martes, 26 de abril de 2016

VACÍEN LO QUE ESTÉ LLENO Y LLENEN LO QUE ESTÉ VACÍO. Película: Rescate al amanecer.


VACÍEN LO QUE ESTÉ LLENO Y LLENEN LO QUE ESTÉ VACÍO, así termina el guión de la película Rescate al amanecer. El personaje deja en el espectador un mensaje que resume el secreto de su sobrevivencia, ante condiciones tan rudas, en la guerra del Viet Nam. Pero tal parece que vivimos en una guerra permanente, la guerra por la vida y sus tentaciones.

El ser humano provoca mucha curiosidad, no en balde hay tantas teorías científicas para explicarlo. Vive inmerso en ocupaciones que inciden básicamente en la satisfacción de necesidades, -sean materiales o no- lo cual no estaría tan mal, si las sustentáramos en valores espirituales, términos que son los únicos que se me ocurren, porque el lenguaje no nos provee de símbolos precisos, cuando hablamos de lo espiritual.

Esta carencia constructual nos limita la comunicación, lo cual nos arriesga a vivir excesos, por falta de reflexión y sabiduría. Cuando vivimos momentos prósperos ni nos acordamos de agradecer la provisión, y cuando vivimos escaséz, nos concentramos en rumiar el mal momento; de todas todas, vivimos equivocados al desconocer la capacidad divina que llevamos muy oculto en nuestro ser.

Oculto, porque lo tapamos con pensamientos y sentimientos oscuros, que nos envuelve como nube negra, y esto lo hacemos, sea que nos encontremos boyantes o miserables.

Según esto, parece que estoy leyendo un sólo lado de nuestra naturaleza, también tenemos virtudes, si, pero parecen pálidas o sobrevivientes, ante el avasallador estado de la vida mundana. 
 
Hay muchos testimonios de experiencias de vida que han proporcionado estados luminosos después de tener vivencias extremas, y hablo de sufrimientos como el SIDA, el cáncer, un accidente, un descalabro económico, perdida de familiares, guerras, fenómenos naturales, y también hemos visto que aún con esto, hay personas que no se transforman.

En este mundo dual, es decir, marcado por ideas que siempre tienen su opuesto, tenemos una fabulosa oportunidad para empoderar visiones trascendentales, por encima de tal dualidad. El Bien y el Mal, son fuerzas que se nutren la una a la otra, incluso parece que el mal aparece cuando el bien no logra sus objetivos. Las condiciones extremas sobrevienen después de muchas oportunidades desperdiciadas, y si no lo creen, revisen la vida, para que encuentren que antes de tal o cual evento, hubo oportunidad para crear otra situación, y esto está sustentado por la idea de que somos creadores, producimos consecuencias.

Asumir la responsabilidad de las consecuencias de nuestros actos, sean por hecho o por omisión, es una de las claves para reconducirnos en la vida, y proporcionarnos condiciones más elevadas.
 
Vaciar los sentimientos y pensamientos destructivos y llenar el alma de luz, a través de una nueva visión sobre los aspectos luminosos que cada ser anida en su interior, es una idea, nada despreciable, incluso si a corto plazo no vemos resultados. Es una tarea sostenida, radical, que podrá darnos una sociedad de mayor calidad humana.
 
Viendo la realidad venezolana actual, espero que aunque sea por llegar al fondo, logremos subir a la superficie luminosa, al aire puro de la Madre Naturaleza en su mejor esplendor, a la condición de personas sobrias, felices y amorosoas; mientras, insisto en vaciar lo lleno y llenar el vacío que tenemos en el alma colectiva.
 
 

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