En
días pasados una linda y muy querida amiguita (OJO: en
Venezuela los diminutivos deben interpretarse como superlativos)
de la capital mexicana, con un nombre hermoso: Yubicela, me hizo una propuesta,
hacer un post sobre: EL SENTIDO VERDADERO DE LA AMISTAD; de inmediato le
di una respuesta, la cual quiero ampliar en esta ocasión.
Me
hizo preguntas interesantes: “Cuál es el
concepto de amistad en estos tiempos de falta de valores? ¿Aún están en uso la
lealtad, el respeto y honorabilidad o son simplemente palabras que han quedado
olvidadas en el diccionario? ¿Es factible la amistad entre hombre y mujer? ¿Qué
papel juega la conveniencia personal en la amistad? ... En fin... el tema es
extenso usted lo sabe mejor que yo, de eso estoy segura, se lo dejo en el
tintero”
Vamos
a empezar por decir que la amistad tiene un sentido vital en la existencia, es la expresión de nuestras extremidades afectivas que trascienden el círculo familiar;
los amigos son la familia que escogemos, y la manera cómo nos ponemos en
contacto con la sociedad.
En
la Carta Natal, o astrológica está contenida en la casa Nº 11: “La casa once describe cómo nos relacionamos con
amigos, benefactores y maestros - gente que nos desea el bien o de quienes
podemos aprender. También nos muestra en esos roles. Esta casa muestra cómo nos
relacionamos con la sociedad en que vivimos.” Astrodienst.
La
amistad, como muchas otras ideas o construcciones mentales, forman parte del
bagaje de valores que poseemos como tesoros, y que suponemos son la garantía de
buenos momentos en la vida. Son notables los incentivos publicitarios, e
incluso el tiempo personal que le dedicamos al tema, con lo cual suponemos
estar contribuyendo favorablemente sobre la conciencia de quienes nos escuchan.
No sería el caso de Yubicela, ella quiere saber sobre el tema para su propia
riqueza, es algo que la ha estado rondado en los últimos días, y desea ampliar sus
criterios.
Pues
yo la felicito, la Amistad, es una relación que parte de nosotros hacia los
demás, sin embargo, como asunto social, es un concepto que valoramos en sentido
contrario; cuando hablamos de amigos, nos referimos casi siempre a los demás
porque se refiere a lo que esperamos recibir del otro, nos ubicamos
preferentemente en la actitud receptora, en lugar de la actitud proveedora.
Esto
me lleva a muchos años atrás, cuando vi una escena de una serie televisiva
llamada: FAMILIA; se trataba de una familia residenciada en Pasadena,
California, USA, el lugar donde realizan La Feria de las Flores, el primero de
enero de cada año. Era una pareja con tres hijos, la mayor ya casada, un joven
talentoso y sensible, y una chica adolescente con sus inquietudes; se trataba
de una familia correcta, sana, equilibrada, enfrentando un mundo externo con
problemas.
En
una ocasión el joven se encuentra envuelto a la situación de un amigo con
muchos problemas, a quien detiene la policía, sin que tenga los medios para
defenderse. La madre al ver que su hijo está interviniendo a favor del
detenido, le advierte que ese chico es peligroso que no le conviene su amistad,
y que en definitiva ese muchacho no es su amigo, que qué espera él al estar
metido en los problemas del otro. Con mucha seguridad y argumentando su
posición, el joven le da una respuesta a la madre que nunca olvidaré:
“No mamá, yo no lo
estoy ayudando por el amigo que él es,
sino por el amigo que
soy yo”
Tal
argumento me hizo ver la cosa desde el ángulo correcto, no podemos resolver
nada en el mundo interno del otro, lo único a que tenemos acceso es a nuestro
propio mundo interno, y es allí donde se realiza el trabajo más hermoso de la
vida.
El
personaje en cuestión debió sentir un llamado especial por su amigo, para poder
ayudarlo sin esperar nada a cambio, y soy consciente de que esto no se puede
hacer con todas las personas, a menos que nos dediquemos a la labor social como
sistema de vida.
Hay
una famosa expresión que siempre me asombró: “Mi mejor amiga”. Tener una mejor
amiga requiere de un largo proceso de evaluación, y depende de su comparación
con las demás. No sé si esto es útil, porque pudiera ser hasta un chantaje, si
tengo una mejor amiga, ella tiene que ser impecable, y eso ya no es amistad,
sino extorsión.
Percibo
que la amistad es un tema que ha sido excesivamente enaltecido, y tal vez se
debe a lo difícil que resulta el dar, y quien da lo consideramos como alguien
especial; sin embargo, paradójicamente, siempre estamos esperando del otro.
Atribuir a las personas dones fabulosos, enaltecer un concepto de manera
abstracta podría dejarnos vacíos en lo concreto, porque estamos poniendo dones
donde no los hay. Para mí la amistad es bonita pero primero está el ser humano
con sus debilidades.
Lo
bueno del asunto, es que casi siempre escogemos a nuestros amigos, y lo hacemos
por impulsos del inconciente, es decir, gente que se nos parece, que nos
refleja, que piensan y sienten como nosotros, que tienen aficiones parecidas o
hasta idénticas, así es que al menos hay cierta garantía de afinidad.
La
amistad está basada en el amor, y el amor en este mundo está medido por la
reciprocidad y la expectativa. Las relaciones se fundamentan en un intercambio
de cosas y de afectos, y cuando esto falla ocurren las decepciones. Las
personas son personas y aún las amigas son personas, endiosarlas conduce
inevitablemente al desengaño. La amistad es una bella creación humana, no hay amistad verdadera y amistad
falsa, si es amistad es verdadera, si es falsa no es amistad, sino hipocresía.
Esta relación está basada en experiencias gratas, en apoyo e intercambio, y en
soportes afectivos en momentos de crisis.
Sin
embargo, llega a mi mente el recuerdo de cosas que he visto, la amistad algunas
veces se oscurece, se debilita, precisamente por la ayuda del otro, personas
que ante una situación desventajosa se sienten humilladas por no poder evitar
su condición desvalida, y al ser ayudados, en lugar de agradecidos, se sienten
resentidos, y se convierten en adversarios gratuitos de los que fueron
"sus" amigos, de quienes los apoyaron, les dieron alojamiento y
soporte material. Es cuando vemos el ego inflado, cuando ni las adversidades
pueden con la fuerza del orgullo, para ponerlos de hinojos y que sientan la
gran virtud de la humildad, con la cual darle brillo a su alma.
¿Cuál es el concepto de amistad, en estos tiempos de falta
de valores?
La
excesiva penetración de la informática en la vida cotidiana, ha cambiado los
criterios con los cuales se relaciona la gente, hoy el intercambio cara a cara
ha cedido al intercambio virtual, y eso ha marcado menos riesgos, y un
incremento del intercambio simbólico. Las personas “establecen amistad”, con
extraños, comparten pareceres, se ayudan mutuamente y no se conocen en persona.
Eso mismo está pasando con los amigos de carne y hueso, no tenemos tiempo para
un encuentro real, y los sumamos a la lista de amigos virtuales.
Esta
nueva manera de relacionarnos, es más una nueva forma de comunicación, que una
relación, en la cual sólo utilizamos palabras y fotos; aquellos mensajes que no
sólo eran verbales sino también de un lenguaje corporal, que nos hablaba y
comprendíamos por el brillo de los ojos, es cosa del pasado, a menos que se
trate de compañeros de trabajo y de estudio.
Tal
es la situación, que inevitablemente los riesgos han cambiado, los roces se han
minimizado, porque la amistad no es en presencia sino a distancia. Sin embargo,
el concepto sigue intacto, se valora la solidaridad, la confianza, la empatía,
la fraternidad, la lealtad, la honestidad, la sinceridad y lo más notable: la
gratitud.
Parece
que estamos hablando de gente muy fina, gente noble, justa, muy elevada, gente
aplomada que mide las consecuencias de sus actos. Por eso, un amigo puede ser
cualquier persona desconocida, que en un momento dado actúa de manera leal. En
este caso no es preciso la dimensión temporal de la relación, sino el acto
amistoso. He tenido muchas vivencias como ésta, encontrarme con extraños que
dan ayuda incondicional, manifestando su enorme calidad humana.
Entonces,
bien pudiéramos ampliar el alcance de la amistad, y sacarlo de los límites de
la intimidad y la relación cerrada, como solemos apropiarnos de nuestros amigos,
y extender la amistad a todos quienes sienten respeto por los demás. Solemos
excluir a la gente que no nos gusta, cuando decimos: "Ese no es un amigo,
es un conocido". Esto me divierte porque podría sugerir que los amigos son
desconocidos, o súper conocidos, lo cual es un albur.
¿Aún están en uso la lealtad, el respeto y honorabilidad o
son simplemente palabras que han quedado olvidadas en el diccionario?
Creo
que estos conceptos, siguen vivos en determinadas personas y se han desvanecido
para otras, la vida frenética de hoy impide que las relaciones amistosas se
funden en contactos directos, y ya la lealtad no es tan útil, sino la cantidad
de veces que te mando un mensaje electrónico. El respeto te lo puedo manifestar
con un adecuado uso del lenguaje y con contenidos agradables; la honorabilidad
es más difícil expresarla por vía electrónica.
Sin
embargo, no podemos asumir que en el pasado la amistad era una relación
impecable, lo que podemos decir, es que la vida se centraba en relaciones
directas y era más fácil establecer rangos o escalas de amigos, tanto que
aparece la categoría de “Mi mejor amiga”. Además, en el reciente pasado, el
control social y las normas religiosas tenían más fuerza que en la actualidad,
por lo cual, daban una apariencia de amistad legítima.
¿Es factible la amistad entre hombre y mujer?
Muy
factible, hay un dicho que dice: “Un amigo es aquel hombre maravilloso,
simpático, con quien nunca se me ocurriría irme a la cama”, y de esos hay
muchos.
Creo
que aquella imagen del macho que ve en toda mujer un prospecto sexual, ya se
está desdibujando. La libertad sexual ha proporcionado cierto sosiego al
respecto, aunque varía de una cultura a otra.
¿Qué papel juega la conveniencia personal en la amistad?
La
amistad va sobre ruedas cuando se trata de compartir la diversión, o cuando se
requiere apoyo moral, ayuda factible, pero cuando se trata de esfuerzos
mayores, compartir espacios físicos, o se trata de ayudas materiales, la cosa
se pone seria. Hay un dicho que dice: "Amigo el ratón del queso", una
buena manera de expresar la desconfianza hacia los demás, pero también una
manera de decir: "Yo no soy confiable."
Todos
debemos proteger nuestra integridad y sólo que estemos frente a un reto de vida
o muerte y que podamos hacer efectivamente algo por otra persona, en otros
casos, se ponen en evidencia nuestros intereses. Creo que nunca un amigo debe
exigirte total entrega, eso lo das tú, la amistad es algo que se exige a uno
mismo, no la debemos exigir en los demás, cada cual es como es, debemos
aceptarlos como son, pero, no ser tan tonto de confiar si sabemos que no son
íntegros.
La
confianza es la base de la amistad. CONFIAR es la certeza de que la otra
persona haría lo mismo que yo en las mismas circunstancias, le puedo confiar a
Maya, nuestra perrita, a alguien que sienta las mismas emociones y tenga los
mismos criterios que yo tengo, es decir confiamos en quienes se parecen a
nosotros, pero, como somos diferentes hay gente confiable en ciertas cosas y en
otras no, hay gente que puede cuidarme mi mascota pero que no sabe ayudarme en
una crisis de llanto, hay gente que nos ayuda en un problema económico y que no
le puedes confiar un arroz en la hornilla. Así somos de complejos, el asunto es
conocer las capacidades de los demás.
Este
es un asunto peliagudo, todos tenemos intereses que proteger, y espacios
inviolables, y todos también podemos cometer abusos a cuenta de la amistad.
Mantener el límite sano es una obra de filigrana, por eso el dar a veces se
torna en un acto de desapego, de amor incondicional, dar sin esperar
retribución. Saber cuándo una persona es honesta y responsable, ante un
préstamo de emergencia, es difícil por no decir imposible.
Lo
que suele ocurrir es que la amistad nos vela cualquier precaución, y a veces
por no ser prudentes podemos ser víctimas de engaño y abuso. Lo que he podido
apreciar en las nuevas tendencias de crecimiento personal, es el desarrollo de
la asertividad, a través del uso de la palabra explícita, establecer
conversaciones claras, sin tapujos, a fin de establecer las condiciones que
protegen la conveniencias personales. En estos ámbitos la amistad no es excusa
para no protegerse.
Esto
echa por suelo la visión romántica de la amistad, que consiste en la aromática
idea de entrega mutua, que no permite análisis ni cálculos. Este modelo ha
causado no pocos problemas y muchos “amigos“ del pasado se transforman en
enemigos, casi gratuitos, por falta de una sana comunicación, y de un explícito
acuerdo.
Creo
que la amistad no es excusa para saltarse protocolos convencionales, por eso es
que sabiamente se dice: “Cuentas claras conservan amistades”. La mayor
expresión de respeto que podemos darle a un amigo es demostrarle que lo creemos
capaz de auto-ayudarse y que nuestro apoyo es eso, apoyo, no abuso, y ello se
logra hablándole con claridad, y certificar que la comunicación ha sido
comprendida. Cabe destacar que la amistad es análoga a la relación de pareja,
son asociaciones que requieren comunicaciones claras, y que por falta de ellas
hemos vivido tragedias que pagamos con excesivos inversiones emocionales, que
no hubieran tenido porqué ocurrir, de haber sido asertivos y haber establecido
sustentos prácticos desde el comienzo.
Así
como el amor romántico, en el cual todo es tácito, casi mudo, ciego e inexacto,
la amistad también ha estado encerrada en una concepción santificada, sin
contar con el hecho de que quienes integran esas sociedades son seres de carne
y hueso, que al comienzo actúan como marionetas emocionales, y luego cuando ya
les pasa el encantamiento, ya están comprometidas con las consecuencias
naturales de una pasión desbordada.
Hoy
en día ni siquiera las relaciones de pareja se deben dejar al devenir
espontáneo de la vida, hay infinidad de autores que aclaran la necesidad de
tomar control sobre lo que significa un compromiso amoroso tan involucrado, que
implica relaciones con el dinero, la convivencia, la paternidad, el sexo,
podemos decir todo lo más valioso en la vida de una persona.
Creo
que hacer amigos es cosa de evolución personal, porque una persona elevada
encuentra amigos en cualquier lugar, no porque el otro sea amigo, sino porque
la persona es la amiga, es decir, no espera nada del otro, sólo se relaciona y
en la relación aunque sea de minutos, como cuando hablas con alguien en El
Metro y le das apoyo por algo, o conversas de cualquier cosa, establece un
vínculo sincero y empático.
Cuando
valoramos a los "amigos" sólo por una lista de virtudes estamos mal,
porque estamos exigiendo del otro condiciones para recibirlas nosotros,
desconociendo las debilidades que naturalmente existen en todos; por fortuna
los amigos son personas que se nos parecen, y eso ayuda a la convivencia.
No debemos exigir una pureza total a alguien más, y tampoco debemos ser tan
tontos de confiar en otra persona nuestras más profundos tesoros, si al menos
no tenemos cierta información sobre ellas. Para mí, la amistad es una
disposición humana basada en un sentido de solidaridad hacia los demás, aquella
persona que respeta la vida del otro, aunque no te conozca, aquella persona que
tiene una actitud favorable es amigable, en ella se puede confiar; pero amigo
no es un compinche para hacer daño a otros, esos son secuaces.
La
amistad es un asunto vital y misterioso, ponerle etiquetas lo desvirtúa. Yo
sólo la defino como una actitud favorable hacia los demás, que suele ser más
intensa con los allegados, pero que no discrimina a los extraños.
Como
conclusión podría simplificar el asunto puntualizando que la amistad es una
consecuencia de la calidad humana, espiritual y ética de las personas, y con
estas condiciones establece relaciones sustanciosas, sin que medie la
posesividad sobre el otro; mi propuesta es sacar la amistad del nicho cerrado
donde la metimos, despojarla del sectarismo afectivo, ampliarla como una
energía que nos une, que se dinamice entre nosotros y que no nos haga
imprescindibles.
Eso es lo que dice
Roberto Carlos, la amistad extensiva al mundo, porque ya son tiempos de abrir los brazos y conectarnos con la luz del alma humana:
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