Cuando pienso en personas sin pareja, de inmediato me ubico en las mujeres; tal vez sea una distorción natural, porque pienso desde mi propia realidad. Aunque es un fenómeno que afecta a ambos sexos, afecta de diferente forma.
Entre las mujeres también puede generar diversas maneras de vivirlo, dependiendo de lo que obtengamos como aprendizaje después de una separación.
En este ámbito, como en casi todas las experiencias humanas, lo importante es realizar al menos una reflexión sobre lo acontecido en cada caso, lo cual significa una tarea de revisión cuidadosa, especialmente desde la observación de nosotras mismas. Nada obtenemos colocando responsabilidades en el otro aunque las tenga, porque no vamos a cambiar al otro, lo que nos interesa en todo caso, es crecer con lo vivido.
Hemos leído muchas recomendaciones para quienes habiendo tenido separaciones, desean intentar de nuevo una relación. Aparte de lo obvio, como vivir el duelo, evitar sacarse un clavo con otro clavo, -lo cual es nefasto-, cuidar la salud, creo que lo más productivo es tomar lápiz y papel y comenzar a escribir.
Escribir lo que se vivió, y esto tiene sus pasos:
1- Analizar nuestras expectativas, creencias y comportamiento. Así nos podremos dar cuenta si éstas tres cosas estaban vinculadas o si por el contrario, como ocurre con frecuencia, teníamos una expectativa, teníamos creencias opuestas a las expectativas, y teníamos un comportamiento no acorde a lo anterior.
Esta desconexión interna es muy frecuente, por eso es preciso armonizar lo que pensamos, deseamos, creemos, decimos y hacemos. Algunas veces somos capaces de saltar sobre una convicción sólo por el deseo de tener una relación, lo cual siempre pasará su factura.
Como vemos en la ilustración, creer que nuestro corazón estaba enterito al comienzo de la relación es un error muy común, porque cargamos con heridas desde nuestra infancia, que se revelan sensiblemente en las relaciones de pareja.
Como vemos en la ilustración, creer que nuestro corazón estaba enterito al comienzo de la relación es un error muy común, porque cargamos con heridas desde nuestra infancia, que se revelan sensiblemente en las relaciones de pareja.
2- Revisar qué aprendizaje me deja la relación. Esto está vinculado con las cosas que descubrimos de nosotras mismas. Qué cosa no sabíamos de nosotras y descubrimos en el proceso.
3- Revisar qué cosa supimos de la pareja que antes no sabíamos. Esto nos sirve para descubrir el autoengaño. Hasta qué punto habíamos proyectado nuestros deseos en el otro y no habíamos conectado con la verdadera persona. Hasta qué punto nos engañamos, colocándole a la pareja cualidades que no tenía.
4- Revisar cuáles fueron las motivaciones que sustentaban la relación. A veces el sólo deseo de no estar sola, dependiendo de la persona que encontremos, puede convertirse en el peor de los errores.
5- Asegurarse que la separación se haya completado, no dejando cabos sueltos, que pueden convertirse luego en excusas para regresar sobre bases falsas, o contribuir a que la separación se haga más engorrosa.
Pocos temas están rodeados de tantos mitos como las relaciones de pareja, por ello la autoobservación nos puede dar muchas claves para sobrevivir con éxito, e incluso salir fortalecidas para volver a intentar una nueva relación.
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