jueves, 27 de diciembre de 2012

...Y EL MUNDO NO SE ACABÓ



Miedo, esperanza, terror, confianza, homicidios y suicidios, alegría….., todos estos fenómenos los produjo ese caudal de información que pronosticaba el fin del mundo y a la vez esclarecía un cambio de Era. Sin embargo, parece que estos presagios ocurren cada vez que se aproxima un nuevo milenio.

Ante tal incertidumbre, y con los tsunamis, terremotos, inundaciones, cambio climático, las explosiones solares, presentí que no era tan descabellado que la tierra, harta de tanta felonía sobre su piel, reaccionara sacudiéndose de tanto parásito humano.

Lo que sí me preocupaba era que se pudiera perder la obra cultural que se extiende por todos los rincones del planeta, los paisajes hermosos de Gaia, y especialmente que no hubiera quien los disfrutara.

La compleja diversidad de la obra humana, me llevaba por sus espacios hermosos, las artes, las letras, la ética, la solidaridad, la ayuda mutua, el respeto, la honestidad, y sabía que esto no se podía perder, aunque hubieran mil acabos de mundo. 

Añoraba que se produjera un fenómeno justiciero, que iniciara un proceso de despertar de conciencia colectivo, como una cadena de  bombillitos que se encendía de pronto y se nos abrieran los ojos ante la espectacular dimensión de la vida. Un salto hacia la mayor y mejor percepción del mundo, una salida del dolor y el sufrimiento, un ascenso hacia un estado unificado, como han proclamado algunas tendencias proféticas.

Había temor por los tres días de oscuridad, ¿Y cómo?, si hemos vivido millones de millones de días en oscuridad, la idea era despertar de esa noche intensa, cargamos con una oscuridad de alma, que no se hace consciente, porque nos acostumbramos a creer que la luz del sol es la única luz.

Encontré en esta página un texto que describe de manera perfecta, mi pensamiento, qué maravilla que no estoy sola: 

http://www.aveviajera.org/nacionesunidasdelasletras/id778.html


No obstante, no sabemos a ciencia cierta, si estamos iniciando un cambio real, cuando cumplimos año, no sentimos el cambio de inmediato, es un proceso que dura un año, hasta llegar al otro cumpleños. No podemos penetrar en los misterios de Dios, para descartar que la promesa se ha cumplido, esa es mi convicción, que ese gran tsunami se esté operando en nuestra alma, y que podamos transformar este bello planeta en un lugar de armonía.


miércoles, 26 de diciembre de 2012

TIEMPOS PARA DESEAR EL BIEN



Los buenos deseos se hacen presentes en momentos claves, nacimientos, cumpleaños, ceremonias religiosas, fiestas patrias como en el septiembre mexicano, y especialmente en fin de año; la proximidad de otro año nos lleva a reflexionar sobre el año que acaba y de plantearnos nuevos objetivos, aunque apenas pasa enero se nos olviden los acuerdos de restricción que nos hemos impuesto y volvamos a la inercia del hábito malsano.

Entonces, tal vez en diciembre lo que hacemos cumplir con el protocolo, porque los buenos deseos hacia los demás, muchas veces pasan por lo buenos que seamos nosotros con ellos, de nada sirve desear cosas buenas para las personas cercanas, si de alguna forma no somos honestos en nuestras relaciones.

Qué difícil es determinar el punto específico en el cual podemos afectar a otros, sin embargo, hay una clave muy antigua, la sinceridad completa, a veces hay pequeñas sinceridades enmarcadas en una gran mentira. Sutilezas de la confusa manera de relacionarnos, para sacar provecho del otro, de hacernos los desentendidos ante las pulsiones éticas que sin duda nos conminan desde dentro; por eso nos atacan las enfermedades, y si no somos profundos no nos damos cuenta de que nuestras lesiones no son más que la manera como somos con los demás, no por casualidad Jesús nos dio lo único valioso que podemos hacer: AMARNOS LOS UNOS A LOS OTROS.

Por eso les deseo mucha prosperidad, pero de buenos sentimientos; les deseo felicidad, pero por alcanzar la paz interna que da la honestidad; alegría, pero la alegría del alma pura; tranquilidad espiritual, que resulta de tener la conciencia tranquila.

martes, 4 de diciembre de 2012

PEAO DE BOIADEIRO



PEAO DE BOIADEIRO
Serio Reis

Sou um Peão de Boiadeiro procurando paz
O caminho das estrelas eu deixei prá tras
Vou seguindo neste mundo, nesta solidão
Eu e meu cavalo, estrada de chão
Vou pensando nela, triste ilusão
Quero ser o seu amigo
Ser o seu abrigo tudo que lhe falta
Ser o seu Peão
Quero estar sempre ao seu lado
Ter o seu perfume
Ser o seu amado
E não sentir ciúme, ciúme
Sou Peão de Boiadeiro amando demais
Eu que não acreditava um dia ser capaz
E se esse amor existe pode confessar
Não me deixe triste basta um olhar
Para que eu sinta que o amor nasceu

PEÓN DE GANADO
Soy peón de ganado procurando paz
El camino de las estrellas yo dejé atrás
Sigo en este mundo, en esta soledad
Mi caballo y yo, camino de tierra
Voy pensando en ella, triste ilusión
Quiero ser su amigo
Ser su abrigo, todo lo que le falta
Ser su peón
Quiero estar siempre a su lado
Tener su perfume, ser su amado
Y no tener celos, celos
Soy un peón de ganado amando demasiado
Yo que no creía que un día pudiera ser capaz
Y si ese amor existe, puedo confesar
No me deje triste, basta una mirada
Para que yo sienta que el amor nació

Hermosa remembranza de la vida campesina, cuando tenía dulzura; la casita blanca bordeada de jardines, patios inmensos, y terrenos cultivados. Dura vida para obtener los bienes de la tierra, dulce para amar de verdad.

Esta letra alude a una de las historias de la gran producción brasileña, PANTANAL, era la canción de un peón que amaba a una chica invadida por el odio y la venganza, que a fuerza de cariño, protección y solidaridad abandona su propósito y se deja amar.

Este ambiente bucólico aún está presente en el ideario popular, especialmente en quienes apenas tuvimos reseña de su existencia; mi madre que vivió la vida campesina desde la rudeza de su familia de Tenerife, Islas Canarias, nos contaba historias sobre su niñez transcurrida en las montañas de la Arenosa, Municipio Boconó del Estado Trujillo; tenían una hacienda de café y cultivaban legumbres intercaladas con maíz, frutales, hortalizas, caña de azúcar y tenían un trapiche, con una buena producción de papelón, además de ganado lechero para el consumo de la familia y el personal de jornaleros.  

Mi madre tenía un don para contar anécdotas, con descripciones del ambiente, la vivienda, los personajes, las aspiraciones y las relaciones humanas, que elaboró sin darse cuenta un sólido imaginario en nuestro pensamiento infantil, y tengo tan vivos los paisajes, los eventos y los tonos emocionales de sus historias, que puedo reproducirlas sin equivocación; es un archivo dentro de una gavetica de mi biblioteca mental que tengo intacta.

Para ello no había hora, cuando cocinaba, cuando lavaba y planchaba, y cuando nos poníamos a jugar a la casita, colgando sábanas en el cuarto y tomando chocolate caliente en tiempos de lluvia, recuerdo que casi no podíamos oírla por el estruendo que producían las gotas de agua sobre el techo de zinc; por eso me gusta tanto ese ruido ensordecedor del zinc impactado por el aguacero, especialmente para dormir.

Después de ese íntimo solaz, cuando escampaba de inmediato brillaba el sol, y salíamos al frente de la casa a poner barquitos de papel periódico que mi madre nos hacía, en el gran río que se formaba en la calzada, todos los vecinos hacían lo mismo y hacíamos competencia y aupábamos nuestras embarcaciones, donde yo me imaginaba que iba de viaje.   

Mis padres reprodujeron en Maracay la casita blanca bordeada de jardines, y mi madre, hasta tenía un huerto de hortalizas y una siembra de maíz; cuando cosechaba las mazorcas nos contaba el cuento de la gallinita que invitó a sus vecinos a sembrar y ninguno quiso acompañarla, por lo cual sembró con sus pollitos, y al cosechar desgranaba las mazorcas cantando de alegría y les preparaba unas cachapas que eran la delicia de los pollitos, puesto que le agregaba a la masa huevos criollos, leche en polvo, azúcar y un toque de vainilla, sin punto de sal porque se comen con queso de mano. Esa es la fórmula que uso para mis cachapas domingueras que aprendí con mi Mamá Gallina: Silvia Pacheco Bastidas.

sábado, 1 de diciembre de 2012

COME PESCADO PERO NO TE ATRAGANTES CON LAS ESPINAS


Esa es la vida, alimentarnos de pescado con espinas, y ¡cuántas veces nos atragantamos!, y con ello fácilmente pasamos del dolor al sufrimiento.

Parece que el dolor es inevitable, pues forma parte del crecimiento, hasta las piernas nos duelen cuando crecemos, pero de eso al sufrimiento hay toda una manera de actuar ante el dolor; quien haya entendido la diferencia entre estos dos estados ha logrado penetrar en un secreto ocultado por siglos por nuestra cultura judeo-cristiana, que de muy notable manera pondera el sacrificio como forma de vida y de trascendencia.

El circuito del pueblo elegido de Dios para alcanzar la tierra prometida, y la crucifixión de Jesús, son dos emblemas religioso-culturales de lo que cuesta o significa la elevación espiritual en occidente.

Hoy, los estudiosos del desarrollo personal nos están diciendo que podemos encontrar vías de resolución de problemas, comenzando por limpiar la casa mental en la cual guardamos sentencias debilitantes, porque el dolor es inevitable y el sufrimiento opcional. Al parecer requiere poner atención, estar prestos a escuchar, ver y olfatear bien los obstáculos que encierran los eventos a los cuales nos exponemos, para agudizar la percepción y encontrar un camino correcto, antes de que se transforme en sufrimiento. Esto representaría entonces un esfuerzo, y con ellos apreciaríamos el logro.

Cuando las cosas nos llegan gratuitamente tal vez no entendamos el valor que tienen; no obstante hemos de reconocer que en la vida también contamos con lo que en sánscrito definen como dharma, o regalos que tenemos por merecimiento de vidas anteriores, entonces hay temas en la vida que nos resultan fáciles y temas difíciles, ante los primeros debemos agradecer y ante los segundos hacer la tarea. En casos extremos, es fácil encontrar historias de hijos sobreprotegidos cuya vida es un tedio.

Cuando los deseos vienen precedidos de ciertas dificultades y éstas se superan, los logros tienen un matiz y un brillo muy apreciado, de allí la sentencia de que debemos pagar por todo lo que tenemos, para que lo valoremos y que el dinero que llega por vías non sanctas se esfuma, o nos complica la vida, y eso no es felicidad.

Podemos ver que en todos los casos las dificultades de unos son las potencias de otro, sin embargo, todos enfrentan dificultades, unos por exceso y otros por escasez, pero quien no sabe administrar la pobreza no sabe administrar la riqueza, y eso lo que quiere decir es que si tenemos poco, es preciso gastarlo con criterio de rico, es decir, bien invertido, mi madre decía que prefería tener un sólo par de zapatos, pero de buena calidad, que muchos zapatos baratos; eso nos reportó a la familia un criterio de buena administración donde la calidad estaba por encima de la cantidad.

Cuando se trata de bienes materiales el asunto es muy gráfico, pero cuando se trata de afectos, vínculos espirituales, sentimientos y complejos psicológicos, la cosa se complica, puesto que muchos nacen en familias disfuncionales, cuyo nutriente emocional es pobre o no existe, dejando así un vacío que luego dificulta las relaciones con los demás. Entonces las dificultades se colocan en casi todos los aspectos de la vida, porque hasta la manera de obtener el dinero deviene de la energía amorosa o de su ausencia. En estos casos hay que buscar ayuda profesional.

La humanidad se ha valido de muchas sentencias, que refuerzan el optimismo: “A nadie le falta Dios”, “Cada niño viene con su pan debajo del brazo”, “La esperanza es lo último que se pierde”, “A mal tiempo, buena cara”, “Dios sabe lo que hace”, “Primero muerto que boca abajo”, todo formando una gran mixtura de cosas que nos asisten y reconfortan a sacar las espinas de la garganta y que enriquecen la actitud positiva ante las adversidades.  
 

viernes, 30 de noviembre de 2012

CUANDO LA SEPARACIÓN ES INEVITABLE


El mundo de las relaciones conyugales y familiares, son los escenarios donde vivimos los eventos emocionales más dolorosos, aún cuando hay personas que poseen cierta protección natural con respecto a las emociones. Nacemos como seres sedientos de afecto, y somos los animales con la infancia más larga; por ello el trabajo de nuestros padres es un proceso cargado de responsabilidades, pues depende de ellos sustentar nuestra estructura emocional.

Como colectivo, padecemos síndromes que nos llevan a definirnos como una sociedad enferma, y esta definición abarca desde los comportamientos insanos que pasan inadvertidos, hasta las patologías mentales que requieren tratamiento psiquiátrico.

Para el observador común, sólo la locura expresada en agresión y descontrol personal, es motivo de alerta y preocupación, pero, los comportamientos insanos que incluso incluyen agresión, como el maltrato doméstico, la baja autoestima, la descalificación y las agresiones psicológicas cotidianas generalmente pasan inadvertidas, porque se arraigan en la cultura como modos de expresión natural. Ahora no digamos de los problemas asociados con neurosis, resentimientos, abandono, hábitos, creencias, valores y muchos más que impiden la sana convivencia. 

El matrimonio viene a ser uno de los escenarios más afectados por esta dinámica, cuando una pareja se une, se unen dos mundos, son dos cargas ideológicas que se enfrentan para construir una relación o para crear un caos que se agrava si hay descendencia. La diferencia entre estos dos caminos, está en la sanidad interna que tenga cada uno.

Aunque debemos partir del principio de que “todos tenemos una patología”, porque todos tenemos asuntos pendientes por resolver, porque si tenemos capacidades en unos aspectos, fallamos en otros, es una sana decisión, la que asumimos cuando nos revisamos y aceptamos la crítica, con el fin de resolver.

Cuando una pareja está inmersa en dificultades, no siempre estas dificultades son sentidas por ellos, podemos desde afuera observar una mala relación aunque los protagonistas no lo detecten. Esto está inscrito en esa autodefensa del yo que no quiere ver, es la negación defensiva de la psiquis que pulsa por negar la existencia de problemas, y parece paradójico, a más intensidad del problema, más negación.

Este ha sido un tema muy debatido en los últimos veinte años, abunda la literatura sobre desarrollo personal, y la realidad de lo que ha ocurrido en estos años, es que las parejas cada día duran menos juntas. Tal vez la duración sea una variable que hay que revisar; la contundencia de “hasta que la muerte nos separe” ya resulta demasiado pesada para sostenerla, quizás llegaremos a descubrir que hay momento en el cual las relaciones de pareja llegan a su fin sin que medie la muerte, ni los problemas. Ésta es una tarea que los estudiosos deben tener en cuenta, para hacerle seguimiento.

He visto separarse parejas porque ya no tenían incentivo para seguir juntos, aunque no tuvieran problemas específicos, sólo que aquella magia que los unía se acabó, y tal vez no se trate de la pasión sexual, tal vez sea sólo un asunto temporal, haber llegado a culminar el ciclo que tenían establecido, quien sabe porqué razón.

Dentro de la confusión que un tema como éste nos produce, es claro que tenemos que tener un criterio básico para sustentar una relación, y me atrevo a determinar algunas consideraciones:

1-   Cuando la intensión es crear una relación duradera o al menos comprometida, es indispensable conocer a la persona. Hay sentencias que dicen que más une lo que no sabemos del otro que lo que sabemos, pero mantenerse ignorante de quién tenemos a nuestro lado es un camino seguro al fracaso. Las relaciones de pareja se fundan en la identidad con el otro y saber sus antecedentes emocionales, sus carencias afectivas y sus potencialidades facilitan el vínculo, o, en caso contrario, alertan sobre la imposibilidad de una relación feliz. La pareja es un mundo por explorar, y aunque tengamos la información suficiente, siempre podría haber algo oculto. Está comprobado que la ilusión del príncipe azul, conduce a desengaños muy dolorosos, y que lo que existe es la “pareja compatible”(*), de allí la discusión e instrumentación que nos han aportado tantos escritores sobre el tema.

2-   Una vez un amigo que se iba a casar me preguntó: ¿dime qué me recomendarías para mantener mi matrimonio en armonía?. Le dije: trata a tu esposa como si la acabaras de conocer, es decir respétala; es increíble que podamos ser más respetuosos con los extraños y lleguemos al abuso con quienes amamos y compartimos la cama. Con un extraño no nos damos el permiso de abusar, porque sabemos que corremos el riesgo de ser perjudicados; pero el respeto con los seres cercanos siembra relaciones genuinas aún cuando en algún momento se separen. El respeto al otro es un sustento que se desarrolla con el respeto a sí mismo.

3-   Desarrollar la capacidad reflexiva, para mantenerse en control de las emociones devastadoras. A veces hasta una falsa información es capaz de desatar un caos, por la falta de control emocional, y cuando la información es cierta es peor, porque hay razones para la turbulencia. Por ello, no supongas, no asumas verdades sin comprobarlas, pregunta a la persona correcta, no indagues donde pueden haber informaciones mal intencionadas y desarrolla tu inteligencia emocional.

4-   Estructurar una comunicación asertiva, que generalmente se realiza con la palabra. Cuando hay problemas, los gestos y los mensajes corporales en medio de un mutismo corroe la relación, es preferible conversar, exponer y resolver, la falta de comunicación verbal crea un mundo de imaginación que en nada ayuda la relación.

Las relaciones humanas en general pudiéramos considerarlas como un misterio, mi madre decía que el matrimonio era una Lotería; en aquellos tiempos, eran un albur, pero hoy hemos bajado a tierra, y hemos considerado aspectos que podemos enriquecer, errores que podemos evitar, porque el amor que es la base de todas estas razones, seguirá siendo el motor de la existencia. 

Con estas sugerencias y muchas otras que apliquen en casos particulares, podemos garantizar un mejor ambiente emocional hasta cuando la separación es inevitable, cuando ya no hay amor conyugal, sino otro vínculo personal. 

(*) Boris Daniel Saavedra (ThetaHealing)