miércoles, 14 de marzo de 2012

LO QUE QUEREMOS Y LO QUE LOGRAMOS




La disparidad que nos produce más dolores de cabeza, es vivir la frustración de no alcanzar logros después de haber puesto todo nuestro esfuerzo, y con todo eso, pretendemos colocar en los hijos muchas aspiraciones que, por supuesto, escapan de nuestro control.

No cabe duda de que en nuestras manos está la toma de decisiones, lo que llamamos libre albedrío, pero también es cierto que poseemos una serie de condiciones que orientan, determinan o influyen, hacia un camino de vida que a veces nos sorprende por no haberlo considerado. Y nos encontramos de pronto diciendo: “Esto no es lo que yo quería para mí”. Lo peor de esto, es que si no se reencamina la vida de manera asertiva, conduce fácil a la queja y la amargura, por la victimización que implica.

Nuestra cultura occidental, tan signada por el éxito material, nos proporciona pocas referencias espirituales para comprender que la vida a pesar de depender en buena parte de la disposición personal, de la voluntad y del esfuerzo, contiene variables que no ponderamos, no tanto porque sean esotéricas, sino incluso por desconocimiento, entre ellas, los procesos psicológicos que intervienen.

Con espasmo vemos, el destino que toman nuestras vidas, sin reconocer que la materia prima de la que procedíamos, por decirlo de manera gráfica, cargaba fuertes tendencias, que al no ser resueltas a tiempo, nos encaminaron hacia eventos dolorosos. Al no considerar esto, me pregunto: ¿Cómo podemos ser exitosos en una relación, si procedemos de una familia castrante?, ¿Cómo lograr felicidad si el valor más buscado es el material?, ¿Cómo puede llegar a nuestra vida una persona sana, si cargamos con sufrimientos, baja autoestima, y tantas limitaciones más?.

Pocas personas se dan cuenta de que no se trata de azar, de que no sólo es que atraen a una pareja inadecuada, sino que la atraen precisamente, porque hacen espejo con una pareja inadecuada; les gusta la persona, porque se adecúa a su condición interna, son similares, o al menos complementarias, y esto no se trata de una lotería, no es mala suerte, se trata de sincronía, de compatibilidad. 

Nada sabemos realmente sobre los propósitos de la vida y su explicación aquí y ahora, ¿cómo podemos calificar lo que vivimos, si no tenemos toda la información con la cual comparar?    

Vemos que aún cuando consideremos los hechos, a la luz de los procesos de este mundo, a veces carecemos de mucho conocimiento terrenal, esto es más grave si  tenemos una percepción del mundo, que nos impida ver más allá, o al menos prestar oídos a explicaciones más sutiles; éste podría ser el camino que nos permita encontrarnos con filosofías, con otra cosmovisión, con diversas maneras de concebir el mundo y su trascendencia, y entonces, agregar un pensamiento más crítico y amplio.

Si recorremos los diversos puntos de vista no sólo de las religiones, sino de las filosofías que congregan afectos, aunque sea sin establecer relación directa con ellos, encontramos una gran variedad de argumentos, en los cuales podemos descubrir, conceptos valederos y posturas que podemos considerar absurdas, pero si las analizamos con objetividad, siempre encontraremos alguna lógica en cada una de ellas; debo destacar que no estoy considerando a las sectas, ni a fanáticos que explotan la ignorancia y la necesidad de los demás.

Todo esto me lleva a considerar que la verdad está repartida en todas partes, sólo que se interpreta de manera diferente.

En el mundo en que vivimos y captando sólo lo que los sentidos nos permiten, podemos caer en la tentación de hacer razonamientos erróneos, lo más prudente es considerar que la vida es un misterio, que pocas personas han tenido la dicha de develar.

Ante estas incógnitas, más vale ampliar la visión, y conectarnos a una fuente de luz espiritual, capaz de iluminarnos y reconstituirnos el alma; son las enseñanzas de poetas, escritores, músicos, artistas, sabios, ancianos, de los ligeros de cargas y para más regalo, de iluminados, sólo sé de Jesús y Buda. Detrás o más allá de esto, creo que hay toda una realidad que el alma olvida al nacer, que no reconocemos y que tiene un fuerte poder en nuestras vidas.

Finalmente, ¿por qué enseriarnos tanto, si la vida es un Carnaval?:
 
 http://www.youtube.com/watch?v=-6jwAaBJHZ8&feature=related



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