jueves, 25 de marzo de 2010

EL AMOR COMO REMEDIO


El ser humano es un ser complejo, pero  con una abrumadora necesidad afectiva, un bebé nace estresado por el rechazo de su madre, incluso ya se han tipificado síndromes de rechazo materno que conducen a la muerte del bebe, por la incapacidad de sobrevivencia que le causó la falta de amor en el seno materno. 

Esa condición de necesitar afecto, la seguirá teniendo toda la vida, especialmente si la satisfacción de esa necesidad fue defectuosa en la infancia. Vale decir entonces, que el basamento de  nuestra felicidad, está en las relaciones humanas,  todo lo demás será  más fructífero mientras más rica sea nuestra nutrición afectiva. 

Cabe preguntarse entonces, ¿cómo es que hay personas inmensamente acaudaladas que carecieron de afecto en su infancia? incluso niños que perdieron sus madres al nacer y fueron criados por cuidadoras temporales; muy buena pregunta, el asunto es que a pesar de que la necesidad de amor es una Ley para los humanos, los recursos internos también lo son, y tal vez en la aceptación de la horfandad y en la identificación con la energía de la madre o padre ausente, se resuelvan esos casos. 

Cuando aceptamos nuestro pasado damos un gran salto emocional, porque no nos sentimos víctimas, y no cargamos  sus eventos como un fardo sino que los liberamos y seguimos livianos en la vida; a eso se llega cuando le ponemos atención a nuestras trabas personales, lo cual puede ser ayudado por terapeutas,  aunque algunas personas tienen capacidad para resolverlo por sí mismas.      

Entonces, la clave está en construirse un sistema emocional que supere la sensación de sentirse víctima,  aceptando la vida como es y siguiendo adelante con seguridad y autoestima.  

Con una infancia muy larga, los seres humanos se van nutriendo de los aportes familiares para cubrir sus necesidades, asimilando también las inadecuadas relaciones afectivas que los envuelve,  lo que serán sus incentivos inconcientes el resto de su vida.    

Cuando el sistema familiar no suple suficientemente las necesidades de sus miembros, o cuando se producen eventos  traumáticos que rompen con la estructura o la dañan suficientemente,  se producen  heridas, cicatrices y otras marcas que se manifiestan en desajustes, patologías y problemas en los miembros de la familia.

Por ello siempre se puede apreciar en el presente de las personas la huella de su pasado, a veces somos libros abiertos para quienes están entrenados en observar la psiquis. Y si sabemos que todo conflicto familiar tiene su orígen en la carencia de amor,  podemos concluir también, que la sanación vendrá con su restitución.

Sin temor a ser simplista, para toda situación, el remedio es el amor, pero habría que definir muy bien qué queremos decir con la palabra amor, y eso será para el proximo encuentro.     

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