CADA CABEZA ES UN MUNDO
Así me decía mi mamá, y no tardé en comprobarlo, la complejidad humana salta a la vista. A veces resulta que a pesar de la tan cacareada Matrix, somos tan únicos y a la vez tan parecidos, que no sorprende la policromía de situaciones que generamos en las relaciones, especialmente en las de pareja, porque hoy ya se han probado tantos tipos de comportamiento, que al final, se llega a la conclusión de que mientras más sencillo mejor.
Las relaciones de pareja como situación problemática, es un tema muy reciente, porque la prevalencia de los modelos religiosos alcanzaron a todos los estratos sociales por siglos, aunque siempre se trastocaban y allí venían los problemas, madres solteras, hijos abandonados, como mínimo.
La apreciada e institucional monogamia del pasado, ha sufrido cuestionamientos serios, se ha llegado a comparar por contraste, con el comportamiento errático de los animales, y se han dado de narices, puesto que hay especies monógamas, como el avestruz, y hay muchos más.
Sin considerar la poligamia de países musulmanes, en occidente se ha practicado y se practica dentro de nuestra cultura occidental, en regiones distantes de lo urbano en EEUU. También se ha probado algo que llaman el Poliamor, una especie de contrato abierto, donde se incorporan parejas, que se van relacionando con los miembros ya incorporados, bajo el consentimiento de todos y viviendo bajo el mismo techo, y compartiendo la responsabilidad de los hijos que surgieran de tal situación.
“El poliamor consiste en amar a varias personas a la vez, de forma consensuada, consciente y ética. Quienes lo defienden consideran que el amor no tiene que estar restringido, porque si quieres a alguien deseas lo mejor para esa persona y eso incluye poder ampliar su vida amorosa y sentimental”. poliamormadrid.org
Argumentos que más o menos justifican el modelo, una expresión de la cultura y que al pasar de los años no ha tenido el éxito que esperaban. Asombra que se perciba al amor monogámico como restringido, porque se vincula con una sola persona, cuando la psiquis es tan compleja y basta, que falta vida para seguir compartiendo cuando se encuentra la persona o alma correcta.
La vida sigue y la atracción entre las personas no se debilita, pero ahora se ciñe a cuanta ocurrencia aparezca, incluso se elaboran y firman contratos de fidelidad, con penas económicas para quien las viole. Aunque el matrimonio surgió como una necesidad de reglamentar los derechos sobre descendencia, actualmente es la vida afectiva la que ha tenido que respaldarse para proteger beneficios y herencias.
No obstante, la monogamia se ha visto intervenida con ocurrencias post matrimonio, cuando las parejas de mutuo acuerdo deciden cambiar las expectativas que traían y acuerdan incorporar a otras personas a la relación especialmente sexual, o, tomarse un tiempo, en el cual se sientan libres del compromiso marital para tener relaciones con otras personas. Ingenuamente han creído que variando la situación sexual, puedes lograr recuperarse del tedio monogámico, el cual si era sentido, más bien podían resolver con una separación. Es casi estadístico que ese tipo de ocurrencia deteriora aun más la relación, porque la complica y la confunde.
Que felices han sido quienes han podido encontrar un vinculo de alma con otra persona, en lo cual nunca surgiría el tedio, la curiosidad, el deseo de libertad, el aburrimiento, muy al contrario, donde se ha podido encontrar la reciprocidad completa.
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