Aún cuando nuestra percepción del tiempo es lineal, por lo cual diferenciamos en pasado, presente y futuro, el tiempo realmente es circular, otros lo llamarían cíclico; el asunto es que nos vemos inmersos en vivencias que de manera inesperada, se nos repiten en la vida. Esto lo expresa muy bien un dicho popular:
"La vida da muchas vueltas"
Que la vida da muchas vueltas significa que sigue un camino sinuoso, curvo y sorpresivo. Esta expresión anida una esperanza en la justicia, quien pone su fe en las vueltas que da la vida, sabe que hay una Ley de justicia ineludible. En ello vivimos y no nos damos cuenta, nos engañamos creyendo que porque algo sucedió hace mucho tiempo no tiene validez hoy, asumimos arbitrariamente que los hechos prescriben, el asunto es que lo que prescribe es porque está resuelto, los cabos sueltos no prescriben.
Los hechos significativos de nuestras vidas, cobran un lugar especial en nuestro inconciente, manteniendo viva la sensación que los hace especiales; cargados de vivencias emocionales estos eventos se nos anclan en el alma, de allí que los psicólogos afirmen que el inconciente es atemporal. Podemos imaginarnos entonces, la intensidad con la cual se nos instalan los eventos traumáticos.
La terapeuta argentina Marina Vieri, especialista y maestra en Anatheóresis, habla de nueve senderos que se van sucediendo y repitiendo durante la vida de una persona, en los cuales se pueden detectar episodios típicos de cada sendero y se puede ver cómo se producen hechos similares a los ocurridos en el pasado, cada vez que transitamos por el mismo sendero.
Si lo quisiéramos mostrar gráficamente, podríamos imaginar que los senderos son los escalones de una escalera de caracol, cada peldaño un sendero y cada sendero un tipo de vivencia. Cuando ya hemos transitado el noveno sendero, iniciamos de nuevo la serie desde el sendero uno. Los cabos sueltos dejados pendientes en cada sendero, reaparecen en eventos con otras personas o con las mismas con quienes no resolvimos la vez anterior, para tener la oportunidad de hacerlo ahora. La vida no es tan injusta como creemos.
Esta manera de organizar los sucesos, es lo que también se conoce como la Ley de Causa y Efecto, o karma; la vida es una oportunidad para hacer bien las cosas, entendiendo por hacerlas bien, corregir los errores que por ignorancia cometemos.
Es clave detectar la repetición de eventos desagradables en nuestras vidas, observar nuestras tendencias, los reiterados errores, dolores, desaciertos, las situaciones que atraemos una y otra vez.
Cuando esto ocurre, hemos de saber que dichas vivencias no han sido aprovechadas para transformarlas en experiencias. Cuando hacemos de la vivencia una experiencia, sanamos, la experiencia surge de la reflexión y resolución de las vivencias, con ello aprendemos del error o de la inadecuada decisión que hemos tomado en el pasado, bien sea por haber sido un agresor o por haber sido agredidos.
Darnos cuenta es la primera fase del proceso. Cuando hacemos un recorrido por los eventos traumáticos que hemos vivido, tomando en cuenta su repetición, vamos siguiendo el hilo de un sendero, tal vez en ese momento necesitemos de un terapeuta que nos guíe o aconseje, o tal vez podamos resolver, simplemente conversando con los actores involucrados.
Los abusos sufridos en la infancia, son la base de los subsiguientes abusos que permitiremos en la edad adulta, el silencio soportado en los primeros años de vida, son el alimento del sufrimiento en solitario posterior. Tomar acciones para salir de este oscuro tunel emocional, es un regalo no sólo para nosotros, sino para los demás involucrados.
Si llegamos a la cima con una ristra de cabos sueltos, quizás no tengamos tiempo para resolverlos, estirar la arruga no nos ayuda para nada. En la película LINEA MORTAL protagonizada por Julia Robert, puede apreciarse la importancia de sanar agravios; los protagonistas simulan estados de muerte y sus principales vivencias se empeñan en mostrarles a todos, sus traumas no resueltos.
http://www.youtube.com/watch?v=vRnH8MzAGpU
El carácter cíclico de esos eventos, son sólo un aviso para resolverlos, no perdamos la oportunidad de atender estas señales que nos da la vida. Una vida en alegría es una luz para sí y para los demás.
Los hechos significativos de nuestras vidas, cobran un lugar especial en nuestro inconciente, manteniendo viva la sensación que los hace especiales; cargados de vivencias emocionales estos eventos se nos anclan en el alma, de allí que los psicólogos afirmen que el inconciente es atemporal. Podemos imaginarnos entonces, la intensidad con la cual se nos instalan los eventos traumáticos.
La terapeuta argentina Marina Vieri, especialista y maestra en Anatheóresis, habla de nueve senderos que se van sucediendo y repitiendo durante la vida de una persona, en los cuales se pueden detectar episodios típicos de cada sendero y se puede ver cómo se producen hechos similares a los ocurridos en el pasado, cada vez que transitamos por el mismo sendero.
Si lo quisiéramos mostrar gráficamente, podríamos imaginar que los senderos son los escalones de una escalera de caracol, cada peldaño un sendero y cada sendero un tipo de vivencia. Cuando ya hemos transitado el noveno sendero, iniciamos de nuevo la serie desde el sendero uno. Los cabos sueltos dejados pendientes en cada sendero, reaparecen en eventos con otras personas o con las mismas con quienes no resolvimos la vez anterior, para tener la oportunidad de hacerlo ahora. La vida no es tan injusta como creemos.
Esta manera de organizar los sucesos, es lo que también se conoce como la Ley de Causa y Efecto, o karma; la vida es una oportunidad para hacer bien las cosas, entendiendo por hacerlas bien, corregir los errores que por ignorancia cometemos.
Es clave detectar la repetición de eventos desagradables en nuestras vidas, observar nuestras tendencias, los reiterados errores, dolores, desaciertos, las situaciones que atraemos una y otra vez.
Cuando esto ocurre, hemos de saber que dichas vivencias no han sido aprovechadas para transformarlas en experiencias. Cuando hacemos de la vivencia una experiencia, sanamos, la experiencia surge de la reflexión y resolución de las vivencias, con ello aprendemos del error o de la inadecuada decisión que hemos tomado en el pasado, bien sea por haber sido un agresor o por haber sido agredidos.
Darnos cuenta es la primera fase del proceso. Cuando hacemos un recorrido por los eventos traumáticos que hemos vivido, tomando en cuenta su repetición, vamos siguiendo el hilo de un sendero, tal vez en ese momento necesitemos de un terapeuta que nos guíe o aconseje, o tal vez podamos resolver, simplemente conversando con los actores involucrados.
Los abusos sufridos en la infancia, son la base de los subsiguientes abusos que permitiremos en la edad adulta, el silencio soportado en los primeros años de vida, son el alimento del sufrimiento en solitario posterior. Tomar acciones para salir de este oscuro tunel emocional, es un regalo no sólo para nosotros, sino para los demás involucrados.
Si llegamos a la cima con una ristra de cabos sueltos, quizás no tengamos tiempo para resolverlos, estirar la arruga no nos ayuda para nada. En la película LINEA MORTAL protagonizada por Julia Robert, puede apreciarse la importancia de sanar agravios; los protagonistas simulan estados de muerte y sus principales vivencias se empeñan en mostrarles a todos, sus traumas no resueltos.
http://www.youtube.com/watch?v=vRnH8MzAGpU
El carácter cíclico de esos eventos, son sólo un aviso para resolverlos, no perdamos la oportunidad de atender estas señales que nos da la vida. Una vida en alegría es una luz para sí y para los demás.
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