viernes, 9 de septiembre de 2011

EL DÉBIL Y EL FUERTE

"Para aquéllos que son fuertes, que son capaces de dominarse, todo
es bueno, se podría casi decir que todo está permitido porque
saben cómo puede utilizarse todo para el bien. Pero a los
débiles, ¡se les debería incluso negar el Cielo!… Porque el
Cielo les volverá locos. En efecto, he aquí algo que a menudo
puede también trastornar a la gente: el Cielo, es decir la
pureza, la belleza, la luz. Mientras que en el Infierno, en medio
de todos los diablos, encuentran su lugar, se sienten muy bien.
Pues sí, con los débiles, es necesario constantemente tomar
precauciones porque todo se vuelve peligroso: el amor, la
sabiduría, la alegría… No se sabe cómo las soportarán o qué harán
con ellas. E incluso vivir puede ser peligroso para algunos.
Entonces, ¿qué queda de bueno para ellos?
¡Cuántas reglas morales han sido promulgadas a causa de la
debilidad de los humanos! Pero el día que se vuelvan
verdaderamente fuertes, dueños de sí mismos, ya nada les será
prohibido."
Omraam Mikhaël Aïvanhov

Sigmung Freud, el padre del Psicoanálisis, después de profundas reflexiones llegó a la conclusión de que el ser humano (el Yo), se debate entre dos fuerzas opuestas: el Ello, componente instintivo que pulsa para ser atendido y complacido,  y el Súper Yo, que es el componente cultural que controla, disciplina y exige un comportamiento social, generalmente opuesto a los impulsos de los instintos.

Desde la infancia el Yo se ve presionado por estas dos fuerzas y según sea la manera como aprenda a desenvolverse, podrá desarrollar fortalezas o quedarse atrapado en sus debilidades.

Ante tal conflicto, Freud detecta que si la lucha de estas poderosas fuerzas no se realiza de manera equilibrada como para establecer un mínimo de armonía que le dé sentido a la existencia, se desatarán afecciones profundas, como las neurosis y demás patologías, que se instalan generalmente en la infancia. De allí su conclusión de que el reto humano es superar las pulsiones de los instintos.

Si vemos a nuestro alrededor social, no podemos ver más que la confirmación de las sentencias freudianas; quien no sea capaz de dominar, educar, controlar o disciplinar sus instintos se convierte en esclavo de ellos. El Yo, en este caso queda impedido de su voluntad y en manos de sus fuerzas básicas: emociones, deseos, pasiones, creencias, adicciones y un sin fín de patologías que lo conducirán inevitablemente a su infelicidad.

Freud detectó que esa lucha entre el Ello y el Súper Yo, en ocasiones conduce a que el Yo, en lugar de canalizar sus instintos adecuadamente, los reprime, quedando oculto el deseo en el inconciente, donde de igual manera pulsará por salir, razón por la cual se desatan las diversas patologías psicológicas.

Esto tiene su origen en la manera como la sociedad impone sus normas, y como la familia es el primer contacto que el niño tiene con la realidad social, se constituye en el punto clave donde se originan todos los problemas o el éxito del desenvolvimiento humano.

Omraam Mikhaël Aïvanhov dice lo mismo que Freud, en otras palabras, quien es fuerte entra al cielo sin peligro para él mismo, porque el cielo es un estado de bienestar que lo puede disfrutar quien lo ha creado dentro de sí mismo.

En esa la lucha interna que define Freud, se puede crear con éxito el cielo dentro de nosotros mismos, y con el cielo dentro no se puede escoger mal; se escoge con ética, se escoge pensando en todos, se escoge exponenciando el bien y la felicidad, se escoge disfrutando y dando alegría, en este nivel las seducciones de los instintos no tienen fuerza. Qué maravilla es alcanzar ese nivel de pureza.

Por eso es que la leyes están hechas para los débiles, los fuertes no necesitan leyes, porque naturalmente escogen lo correcto, y mientras más leyes tenga una sociedad, más revela su bajo nivel moral. 

Esta seguridad personal la hemos visto en personas sanas, personas que nos resultan confiables, íntegras, que proyectan paz cuando están cerca, porque son optimistas por certeza, porque vienen de regreso, vienen de un trabajo interno que vale todo el esfuerzo del mundo. Esas personas no nacen así, tal vez sus almas traen ya un adelanto, pero siempre es un trabajo que hicieron, y siguen haciendo aquí en la tierra.

Es por eso que se ha dicho que somos los únicos responsables de lo que vivimos, porque en el sustrato de nuestro mundo interno tenemos que tomar decisiones, atendiendo o desatendiendo las pulsiones de nuestro lado oscuro. En los momentos primigenios, estas decisiones se hubieron de tomar de manera inconsciente, pero el razonamiento le dio al ser una oportunidad de decidir conscientemente y despegar de las ataduras de los instintos. Como este proceso es un devenir del que no hemos tenido conocimiento, nos parece desconcertante y nos preguntamos: ¿cuándo decidí tener esta vida?... La respuesta es: desde siempre y ahorita mismo.
Quién fue Omraam Mikhaël Aïvanhov:
El 31 de enero de 1900 nació  Michael Ivanoff, en Macedonia, fue discípulo de Peter Deunov, quien impartía la enseñanza iniciática de la Fraternidad Universal, la cual consistía en la unidad espiritual de todos los pueblos y todas las religiones. Dicho conocimiento está inspirado en los principios transmitidos por Jesús y ligada a la Tradición Iniciática de Melquisedec.

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