domingo, 20 de diciembre de 2020

EL MITO

El término mito tiene dos interpretaciones:

1- Historia referida fundamentalmente a biografías de seres reconocidos como dioses por los pueblos antiguos y no tan antiguos. Estos textos configuran para esos pueblos una enseñanza, un referente de sabiduría y el reconocimiento de que sus dioses tenían las mismas condiciones emocionales que los humanos, y que desarrollaban poderes superlativos.
2- En la actualidad, cuento falso que se difunde con alguna intención mezquina. Estos últimos no sólo se crean anónimamente, sino que cuentan con su difusión gratuita, a través de quienes los reenvían, pueden llegar a conformar una opinión publica. Algunos lo definen como Leyenda Urbana.
Podemos concluir entonces, que somos dados a creer y difundir historias no comprobadas, las cuales a mi juicio sustentan de alguna manera la psiquis, al darle un contenido fantasioso e incursionar por las situaciones difíciles de sus protagonistas. Lo mismo se puede decir de los falsos mensajes que circulan a diario por los medios digitales, que explotan la ingenuidad, se experimenta el miedo por una amenaza, o se da esperanza a quienes desean un mundo mejor.
La gente seria los adversa, no obstante, la mitología antigua no constituye lo que hubiera sido un entretenimiento, o un método para crear ambientes sociales propicios a intereses mezquinos, en aquellos distantes pueblos del mundo. La mitología griega y otras cercanas, ha proporcionado profundos aportes a la psicología dinámica, al proporcionar relatos que respaldan de manera contundente no sólo procesos psicológicos complejos, sino tipos de comportamientos que Carl Jung denominó arquetipos.
El descubrimiento de tales referentes nos permite comprender nuestro mundo inconciente, el cual nos envía mensajes incansablemente, a través de los sueños. Detectar el significado de los mensajes encriptados en los sueños, no sólo nos explica situaciones emocionales que vivimos, sino que pone a nuestro alcance la profunda marea de contenidos que poseemos, para iluminar no sólo nuestro mundo presente, sino que puede hasta alertarnos ante peligros cercanos que aún no detectamos.

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