martes, 9 de febrero de 2010

OCURRENCIAS DE MI SOBRINA

La semana pasada tuve una gran alegría, las lágrimas saltaron solas, tengo una incontinencia lagrimal, y no tiene nada que ver con el tipo de hecho que lo produzca, basta que sea algo que me conmueva. Mi bella sobrina, la hija de mi hermana está esperando un bebe, la verdad es que no es para menos, vamos a tener casi 15 años sin tener un bebe en la familia, y ahora se anuncia un bebito para premio de todos.


Pensando en mi consentida sobrina, quien fue una de esas lindas chicas que en Venezuela desfilaron por pasarelas de belleza y que nos hizo sentir bellas a todas las mujeres de la familia, me lleva a sus años infantiles, cuando era una pulguita tremenda, que vivía montada en bicicleta disfrutando de juegos rudos con sus dos varones más cercanos, su hermanito mayor y mi hijo.


Un día estábamos arreglando su bicicleta, ella interrumpe y nos dice: “déjenla ahí, me la arregla el experto”, ¿y quién es el experto? El experto era mi hijo, que como le llevaba 5 años y le enseñó a montar en bicicleta y patines, y la cargaba para todos lados, lo consideraba un experto.


Eran lindos tiempos de disfrute de nuestros hijos pequeños, y ella era la menorcita, ¡tiene una chispa humorística!, habían unos vecinos que tenían una niña muy linda, María, que era la debilidad de su hermanito de 6 años.

Mi sobrino quien no tenía nada que ocultar, con su hermosa carita nos confesaba que María era su novia, y mi sobrina -como sucede en la mente de los niños, que se dan cuenta se todo, especialmente de los asuntos amorosos- al saber que su hermanito estaba enamorado de la muchachita, dio un salto moviendo su brazo asustada, y nos dice:

“Ayayay ….¡Cuándo lo sepa Conderrrr!”


Resulta que el padre de María, se apellidaba Conde, no sé cómo esta niña de 4 años podía intuir que una información como esa, es especialmente contrariada por el suegro.


Desde ese día, cada vez que tenemos una incertidumbre sobre algo, o una noticia importante por comunicar, tomamos las palabras de mi ocurrente sobrina y decimos:

¡Ayayay… Cuándo lo sepa Conderrrr!”

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