a su compañera la llamó Eva, palabra hebrea, Havvah, que significa vida, fuente de vida. ¡Cómo me había perdido de tan maravillosa historia!

4 comentarios:

Karina Pugh Briceño dijo...

Mami, qué hermosura!!! Cuánta sabiduría en ese bocado de manzana!!! Lo voy a volver a leer porque es un texto riquísimo!!! Eres fajadísima.

Eva Rosa Briceño Pacheco dijo...

Gracias a tí que me abriste el Blog y me estás enseñando a realizarlo, tienes paciencia

Carmencita dijo...

Linda Eva es lindo ver como hablas de tus padres entre la dulzura y el control, de dos personas tan jovenes y hermosos por la descripción que haces
Mi padre Oscar un llanerazo de San Fernando de Apure era mi cómplice, soy la mayor de cuatro hermanos. En mi casa Leopoldina, mi mamá, ejercia el control, pero no era rigurosa, solo en el orden y aseo, lo cual lo herede ATAVICAMENTE
En mi tercera juventud, en los 61 años,sin la Candidez de mi niñez,deseo con responsabilidad saber ser Justa y Honesta, Un Abrazo Carmencita

Eva Rosa Briceño Pacheco dijo...

Gracias Carmencita, Qué bueno tener a tu padre de cómplice, esa es la mejor idea que tengo de la relación de pareja, ¡un cómplice para armar una conspiración de amor!