lunes, 15 de octubre de 2012

CUENTO PARA NIÑOS A OCTAVAS DISTANTES


Había una vez un país muy lejano, en unas tierras calientes y frondosas, bañadas por playas de arenas muy blancas y hasta las había rosadas, bajo una cúpula celeste que presentaba en luminosos lugares, unos crepúsculos tan impactantes que erizaba la piel con sus destellos, fucsia, azul, naranja y dorado. Una de sus regiones era considerada una tierra muy antigua y sólida, por eso nunca supieron lo que era un sismo.

Era un país muy diverso, tenía montañas con nieve, llanos bañados de esteros, costas vibrantes, desiertos de arenas suavecitas, una región selvática habitada por pueblos autóctonos, de una belleza inconmensurable, con ríos, caídas de agua, tepuyes y una tierra roja inconfundible, con una  riqueza en su suelo, que llamaban petróleo, tal vez la fuente de sus mayores calamidades, ya que eso generó en su gente y hasta en los extranjeros una motivación ya desaparecida, pero muy viva en ese tiempo, una cuestión que denominaban avaricia.

Fue un punto de partida para los movimientos libertarios del siglo XIX, porque aunque ustedes no lo hayan conocido, hubo épocas de esclavitud, dependencia y dominación, ejercidas tanto por fuerzas extranjeras, como por personajes de la misma sociedad. Esclavitud significa que hay gente a quienes les arrebatan la libertad y los convierten en una cosa que se compra y se vende, tráfico legal de personas.

En ese tiempo vivían del trabajo y del esfuerzo físico para extraer de la tierra los frutos de la subsistencia y explotación, bien por la vía de la esclavitud, y después por la administración de fincas con la contratación de jornaleros. En aquella sociedad post mantuana, también surgieron personajes brillantes en las artes, como Arturo Michelena en la pintura, escritores como Rómulo Gallegos, Miguel Otero Silva, Teresa de la Parra, poetas como Andrés Bello, Andrés Mata (*), Andrés Eloy..., no recuerdo su apellido, pero en aquel país tu decías Andrés Eloy y todos sabían a quién te referías. ¡Qué sincronía la de los poetas llamados Andrés!

Las cosas se fueron agregando de tal manera, que los lugareños lograron gobernarse a sí mismos, creció un sistema político, y entrado el siglo XX, la política era un mundo visto desde afuera como algo extraño y propio de leguleyos; incluso, la curiosidad de los niños al ver que los presidentes no tenían una actividad específica que realizaran, que no fuera hablar y hablar, antes por radio y luego por televisión, era explicada por los padres diciéndoles, que para ser presidente era necesario ser abogado.

No faltaron gobiernos duros, tiranías que sometieron a sus hermanos al silencio ideológico, a través de la persecución, prisión y destierro. Oscuros momentos de la historia de un país, que prometía una prosperidad sin límites, con una población que también prometía equidad, por su configuración única en el mundo de entonces, por ser el resultado de la mezcla inusual de tres razas: blancos, negros e indios, lo cual le dio a esos descendientes una belleza física que traspasó las fronteras del país, hasta ser famoso por las reinas de belleza que ganaban repetidamente la corona, en competencias mundiales.

He de aclararles que avanzados aquellos tiempos, la palabra raza, se fue convirtiendo en tabú, es decir, en prohibida, es decir, que era ofensiva, porque reflejaba la dominación de unos sobre otros, ustedes ya no lo viven, pero fue así en aquel remoto pasado. Se le llamaba segregación racial, una actitud sin fundamento que sólo recordaba el dominio económico y político que ejercieron unos sobre otros, basados en la supuesta superioridad racial, que era sólo mentira. Los científicos la negaban, los engreídos la amaban, los enojados la utilizaban, los transeúntes la odiaban, y los que no tenían criterio para debatirla, la sentían en la piel; aunque la discriminación, cosa desaparecida ya, no tuviera en ese país el drama que tenía en muchos otros del mismo continente.

 No tardaron en llegar gobiernos liberales, que hicieron sentir al lugareño, el dominio de un destino florecido, estudios, empleos, viajes, negocios, en un país donde nacían a montón las matas de mango, que no permitía que nadie muriese de hambre y donde cualquier cosa que se vendiera era comprada; pero se fue deteriorando poco a poco, en un mar de indiferencia y el apaciguamiento que produce el brillo de los avances tecnológicos, que puso a aquel pequeño gran país en contacto con el mundo, a eso lo llamaron globalización.

Este fenómeno globalizador creó un dramático desprendimiento de lo local, muchos protestaron, porque sabían el rumbo que estaba tomando la vida en el planeta; sin embargo, no era posible detener un proceso que no era político, no era moda, no era sólo economía, era simple y desbordado desarrollo tecnológico, fuerza que apenas fue vislumbrada por los proyectistas o visionarios, como un factor de cambio radical en el mundo.        

Fue por allá, más o menos faltando veinte años para culminar el siglo XX, cuando se comenzaron a sentir los efectos de muchos comportamientos negativos que ustedes no recuerdan porque lo superaron, pero que llenaban el imaginario colectivo; una mala y antigua semilla daba sus frutos, se incrementaron los problemas por incapacidad de gerencia y de ética, y esta sociedad fue dando traspiés hasta llegar al siglo XXI con un pragmatismo aterrador, que dejó perplejos a quienes tenían un criterio justo, transparente y hasta amistoso de lo que debería ser su sistema de gobierno.

Entrando la segunda década del siglo XXI la situación no mejoró, contrario a lo que había sido soñado en los años sesenta como un tiempo superior,  porque cuando la gente quería referirse a un estado ideal, decía: “Eso será en el año 2000”, imaginando que en ese año la sociedad ya habría superado sus problemas concretos, y psicosociales; pero nada más alejado de la verdad, el siglo XXI llegó lleno de conflictos, la gente aún no tenía el don que ustedes ya conquistaron, de reconocer las intenciones de los demás, no era posible la comunicación mental, ni la transmisión de pensamientos a distancia, aunque sí había un incipiente nacimiento de sanaciones en presencia y a distancia, utilizando los centros energéticos del cuerpo, para sanaciones de todo tipo.

 En aquellos tristes momentos, y aunque ustedes no lo entiendan, existían formas de comportamiento humano que no imaginan, los llamaban hipocresía, demagogia, engaño, manipulación, fingimiento, mentira, manejo de masas, asalto, estafa, abandono, traición, desconocimiento, apaciguamiento, miedo, interés, irresponsabilidad, comodidad, fraude, descaro, y hasta liderazgo; con ello se fraguaron tiempos de máscaras, de confusión, nada estaba claro, todo eran suposiciones, con la amenaza real de que la desconfianza matara los ánimos de quienes aspiraban construir un país unido, pacífico, respetuoso, próspero y feliz.

Lo último que supe de ellos, fue que ya ahondados en los análisis, los mea culpa, y las justificaciones, alguien logró dar con la pista de que lo que existía allá no era una simple división o polaridad partidista, que había causado tanta tensión, sino que la real división estaba en que funcionaban dos tipos de personas: LOS CORRECTOS Y LOS CORRUPTOS.

- Mami, ¿que es corrupto?

Ahora te lo explico, es un asunto de falta de ética que se plasma en la acción...


(*) A continuación, este hermoso y positivo poema:

MÚSICA TRISTE
ANDRÉS MATA (1870-1931) 

¿Un amor que se va?.. 
¡Cuántos se han ido!
Otro amor volverá más duradero
y menos doloroso que el olvido.
El alma es como pájaro inseñero
que, roto el nido en el ruinoso alero,
en otro alero reconstruye el nido.
Puede el último amor ser el primero.
Mientras más torturado y abatido,
el corazón del hombre es más sincero.
Tras de cada nublado hay un lucero,
y por ruda tormenta sacudido,
florece hasta morir el limonero.
¿Un amor que se va?.. ¡Cuántos se han ido!
¡Puede el ultimo amor ser el primero!
No te alejes del piano todavía.
Alada brote del marfil del piano,
bajo el lirio fragante de tu mano,
la tierna y amorosa melodía.
Ese adagio tristísimo y arcano
dulcifica mi espíritu doliente,
como si presintiera por mi frente
la inefable caricia de tu mano.
Si dispuso el dolor con golpe fiero
llenar de sombra la existencia mía,
ya se levanta luminoso el día
y florece otra vez el limonero.
No te alejes del piano todavía...
¡Puede el ultimo amor ser el primero!...



2 comentarios:

Karina Pugh Briceño dijo...

Qué bello, mami!

Eva Rosa Briceño Pacheco dijo...


Un cuentico sobre un país remoto y cerquita.